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En los bolos, nunca se marcan goles en los últimos minutos. Pocas veces el heroísmo en forma de barro o agua hace su aparición. La ... épica bolística está ligada a pegar encima del primero, estacar y alcanzar el santo grial de la madera: el emboque. Uno de esos, probablemente una bola suelta de Lolo Lavid que no buscaba el premio, sirvió este viernes para que Andros La Serna triunfara en la final de la Copa Apebol ante J. Cuesta por 4-3 y se llevara, en su estreno en la élite, el primer trofeo de su historia. Es un recién llegado, pero el cuadro de Las Fraguas ya se sienta en la mesa de los grandes.
El primer acto del duelo estuvo marcado por los nervios típicos de los partidos decisivos. O por el miedo, que es libre y en los bolos también existe. Algún espectador apuntaba incluso que lo que había era pánico. Quizá excesivo, pero descriptivo de los dos birles de Andros en el chico. Tras subir 19, bajaron exactamente los mismos palos. Impensable diez minutos antes. J. Cuesta tampoco entró bien en el partido y perdonó, aunque se agarró al chico gracias a dos birles consecutivos de cinco. De segundas, más de lo mismo. El primer bolo estaba vetado para los que actuaron este viernes como locales, que mandaron a ganar a 36. La subida de los de Cerrazo llevaba trazos de vencedora, pero un bolo se cruzó en la trayectoria del primer lanzamiento de Isaac López y frustro el camino a la victoria parcial.
Si los del Valle de Iguña no habían sorprendido con su distancia de tiro, los dieciocho metros, J. Cuesta tampoco lo hizo y se posicionó en los dieciséis para encarar la raya máxima al pulgar que colocó Lolo Lavid. Pese al cambio, el segundo parcial no varió el rumbo del juego, demasiado irregular por ambas partes. El que perdonó esta vez fue Andros, que no cerró de postre lastrado por dos bolas quedas y vio cómo, guiados por Gonzalo Egusquiza, sus rivales sí acertaban de segundas. El resultado, empate a uno en el marcador.
Más asentadas sobre el albero, las dos formaciones se repartieron el siguiente par de chicos. En ese momento entró en el partido Isaac López, desconocido hasta entonces, y que había subido unos palmos el emboque como posible defensa. El valdáligo estaba siendo el peor de los suyos, pero en el tercero acertó dos veces para unir fuerzas con el cachi logrado por Sagredo y matar la jugada de 47 lograda por Andros, En el cuarto derribó cuatro con la última para certificar una cuarentena para la que fue decisivo el penúltimo lanzamiento de Egusquiza, que llevó cinco palos. El cierre no sirvió de nada por culpa de otra bola decisiva, una de cuatro de Pablo Lavín que dejó a tiro de panojo el empate en el marcador.
En el quinto, Andros cambió la estrategia. Lolo Lavid envió a los suyos de nuevo a los dieciocho metros, aunque tras ver que J. Cuesta repetía emboque ordenó a Gutiérrez ser el encargado de abrir el tiro. La variación no surtió efecto y el que es uno de los mejores abridores de la Liga coló su primer tiro y dejó en la caldera el segundo. A partir de ahí la jugada fue en barrena y J. Cuesta no perdonó con otros dos emboques de Sagredo e Isaac.
En la que podía ser su última bala del partido, Lolo Lavid apostó por colocar el cachi a la mano, una táctica que les había dado resultado en el cuarto parcial y que parecía que iba a funcionar en el sexto. J. Cuesta se quedó lejos del cierre, lastrado por una queda de Lavín; y Andros, pese a perder en la caldera un lanzamiento de Pedro, subía diecinueve. Sin embargo, inexplicablemente, los de Las Fraguas encadenaron error tras error y no llegaron a 40. Tampoco los de Cerrazo acertaron en su segundo turno, por lo que el partido se iba a decidir a cara o cruz… Después de tener que birlar Pinta y Gutiérrez las dos últimas al panojo.
La primera final del año y todo se iba a decidir en el desempate, con el toque de queda sobrevolando sobre los aficionados. Tras caer de tiro largo en sus dos últimos turnos, Andros cambió radicalmente de estrategia y se bajó a catorce. Isaac puso el emboque al pulgar sobre la diagonal. La suerte estaba echada.
Desde ese tiro y esa raya el corazón de los aficionados de Andros se encogió cuando Lolo Lavid lanzó su primera bola. Templada, hacia atrás, derribó un bolo y pasó la raya. La segunda fue encima del primero, en el sitio y no falló. Emboque hasta la bola, de valor veinte y suspiros de alivio en las caras de los jugadores. J. Cuesta lo intentó, pero el destino había decidido. Andros La Serna era el campeón de la Copa Apebol 2021.
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