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Aser Falagán y Gráficos: Gonzalo de las Heras
Santander
Miércoles, 14 de junio 2023
Las traineras tienen su origen en los barcos pesqueros del Cantábrico, en su origen dotados no solo de remos, sino también de vela, en los que se salía al bocarte y otras muchas especies, incluidas ballenas que terminaron por desaparecer de la zona hace más de un siglo. La prisa por llegar al banco y conseguir la mejor zona o pieza y por regresar a la lonja para marcar el precio puede ser el origen de las competiciones, que comenzaron ya en el siglo XIX. La regata más importante del calendario, la Bandera de La Concha, se celebra desde 1879.
Originalmente de madera, las traineras se fabrican ahora en fibra de carbono para que sean más ligeras –en ocasiones deben llevar lastre por reglamentación– y cuentan con 16 tripulantes. El patrón, por lo general extremadamente ligero y de menor estatura que el resto, lleva el timón y dirige el barco; siete remeros a cada costado y el proel, que se coloca en proa, donde en las tareas pesqueras se situaba el arponero.
En el formato más habitual (hay otros), una regata consta de tres millas repartidas en cuatro largos. Los barcos se reparten en tandas de cuatro por sorteo o de acuerdo con su clasificación, mientras que la calle (cada cual debe respetar la suya) se reparte siempre a suerte. El recorrido está balizado por ocho boyas, dos por calle. Los barcos parten de una baliza a la que se sujeta el patrón a través de una estacha y al darse la salida comienza la boga.
Al alcanzar la segunda baliza, el barco debe virar. Mientras los remeros de un costado reman hacia delante (bogan), los de la contraria lo hacen hacia atrás (cían), y el proel clava en el agua el remo de bayonar o espaldilla para finar el barco y que la maniobra sea más cerrada, ganando así tiempo. Se encara después el regreso hasta completar cuatro largos y las citadas tres millas. El ritmo de paladas por minuto suele rondar entre las 36, una vez se alcanzar la velocidad de crucero y las 40, y un poco más en los sprints, que se denominan champas. La regata de La Concha, sin embargo, se disputa a dos largos con una sola ciaboga. Se parte casi de la playa y se rema más adentro, con lo que en el largo de vuelta se aprovecha la propia corriente en lo que se denomina empopada. La pericia del patrón a la hora de coger la ola buena es entonces vital. También existe el formato contrarreloj, en el que los barcos bogan por la misma calle con una diferencia de dos o tres minutos, algo frecuente en las regatas en ría, y la travesía, una singladura en la que salida y la meta no coinciden y sin virajes por baliza. La Bandera Sotileza es el ejemplo paradigmático en Cantabria.
Las dimensiones y los pesos actuales están regulados por el reglamento de competición. La mayoría de los clubes regatean con botes fabricados en el mismo astillero, con un diseño externo común.
Puntal mínimo a popa
Puntal mínimo a proa
Eslora máxima
0,75 m.
12 m.
0,95 m.
Peso mínimo
200 kg.
Proa
Popa
Babor
Estribor
Manga mínima de la cuaderna maestra
1,72 m.
La bancada
La separación entre banco y estribera es regulable para adaptarse a la
estatura de cada integrante
Los remos
Por reglamento son de diseño tradicional,
simétricos
De fibra de
carbono salvo la empuñadura, de madera
Longitud
3,55 - 3,60 m.
Puntal mínimo a popa
Puntal mínimo a proa
Eslora máxima
12 m.
0,75 m.
0,95 m.
Peso mínimo
200 kg.
Proa
Popa
Babor
Manga mínima de la cuaderna maestra
Estribor
1,72 m.
La bancada
La separación entre banco y estribera es regulable para adaptarse a la estatura de cada integrante
Los remos
Por reglamento son de diseño tradicional,
simétricos
De fibra de
carbono salvo la empuñadura, de madera
Longitud
3,55 - 3,60 m.
Puntal mínimo a proa
Puntal mínimo a popa
Eslora máxima
12 m.
0,95 m.
0,75 m.
Proa
Popa
Peso mínimo
200 kg.
