Beitia, dieciséis veces de oro

Me haría mucha ilusión igualar a Manolo, porque es un gran amigo mío. Compartir con él ese número de títulos sería un gran honor. Beitia siempre se afana en huir de los comentarios sobre esa absoluta previsibilidad de la altura femenina en el Campeonato de España de pista cubierta. Porque la campeona olímpica en Río está, literalmente, a años luz de sus rivales. A Salamanca, las siguientes en el ranking de la temporada, Cristina Ferrando, Claudia Guri y Saleta Fernández -compañera de entrenamientos de Beitia en Santander con el grupo de Ramón Torralbo- llegaban con una mejor marca de 1,80 metros. La altura en la que la santanderina ha calentado en los últimos mítines que ha hecho en Europa. Un listón muy bajo para ella y que ha usado para desperezarse y entonar un poco ese sartorio que le ha dado algo de lata y que le ha impedido no estar al 100% en Salamanca. Pero a pesar de que Beitia salta sin ninguna rival en el Nacional bajo techo, siempre acude. Es su competición fetiche. Del abanico de competiciones en las que la cántabra tiene títulos, de ninguno tiene más que en este.

Pero del de este fin de semana en Salamanca no era un campeonato más. Era el primero a nivel nacional tras aquella noche de Río. Si ya Beitia era una grandísima estrella del atletismo español, desde aquella medalla de oro olímpica es una leyenda. Y en cuanto hizo su aparición en la coqueta pista cubierta 'Carlos Gil Pérez' de la capital charra, todos los que ya estaban en las gradas a las diez de la mañana se pusieron en pie para ovacionar a la santanderina. Nobleza obliga. Llegaba la reina del fin de semana. En la grada su entrenador, Ramón Torralbo, su hermana Inma, su psicóloga Toñi Martos... El entorno más íntimo de la santanderina para volver a recobrar en las pistas esa regularidad y rutina que la medalla de oro en río, en forma de mil y un homenajes, ha trastocado en estos meses.

De nuevo, la competición en sí no tuvo ninguna incertidumbre. La madrileña Cristina Ferrando (Playas de Castellón) tiraba sus tres intentos en 1,82 para ser tercera. Y la gallega Saleta Fernández volaba a la segunda sobre esa altura para asegurar la plata y lograr su mejor marca de la temporada. En ese listón debutaba la campeona olímpica para, de facto, asegurar el oro. Su amiga Saleta no pudo con el 1,85 y de nuevo, Beitia se quedó sola contra el listón. Renuncias en las siguientes alturas y, a la primera, sobre 1,90. Sobrada. El siguiente envite ya era de postín. 1,96, lo que supondría su mejor marca de la temporada. Y por ahí pasó imperial la santanderina. El concurso se ponía de lo más interesante. Y eso que Beitia estrenaba novedad. "Esta vez le ha tocado a Ramón ser el rocambolesco y el loco", señalaba la cántabra tras el concurso en declaraciones a Televisión Española. El miércoles decidieron volver a cambiar la carrera de la santanderina.

La plusmarquista española subió la apuesta. Pidió dos metros. Igualar la mejor marca mundial del año en poder de la lituana Airine Palsyte. El primer listón besó el suelo. Nulo claro al derribarlo con el brazo en la subida. El segundo, también fue fallido, aunque la cántabra voló sobre la barra y fue su espalda la que marró el intento. Quedaba el último. Volvían a repetirse los rituales de gestos, petición de palmas al público... En la carrera del listón el ajuste no fue bueno y la santanderina no saltó para volver a iniciar todo el proceso. Y de nuevo su brazo derecho en la subida, tiró la barra al suelo. El decimosexto campeonato de España consecutivo y la mejor marca de la temporada. Una mañana de domingo redonda en Salamanca.

Gutierrez, bronce en peso

Quien también repitió la medalla del año pasado fue la cántabra Elena Gutiérrez, en lanzamiento de peso, al realizar un mejor tiro de 14,56 en una final en la que la intratable Úrsula Ruiz se colgó el oro y María Belén Toimil se hizo con la plata. De esta forma, Cantabria repite el buen balance de 2016, con los mismos protagonistas y los mismos metales: Beitia y Tobalina, oro, y Gutiérrez, bronce.