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Víctor Puente
Lunes, 3 de abril 2017, 07:27
«Para que nuestros rivales nos ganen sólo tienen que jugar mejor que nosotros». Lo dijo Pablo Lima a pocas horas de debutar en la nueva temporada de World Padel Tour que arrancó esta semana en Santander con la celebración del Trofeo Año Jubilar Lebaniego. Lo que nunca imaginó uno de los jugadores que dominan el circuito desde hace dos años junto a Fernando Belasteguín es que la pareja que más les acecha en la clasificación se aplicara el cuento tan pronto.
El español Francisco Serrano y el argentino Carlos Gutiérrez, números dos del mundo, se rebelaron ayer en el Palacio de los Deportes contra la tiranía de la pareja argentino-española en una final que será difícil de olvidar por la espectacularidad de los puntos, la entrega máxima de los jugadores y la dosis de emoción que dieron durante más de dos horas y media de pádel del más alto nivel. 'La Ballena' rugió como nunca con cada golpe y con cada punto.
Dejadas en la red con toques liftados casi imposibles. Increíbles derechazos armando el brazo de arriba hacia abajo como si de la pala saliera una bola de fuego. Defensas numantinas como si de proteger la muralla de un castillo se tratara. O las espectaculares salidas de pista para devolver bolas perdidas que hacían levantar al público de las gradas. Todo valía y gustaba. «¡Esa bola era imposible!» «¡Estos chicos son de otro planeta!» «¡Pero como puede llegar a esa!» «¡Vaya dejada!».
El éxtasis en la grada hacía pensar que el resultado del partido iba a ser lo de menos, pero los que se jugaban los cuartos dentro de la jaula no venían de paseo a Santander. Nada de 'globetrotters'. Estaba en juego el primero torneo del año. El que ha elegido Santander como primera sede y el que marcará el resto de la temporada de pádel.
El primer set fue un reflejo de la igualdad de calidad que había entre las parejas. Ninguno daba una bola por perdida. Cada pareja aseguraba su servicio, pero eran Belasteguín y Lima los que, al empezar sacando, dominaron la primera manga. Pero antes de llegar al 6-4, hubo tiempo para descubrir los diferentes estilos de unos y otros. Los dueños del trono mundial apostaban por bolas menos espectaculares y más prácticas para asegurar los puntos, buscando siempre posiciones cómodas para armar el brazo de volea en la red. Navarro y Gutiérrez preferían ataques más arriesgados con bolas bajas y raseadas para buscar las cosquillas de sus rivales. La pareja número dos del mundo también enseñó desde el primer momento su dura defensa y los increíbles derechazos del español Navarro. La afición se lo agradecía animándole con un «¡Dale candela!» que tanto sonó en 'La Ballena durante la mañana de ayer.
El segundo set comenzó como el primero. Respeto absoluto al rival, asegurar el servicio y esperar el fallo del otro para romper el partido. Así lo hicieron Navarro y Gutiérrez en el decimotercero juego. Sacaba Belasteguín pero Navarro resolvió el juego con un derechazo en la red que sacó la bola de la pista. 1-2. El español y el argentino tomaron el mando del partido y no lo soltaron hasta el final. El segundo set acabó con un 6-4 a su favor.
El tercero ya olía a 'tie break' por la igualdad en la pista. Ninguno de los dos equipos soltó su servicio, llegando el partido al 6-6. Belasteguín falló una bola fácil que acabó en la red y desató la euforia en las gradas porque el público no quería que el partido acabara. Pero lo más emocionante estaba por llegar. Belasteguín y Lima dominaban claramente el marcador (4-1). Pero en esos momentos Navarro decidió hacer de las suyas con su poderosa derecha. Varios misiles lanzados desde el fondo de la pista acabaron con la bola casi en las gradas y con el luminoso más igualado. La puntilla llegó con el 5-5. Navarro sacó otros dos misiles de derechas y daba la vuelta al marcador por primera vez en el 'tie break'. Y como en toda gran final, un detalle siempre es el que inclina la balanza. Belasteguín mandó la bola a la red y el júbilo se apoderó de las gradas y de la pareja ganadora. «Esperemos que esta temporada lleguemos a más finales y las podamos ganar como hoy», confiaba el español antes de recibir el trofeo de ganador junto a su pareja, el argentino Gutiérrez.
Contra todo pronóstico
De sorpresa en sorpresa. Así se puede definir el paso de la pareja Marta Ortega y Ariana Sánchez por este primer abierto de la temporada. La joven pareja veinteñera, que ocupa los números 12 y 16 del ránking mundial, se coló en semifinales contra todo pronóstico, donde también desafiaron a las estadísticas al vencer a la mejor pareja del cuadro femenino: Marrero-Salazar.
Ayer, en la última parada de su inesperado sueño, les esperaban las números 3 del mundo. Elisabet Amatriaín y Patricia Llaguno, que tampoco pudieron hacer nada frente a la sorpresa del cuadro femenino.
Prueba de ello fue el primer set donde la joven pareja logró un 6-4, dominando en todo momento el marcador a base de una buena colocación en el campo, una gran compenetración en las jugadas y, sobre todo, a base de mover a sus rivales de un lado hacia el otro de la pista. En el segundo set volvieron a salir enfuchadas a por la victoria, pero en esta ocasión las más veteranas de la pista azul opusieron algo de resistencia, llegando a un largo y disputado 'tie break' que resolvió Sánchez (9-7) con su abanico de golpes. «Ha sido el torneo soñado. No podíamos pedir más a este arranque de temporada», declaraba exultante la española.
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Ana del Castillo
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