Babor
Manga mínima de la cuaderna maestra
1,72 m.
Estribor
La bancada
La separación entre banco y estribera es regulable para adaptarse a la estatura de cada integrante
Estribera
Rieles para
regular la posición de las bancadas
(apoyo para los pies)
Banco
(aluminio o madera)
Tolete
Cojín de goma
Durmiente
Cuadernas
(madera
laminada)
Carel
Grosor:
Bañera
15 mm.
(madera)
Fibra de carbono y resinas epoxi
Panel de abeja
Fibra de carbono
Los remos
Por reglamento son de diseño tradicional,
simétricos
De fibra de
carbono salvo la empuñadura, de madera
Longitud
3,55 - 3,60 m.
Puntal mínimo a proa
Los remos
Puntal mínimo a popa
Eslora máxima
Por reglamento son de diseño tradicional, simétricos
12 m.
0,95 m.
0,75 m.
Proa
Popa
Peso mínimo
200 kg.
Babor
De fibra de carbono salvo la empuñadura, de madera
Manga mínima de la cuaderna maestra
1,72 m.
Estribor
Estribera
La bancada
Rieles para
regular la posición de las bancadas
(apoyo para los pies)
La separación entre banco y estribera es regulable para
adaptarse a la
estatura de cada integrante
Banco
(aluminio o madera)
Longitud
3,55 - 3,60 m.
Tolete
Cojín de goma
Durmiente
Cuadernas
(madera
laminada)
Carel
Grosor:
Bañera
15 mm.
(madera)
Fibra de carbono y resinas epoxi
Panel de abeja
Fibra de carbono
Debe ser acompasada, a entre 35 y 42 paladas por minuto aproximadamente. El patrón y los marcas imponen el ritmo.
El brazo interior maneja
El brazo exterior tira
Tiran del remo con la muñeca recta
Fase de recuperación
Fase de
pasada
El repaleo
Sobre el agua, se gira el remo para tener mejor aerodinámica
El ángulo de la pala no varía bajo el agua
El brazo interior maneja
El brazo exterior tira
Tiran del remo con la muñeca recta
Fase de recuperación
El repaleo
Sobre el agua, se gira el remo para tener mejor aerodinámica
Fase de
pasada
El ángulo de la pala no varía bajo el agua
Fase de
recuperación
El brazo interior maneja
El repaleo
El brazo exterior tira
Sobre el agua, se gira el remo para tener mejor aerodinámica
Fase de
pasada
Tiran del remo con la muñeca recta
El ángulo de la pala no varía bajo el agua
Fase de
recuperación
El brazo interior maneja
El repaleo
El brazo exterior tira
Sobre el agua, se gira el remo para tener mejor aerodinámica
Fase de
pasada
Tiran del remo con la muñeca recta
El ángulo de la pala no varía bajo el agua
AVANCE
Se busca un peso medio de la tripulación de 75 kilos (patrón y proel son más ligeros y los centrales más pesados), pero atendiendo a la morfología de cada remero. Prima la eficiencia sobre el peso o el volumen muscular. Además de en el bote, los remeros entrenan con pesas y, sobre todo, con el ergómetro (máquina de gimnasio que simula el movimiento del remo), además de bicicleta, cinta...
Músculos implicados
B= bíceps braquial
T= trapecio
d= deltoides posterior
R= redondo mayor
D= dorsal mayor
Longitud de la palanca: 89 cm.
Estrobo
Banco
Estribera
Encajados en la bancada: quistes y callos son
habituales por el roce continuado.
Juego de pie: se apoya el juanete y se baja el tobillo para trasladar la tensión de las piernas al movimiento de remada
La pala debe
sumergirse lo menos posible pero sin asomar por encima del agua
(un ángulo
incorrecto hunde el remo o lo expulsa a la superficie)
Músculos implicados
B= bíceps braquial
T= trapecio
d= deltoides posterior
R= redondo mayor
D= dorsal mayor
Longitud de la palanca: 89 cm.
Estrobo
Anillo de cuerda
alrededor del tolete y el remo
Banco
Estribera
Encajados en la bancada: quistes y callos son
habituales por el roce continuado.
