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Marcos Menocal
Domingo, 4 de septiembre 2016, 17:18
os griegos viven en la playa.Puede ser un tanto atrevido afirmar algo así, pero lo cierto es que cuando se juega en la arena los cariocas siempre llevan la voz cantante. En la jornada de ayer, la playa de El Sardinero acogió algo insólito: ... Un Mundial de palas. El nombre de la competición que logró reunir a más de 1.000 participantes fue I Abierto Internacional de Palas-FrescobolSantander 2016. Lo de Frescobol viene porque es así como le llaman en un gran número de países al popular juego de las palas que en el litoral cántabro es más que un clásico. Durante el fin de semana, tal ha sido el espectáculo vivido que se han batido tres récords: El de mayor participación, mayor número de países representados así como el mayor tiempo de juego consecutivo. Todo eso ha sido posible en la capital cántabra, y entre todos los valientes, los helenos demostraron que el sol, al arena y la playa son para ellos.
Septiembre siempre es un mes que reúne en Cantabria a muchos visitantes.La meteorología es tan caprichosa que a veces prefiere alargar el verano tanto que ya nadie sabe ni cuando empieza ni por supuesto cuando termina. Así las cosas, desde el pasado viernes, El Sardinero ha sido el escenario perfecto para organizar algo que surgió de la mano del palista cántabro José Manuel Torre un loco de las palas como le llaman los que le conocen. A este enamorado de la especialidad se le ocurrió montar un Mundial en su casa. Meses después lo consiguió. A los responsables de esta disciplina en medio mundo les pareció la idea tan atractiva que no dudaron en acudir a la cita.La participación se desbordó. ¿Quién esperaba reunir a 1.000 jugadores? Nadie. Nunca antes un evento de estas características logró sumar tantos adeptos en un fin de semana. Ni tampoco antes, miembros de 50 nacionalidades distintas se habían inscrito para jugar juntos. Puestos a superar registros, desde las 8.00 horas del viernes hasta las 18.00 horas del domingo, 58 horas consecutivas, siempre hubo alguien jugando a las palas en la playa.Parece fácil, pero desde luego no lo es.
Algo difícil de olvidar
Una máquina se situó en el centro del juego; midió la velocidad, potencia y veces que se golpea la pelota. El 75% de la puntuación de cada pareja lo midió su software y el 25% restante, los jueces.Ellos juzgaron la dificultad y complicación con la que se devuelve la pelota. Cada pareja participante jugó una partida el sábado y otra el domingo y el cómputo global de ellas permitió que las diez primeras se clasificasen para la final. De entre ellas, la brasileña fue la mejor, seguida de la griega.El primer dúo español acabó en quinta posición. Quizás lo más importante no fue la clasificación y sí la cantidad de personas que atónitas siguieron el juego en plena arena. Desde este fin de semana, jugar a las palas en Santander ya no será lo mismo.
Entre las parejas cántabras destacó la formada por Chisco Canales y Óscar García, que resultaron los primeros palista locales y sextos del open internacional. Canales destacó «el éxito de la organización y el lujo de poder jugar con gente de tantos países diferentes, ¡aunque yo me quedo con la pala cántabra de toda la vida!», comentó entre risas.
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