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Jueves, 7 de julio 2016, 20:46
Hay gente supersticiosa que no consiente trece comensales sentados a la mesa. Ruth Beitia, ahora tres veces campeona de Europa, no es de esa clase. Al contrario, le gusta el número 13, la terminación del número que juega con su madre a la lotería ... y desde hoy el número de medallas internacionales que ha ganado en categoría absoluta.
1998
Octava en el Mundial júnior de Annecy (Francia)
2001
Campeona de Europa sub 23 en Amsterdam
2002
Quinta en la Copa del Mundo de Madrid
2003
Quinta en los Mundiales en sala de Birmingham
2005
PLATA en los Europeos en sala de Madrid
. Campeona Juegos Mediterráneos en Almería
2006
BRONCE en los Mundiales en sala de Moscú
2007
BRONCE en los Europeos en sala de Birmingham
. Sexta en los Mundiales al aire libre de Osaka
2008
Cuarta en los Mundiales en sala de Valencia
. Séptima en los Juegos Olímpicos de Pekín
2009
PLATA en los europeos en sala de Turín
. Quinta en los Mundiales al aire libre de Berlín
2010
PLATA en los Mundiales en sala de Doha
. Sexta en los Europeos de Barcelona
2011
PLATA en los Europeos en sala de París
2012
ORO en los Europeos de Helsinki
. Cuarta en los Juegos de Londres
2013
ORO en los Europeos en sala de Gotemburgo
. BRONCE en los Mundiales de Moscú
2014
BRONCE en los Mundiales en pista cubierta de Sopot
. ORO en los Europeos de Zúrich
2015
Quinta en los Europeos en sala de Praga
. Quinta en los Mundiales de Pekín
2016
PLATA en Mundiales en pista cubierta de Portland
. ORO en los Europeos de Amsterdam
La mejor atleta española de todos los tiempos prosigue impertérrita su colección de metales sin acordarse de que su carné de identidad le adscribe desde hace dos años, ahora tiene 37, a la categoría de veteranas, en la que tiene el récord mundial para mayores de 35 con una marca de 1,98, justo la que hoy le dio su tercer oro europeo.
A lo largo de su dilatada carrera deportiva, que alcanza ya los 27 años, ha disputado justamente 27 finales en alta competición (2 olímpicas, 13 mundiales (5 al aire libre, 8 en sala) y 11 europeas (5 a la intemperie, 6 a cubierto), y ha ganado, con esta, trece medallas.
Optimista a toda prueba, sólo una vez se dejó llevar por la melancolía y sucumbió a la tentación del abandono. Sucedió después de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Unas semanas antes había aprobado, al fin, su asignatura pendiente -la medalla al aire libre- y el cuarto puesto en la final olímpica, cuando ya tocaba la presea, le produjo una decepción que la llevó a dejar el atletismo.
Sólo durante un par de meses. Ella achaca su pronto regreso al mal tiempo, que no le dejaba practicar aficiones como el patinaje, pero fue, probablemente, una excusa para volver a la disciplina de los entrenamientos en La Albericia.
El destino le reservaba todavía grandes éxitos. Los cuatro años de propina que se regaló Ruth Beitia después de un amago de retirada en 2012 continúan surtiendo de metales a la discípula de Ramón Torralbo, su "cincuenta por ciento", como reitera en cada competición, como un mantra.
Campeona de Europa en Helsinki 2012, revalidó su título en Zúrich 2014, un año después de haber logrado en Moscú su primera medalla -bronce- en un Mundial al aire libre.
El quinto puesto de los Mundiales de Pekín 2015 le dejó un regusto amargo que desapareció seis meses después con la medalla de plata en los Mundiales en pista cubierta de Oregón con la misma marca (1,96) que la campeona, la estadounidense Vashti Cunningham, 18 años más joven.
Beitia, la mujer que susurra a los listones antes de atacarlos, es atleta desde los 10 años y disfruta de la combinación perfecta para triunfar en cualquier deporte: calidad y garra competitiva, además de una rara habilidad para no lesionarse.
Mientras a su alrededor otros miembros del equipo español son presa de enfermedades y lesiones cuando llega la gran competición, ella siempre está disponible, a su mejor nivel.
Con una marca de 2,02 al aire libre y de 2,01 bajo techo, Beitia se ha ganado una merecida reputación de saltadora casi infalible, omnipresente en los grandes campeonatos y en la lucha por las medallas.
Sus mayores éxitos, las preseas al aire libre, las que otorgan el verdadero rango a una atleta, le llegaron casi sin proponérselo, cuando maduraba la idea de la retirada.
Torralbo recuerda siempre que Beitia ha jubilado a tres generaciones de saltadoras de su edad, rusas, ucranianas y americanas. Y ella sigue ahí arriba, siempre en torno a los dos metros (su récord es de 2,02). "Yo no me he movido, son ellas las que han bajado a mi nivel", explica.
Nunca se ha machacado en los entrenamientos y empezó a hacer esas muy tarde, de ahí que su cuerpo le devuelva la gentileza.
Ahora, con 37 años, se entrena mucho menos, poniendo más énfasis en la calidad, y los resultados demuestran el acierto de su estrategia. "Disfrutar es el mejor camino hacia el éxito", dice.
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