Juego de pie: se apoya el juanete y se baja el tobillo para trasladar la tensión de las piernas al movimiento de remada
La pala debe
sumergirse lo menos posible pero sin asomar por encima del agua
(un ángulo
incorrecto hunde el remo o lo expulsa a la superficie)
Longitud de la palanca: 89 cm.
Trapecio
Bíceps braquial
Deltoides
posterior
Estrobo
Anillo de cuerda
alrededor del tolete y el remo
Redondo mayor
Dorsal mayor
Banco
Encajados en la bancada:
quistes y callos son habituales por el roce continuado.
La pala debe sumergirse lo menos posible pero sin asomar por encima del agua
Estribera
Juego de pie: se apoya el juanete y se baja el tobillo para trasladar la tensión de las piernas al movimiento de remada
(un ángulo incorrecto hunde el remo o lo expulsa a la superficie)
Trapecio
Longitud de la palanca: 89 cm.
Bíceps braquial
Deltoides
posterior
Estrobo
Anillo de cuerda
alrededor del tolete y el remo
Redondo mayor
Dorsal mayor
Encajados en la bancada:
quistes y callos son habituales por el roce continuado.
Estribera
Banco
Juego de pie: se apoya el juanete y se baja el tobillo para trasladar la tensión de las piernas al
movimiento de remada
La pala debe sumergirse lo menos posible pero sin asomar por encima del agua
(un ángulo incorrecto hunde el remo o lo expulsa a la superficie)
El patrón dirige la trainera, el proel la equilibra en el otro extremo y es clave en la ciaboga. Los marcas, frente al patrón, imponen el ritmo. A su espalda están situados los contramarcas que se sincronizan con ellos. Los centrales aportan watios y potencia en el centro de la embarcación. Contraespaldas y cobres, ya en proa, son muy técnicos y reman gestionando los botes del barco.
En ellos es más importante la técnica y la experiencia. Tienen que aprovechar las olas y saber leer las condiciones de la mar.
Deben ser capaces de mantener el gesto técnico y controlar la frecuencia pese a la fatiga, pues son la referencia para los demás remeros.
Parecidos a los marcas, pero más pesados y con mayor capacidad física. Deben entenderse bien los marcas.
Son el 'motor' del bote. Los más pesados y potentes, dedicados sobre todo a aportar watios.
Híbridos con las capacidades de las filas cuarta a sexta. Son medianamente pesados y con capacidad técnica.
Los más ligeros. Muy técnicos, pues van donde más inestable es el bote. Amortiguan en los saltos.
Equilibra el bote en función del viento y las olas. Necesariamente hábil, suele ser ligero. Fundamental en la ciaboga, en la que clava el bote con la espaldilla.
AUX STEP FOR JS
La banda de babor cía (rema en sentido contrario) mientras la banda de estribor boga (rema de forma convencional). Para que el ángulo sea más cerrado y por lo tanto la maniobra más rápida, el proel fija el barco clavando en el agua el remo de bayonar.
El proel clava la espaldilla para ayudar en el giro
Patrón
Costado de
estribor
Boya
Costado
de babor
Branque
El proel clava la espaldilla para ayudar en el giro
Patrón
Costado
de babor
Branque
Boya
Costado de
estribor
El proel clava la espaldilla para ayudar en el giro
Patrón
Costado
de babor
Branque
Costado de
estribor
Boya
El proel clava la espaldilla para ayudar en el giro
Patrón
Costado de
estribor
Costado
de babor
Branque
Boya
Estar en la tanda de honor, una permanencia holgada y seguir creciendo en su reconstrucción. Estos son los objetivos de Pedreña, Camargo y Castro, los tres clubes cántabros que echan este sábado, el barco al agua en San Juan de Luz. Claro que no será hasta que lleguen los resultados de las primeras regatas cuando se conozcan sus verdaderas posibilidades en un verano que se presenta propio para las sorpresas, ya sean positivas y negativas.
