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Las sonrisas fueron de alivio. También de celebración, de alegría, pero sobre todo de sensación de quitarse un peso de encima. Y es que desde ... que el pasado mes de octubre Hermanos Borbolla les volteara dos chicos en contra para arrebatarles la final de la Copa Federación Española (FEB), en Andros tenían entre ceja y ceja quitarse la espina. Lo hicieron ayer a costa de Casa Sampedro, al que doblegaron por 4-2 en un partido en el que los de Torres no pudieron dedicar un trofeo póstumo a Manolo Oliva, su recordado presidente fallecido este pasado mes de junio.
Apenas una hora después de que su hijo ganase el Campeonato de España infantil, Carlos García tiro de un carro que, esta vez, no descarriló. Andros necesitaba un título, porque las peñas que quieren ser grandes necesitan títulos. Y ellos, hasta ayer, este año no habían tocado pelo. El trofeo ha llegado, además, en una competición que el año pasado rozaron y que dejaron escapar cuando ganaban dos a cero a Borbolla en la final y tenían el tercer parcial a tiro. El partido de ayer fue bueno de birle y de supervivencia de tiro. Los de Las Fraguas subieron mejor, lo que les valió para contrarrestar las virtudes birladoras de los de Torres, liderados por un David Penagos en estado de gracia.
Andros
Óscar González (c), Lolo Lavid, Carlos García, Gonzalo Egusquiza.
4
-
2
Sampedro
Alfonso Díaz (c), Jairo Arozamena, Pablo Fernández, David Penagos.
Árbitro Pablo Posadas Aguado.
Bolera Severino Prieto (Torrelavega).
Como durante todo el torneo Óscar González capitaneó a los de Iguña, con Gonzalo Egusquiza ocupando lugar en la formación inicial. A diferencia de lo ocurrido ante Camargo, los ayer locales optaron por el tiro corto, dieciséis metros, para enfrentarse a la raya máxima a la mano colocada por Alfonso Díaz. Desde esos metros y con el emboque en el mismo lugar, un palmo más arriba de la diagonal, Sampedro lo bordó ante Peñacastillo en semifinales, una circunstancia que no se repitió porque El Junco embocó con su primera bola para encarrilar una cifra de 49 palos. A bolos, muy complicado. Por eso desde los lanzamientos iniciales los de Torres se volcaron a por un acierto supremo que no llegó.
De segundas tampoco hubo sorpresas. Sampedro, diecinueve metros; Andros, butrón al pulgar. En un chico de sensaciones contrapuestas, los del Besaya subieron mal y se centraron de birle para, con una bola de cinco clave de Penagos, lograr un cierre que, en ese momento, era oro. Por lo que obligaba al rival y porque les metía en el partido. La subida de los del Valle de Iguña fue igual de pobre que la de su oponente y, además, con el hándicap de una corta de cinta de Gonzalo. El partido volvía a empezar con dos chicos menos por delante.
La mala suerte se cebó con Alfonso Díaz cuando cerraba una subida que llevaba marchamo de matar el cierre de Andros. Con un birle cómodo la madera se cruzó en una bola que iba al dos y que tuvo que volver hacia el tiro al no superar la raya. Pese a ello, no estuvieron lejos de llegar a una obligación que los locales impusieron gracias a una gran primera parte de la tirada.
A las dos partidas les estaba costando más subir que bajar, algo que se puso de manifiesto en un cuarto parcial en el que Sampedro no arregló de birle su peor versión del tiro y en el que Andros, que no subió mejor, cerró gracias a un gran inicio y un remate con cuatro de Óscar y un panojazo de Carlos.
En busca de un revulsivo Alfonso viró el emboque al pulgar y puso a David Penagos a abrir. Con la bola de apertura de Carlos enredada en la caldera por escasos centímetros, era la oportunidad de Casa Sampedro para recortar distancias. No lo hicieron de primeras y, de segundas, se encontraron con que después de una subida de emociones de Andros, con un emboque y dos bolas quedas, necesitaban 37 para ganar. Eso, o el partido se acababa. Esta vez, la subida fue buena.
En el sexto, y con el emboque casi inaccesible, Sampedro todavía no había sumado con las cuatro primeras bolas. La cifra era insuficiente para cerrar, y eso que, como todo el partido, el birle supuró parte de la herida. Andros tenía su primera bola de partido y, aunque Carlos no abrió bien, Lolo Lavid espatarró sus dos lanzamientos para encarrilar a un cierre que bien valía un título.
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