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Andros pone tierra de por medio ante Peñacastillo. Los del Valle de Iguña se llevaron este domingo un encuentro al que los de Cañas llegaron tarde, del que los de casa se fueron y que finalmente se decidió con un sexto parcial a la altura ... de los jugadores que había sobre la bolera. El 4-2 final hace justicia a lo visto y sirve para que los de Lolo Lavid tengan tres puntos de ventaja sobre los capitalinos.
El encuentro iba más allá de estados de forma y estrategias. Porque, aunque sea la segunda jornada los jugadores saben que no es un partido normal. Cómo iba a ser capaz de templar nervios Lolo Lavid, la vuelta de Mario Pinta a Las Fraguas o el miniduelo particular entre Víctor y Óscar eran alicientes suficientes para que El Carmen se quedase pequeño. Lejos todavía de los Rotella-Roper o de los Roper-Borbolla, el duelo amenaza con ser el clásico bolístico de los años 20 del siglo XXI. De entrada, en los visitantes fue titular Sebi Iturbe, en detrimento de un José Manuel González con un problema muscular que ni siquiera se vistió de bolista.
Como en todos los partidos grandes, es el turno de los gallos. De las estrellas, de los que tienen que asumir responsabilidades. Lo hizo Óscar en la apertura, cuando encarriló un parcial que se había complicado después de que su capitán embocase con su primer lanzamiento y echara un caballo abierto con el segundo. Víctor había puesto el emboque un poco 'por ahí', cerca del tercer bolo de la esquina de la mano, y El Junco hizo diana con la última bola para mandar a su rival a 49 palo. Lo rozó el Campeón de España, sus compañeros no se aproximaron y el primer golpe del partido lo daba el aspirante.
El campeón no había comparecido en el primer chico, y tampoco lo hizo en el segundo. Lolo sorprendió llevando el cachi hasta pegarlo al tablón de la mano sobre la raya máxima y el desconcierto cundió en un cuadro santanderino que perdió dos bolas por el camino, una por un caballo de Sebi y otra que dejó Haya en la caldera. Sin presión y tras un mal birle Andros no cerró, pero la ventaja fue suficiente para anotarse el parcial. Y eso que el campeón dio muestras de respirar de segundas.
En ese instante el partido estaba en la misma situación que el de la temporada pasada, con ventaja de 2-0 para Andros. Aquella mañana Salmón optó por poner el emboque favorable, a priori, a los intereses del rival, algo que Víctor repitió con diferente resultado. Y es que, de mano y desde el fondo del corro, Lavid repitió acierto supremo y con una sólida tirada Andros envió a su rival de nuevo a una bolada a al que no llegaron. Todos los emboques que entraron el día de la final de la Copa Apebol no se materializaron, las bolas que tenían que caer sobre el primero se desviaban y, para colmo, una del capitán del equipo que cayó sobre el segundo se cruzó con madera traicionera que la dejó en la caldera.
Andros
4
-
2
Peñacastillo
Árbitro: José Alberto García Velarde
Bolera: El Carmen (Las Fraguas)
Incidencias: Buen ambiente en un corro de Las Fraguas prácticamente lleno en una soleada mañana primaveral
El campeón estaba en la lona, con el árbitro en plena cuenta y los corredores preparándose para hacer frente a las apuestas cuando llegó el birle del cuarto chico. Peñacastillo había subido trece desde diecisiete metros, no se vislumbraba el cierre y sí la oportunidad para que los locales sentenciaran. Sin embargo, bola a bola los de Cañas entraron en juego y, con una bola de tres del hasta ese momento desconocido Sebi Iturbe, llegaban a 40. Con la bolera cada vez más rápida, los de casa no llegaron a la obligación.
En el tiro del quinto el partido ya tenía aroma de cambio. Andros se mantuvo en veinte, Víctor trazó la raya al medio a todo juego y después de que los de Las Fraguas se quedaran a un paso del cierre después de una corta de cinta de Óscar, Peñacastillo recortaba más distancias al irse hasta un cierre holgado cimentado en una gran subida. De la distancia máxima y la raya al medio.
Quedaba una bala para ambos. La de Andros, para sentenciar. La de Peñacastillo, para sobrevivir. El epílogo se decidió desde diecisiete metros y con la raya máxima al pulgar. Los de Cañas comenzaron mal la subida, perdieron una bola de Mario Pinta en la caldera y solo derribaron catorce. Parecían insuficientes, pero habían llegado a tiempo a El Carmen para birlar 31 con siete bolas. El partido parecía abocado al empate, hasta que volvió a aparecer El Junco. Con el emboque escondido y, pese a la buena subida, el Campeón Regional machacó al primero para, finalmente, dejar los dos puntos en casa.
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