Lo primero que está en disputa es la hegemonía cántabra. Pedreña abría el año como la teórica favorita, aunque siempre con las habituales incertidumbres del invierno, cuando los barcos no tienen aún referencias claras de sus rivales y las tripulaciones se están aún configurando. Y ahí ha estado, pero ya desde que comenzaron a bogar los bateles y, después, las trainerillas, Camargo ha demostrado estar muy en forma.
Los verdes han ganado la Bandera Sotileza y la Bansander, citas preparatorias en aguas de Santander, por delante de La Pedreñera, que este año ha experimentado un cambio en su dirección técnica. Carlos García y Eduardo Carriles, dos remeros de la casa que, por este orden, compartirán responsabilidad en sustitución de Joseba Fernández, que al terminar la temporada 2022 puso fin a su segunda etapa en Pedreña para entrenar a Lapurdi. «Tenemos confianza en que cuando llegue la Liga alcanzaremos nuestro mejor nivel, que no es el de estas dos regatas», decía el pasado domingo durante la presentación del equipo.
Los trasmeranos cuentan con veinte remeros inscritos, de los cuales seis no propios (el resto se reparte a partes iguales entre siete canteranos y siete propios), y su previsión es ir a mas en el que será el debut de su tándem técnico, auxiliado de nuevo por un histórico como Alejandro Mantilla, en la preparación. Esa es al menos la línea que marca Carriles: «Me gustaría que estuviésemos entre los cuatro primeros para apuntar al playoff, pero no con la obligación de estar remando en el mes de septiembre», decía en la presentación de un equipo con el mismo número de altas y bajas: ocho.
Camargo ha sido, en cierto modo, la sorpresa, aunque el buen trabajo acumulado ha provocado que no lo fuera tanto. «Hemos llegado finos y creo que tenemos en la trainera un buen plantel. Este año esperamos ir mejorando todavía más en las traineras, pero también es cierto que todavía falta bastante rodaje», explicaba su presidente, Fernando Soria, tras la victoria en la Bandera Sotileza. La Virgen del Carmen se fija una permanencia cómoda como objetivo, pero si continúa con su progresión puede aspirar a más.
Camargo se ha reforzado bien, promocionando jóvenes de la base y fichando cuatro remeros no propios que, de acuerdo con los últimos resultados, están ofreciendo un gran rendimiento. Con una plantilla muy amplia de 25 remeros (el máximo permitido) y comparativamente joven, tiene un buen margen de progresión y aspira a mejorar sus resultados del año pasado, cuando firmó una antepenúltima posición que le obligó a bogar para evitar el descenso. La Virgen del Carmen, dirigida por un clásico del remo con infinidad de victorias en distintas bancadas como Carlos Rodríguez cuenta con catorce canteranos, cuatro propios y siete remeros no propios.
A la expectativa abre el verano Castro, que un año más compite como Castreña dada la situación económica de la SDR Castro, criogenizada como sociedad. Pero es a todos los efectos La Marinera de toda la vida. Los rojillos tienen este año como entrenador a Champán, un veterano remero de la casa que ha regresado al equipo en el que se formó para hacerse cargo de una tripulación que en los últimos tiempos ha sufrido muchos cambios en su cuerpo técnico desde que, con Quique Vitoria, regresó a la segunda categoría.
El verano pasado los castreños terminaron la competición regular en la séptima plaza, muy lejos de la tanda de honor pero con una cómoda renta respecto al descenso de categoría. José Ángel Vázquez tendrá a sus órdenes una plantilla ligeramente más corta de la del curso pasado, tras una importante reestructuración que ha traído consigo once altas y trece bajas hasta completar 21 remeros: catorce canteranos, tres propios y cuatro no propios. Cuentan también con el enésimo regreso, a los 64 años, de un clásico a la popa de La Marinera: Santiago García de Vicuña.
Los cupos se establecieron para proteger la labor de formación de los clubes, y definen como canterano a un remero que tuvo su primera licencia o estuvo al menos tres años en las secciones inferiores del club. Cuenta como propio todo palista que cumpla al menos su cuarto año consecutivo –o que regrese tras al menos de tres inactividad–, y son no propios todos los demás. Además, se establece un límite máximo de tres extracomunitarios.
