El Año Jubilar Lebaniego del Sinfín

El Balonmano Sinfín se proclamó ayer vencedor del Trofeo Año Jubilar Lebaniego al imponerse por 34-26 al Villa de Aranda, después de ofrecer una imagen completamente diferente a la del pasado viernes, jornada en la que cayó derrotado ante el Huesca. Los cántabros perdieron el sábado con los castellanos por un gol (30-31), por lo que ayer hubo que recurrir al gol average por el empate a puntos entre los tres equipos. Finalmente, el cuadro santanderino fue el que se llevó el trofeo por tres goles de diferencia sobre sus rivales.

El partido de ayer borró de la retina de los aficionados la imagen dada el viernes por los de Rodrigo Reñones. El equipo se mostró muy serio en defensa y con buen criterio en el ataque, a lo que hay que unir que todos los jugadores cumplieron perfectamente su cometido, sobre todo con una defensa agresiva y con anticipación lo que propició que, a falta de cinco minutos para el final, llegasen a mandar por once goles (33-22).

El partido comenzó con los dos equipos planteando un claro 6-0, pero el que se llevó la mejor parte fue el conjunto de Reñones que logró frenar el ataque rival y en última instancia, el meta Ernesto detuvo los lanzamientos de los delanteros del cuadro rival. Los cántabros jugaron con buen criterio los contraataques que acabaron en manos de Postigo y Muñiz, que lograron romper la igualdad a los diez minutos con un contundente 8-4.

Con el marcador de cara, los santanderinos consiguieron buenas acciones en ataque con Río como central, ordenando siempre el juego de los suyos. Por el Villa de Aranda solo Moyano logró crear algunos problemas a la defensa local. Con cuatro goles de ventaja (19-13) se llegó al descanso.

En la continuación y desde la salida, el Sinfín no dejó lugar para la duda y se mantuvo dominante. Aunque los del Villa de Aranda igualaron en el juego durante los primeros quince minutos de la continuación, el marcador reflejó un 25-19 a favor de los locales. Pero a partir de ahí, los santanderinos tomaron el dominio del encuentro y comenzaron a fraguar una victoria que les dio al final el título. A falta de diez minutos, el parcial era de 31-21, para cinco más tarde llegar a la máxima diferencia del encuentro con once tantos.

El buen trabajo continuó, con los canteranos Valverde, Nikolai y Prieto en la pista. A ellos se unió Makaria en la portería que detuvo algunos lanzamientos complicados desde los seis metros. Con el partido encarrilado la diferencia en el marcador aumentó y jugadores como Amarelle y Calderón fueron ganando en confianza para sentenciar el encuentro a favor de su equipo.