Dados estos límites, ninguna de las tripulaciones cántabras tendrá esta temporada problemas con los cupos, uno de los escasos aspectos positivos de una economía de guerra que les impide salir al mercado en busca de refuerzos y que, al contrario, les impide contar con algunos de los mejores deportistas formados en sus filas.
En cualquier caso, todos parecen lejos de los tiempos de los grandes de la ACT y, por lo tanto, no sólo para luchar por la plaza de ascenso directo y la otra que se dirime en el playoff, sino también –incluso más– para estar entre los ocho elegidos –siete más la anfitriona Donostiarra– en la Bandera de La Concha.
El sistema de promoción se mantiene inmutable. El último clasificado de la ACT desciende directamente y el undécimo disputa un play off en el que se deben medir los campeones y subcampeones del grupo 1 de la ARC y de la LGT (la Liga Gallega). Y es que la competición es compleja. Para articular la segunda categoría, las ligas se estructuran territorialmente. Por una parte, la Asociación de Remo del Cantábrico, en la que compiten los clubes vascos (incluido el País Vasco Francés), cántabros y, cuando alguno ha echado el barco al agua, asturianos. Por otra, la Liga Galega de Traiñeiras (LGT), que ya arrancó la semana pasada. Ambas se distribuyen en dos grupos que constituyen la segunda y tercera categoría, con el mismo sistema de ascensos y descensos directos y otros con una doble regata eliminatoria. Se evitan así largos y caros desplazamientos para los clubes modestos.
Ya solo el hecho de comprar una trainera (Astilleros Amilibia, en Orio, tiene casi el monopolio desde el paso de la madera a la fibra de carbono con el cambio de siglo) ronda los 40.000 euros y no hay mucho mercado. Cuando Pedreña, aún en ACT, probó con otro constructor, la experiencia no fue buena y regresó al 'platanito', el modelo por excelencia del constructor vasco que Kaiku popularizó ya en 2011.
Con este escenario, la crisis del remo cántabro no es tanto de efectivos, puesto que la tarea de formación se sigue llevando a cabo y hay un buen número de remeros en clubes de ATC, como económica. No solo no están en condiciones de fichar, sino tampoco de retener a sus mejores figuras, buscar regresos a casa o incluso incentivar a los remeros con unos emolumentos suficientes para un exigente verano.Con los remeros cántabros que bogan en Vizcaya, en especial con la densa colonia de Zierbena, casi se podría llenar una trainera de ACT. La cifra puede no parecer muy abultada, pero hay que tener en cuenta que no hay ningún barco montañés en liza en una competición en la que Urdaibai y Hondarribia vuelven a ser los máximos favoritos, aunque hay más aspirantes.
La ARC1, segunda categoría del Cantábrico, pone en marcha la temporada de traineras, pero aún quedan otras competiciones por arrancar. El próximo fin de semana (24-25 junio) lo hará la ARC2, en la que Cantabria estará representada por Astillero. La élite del banco fijo, la ACT, comenzará el 1 de julio. De nuevo sin representación montañesa (lá última vez fue en 2017, precisamente con Astillero entre los doce grandes), cuenta este año con diez botes vascos y dos gallegos. Los azulones, entrenados por José Luis Cruces 'Garru', también han pergeñado una plantilla amplia de 25 remeros durante un invierno en el que se han renovado con doce incorporaciones para suplir once bajas. Todo con una economía de guerra en la que deberá desenvolverse el único representante montañés en la tercera categoría.
En una época en la que el remo cántabro trabaja en la supervivencia y con economía de guerra, en la que Santoña no ha podido este año sacar la trainera al agua, como antes Colindres y un Laredo que parece recuperar poco a poco el pulso, el año promete ser de nuevo de transición. Que no es poco. En 2008, Cantabria llegó a contar con diez barcos en Liga (tres en ACT, dos en ARC1 y cinco en ARC2), y en 2011 hubo cuatro traineras montañesas en ACT (Pedreña, Castro, Astillero y Camargo), las mismas que sobreviven ahora en una categoría más modesta. Pero la afición y la implantación en las plazas históricas sigue intacta, a la espera de tiempos mejores.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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