Los bolos ya están listos

Como en las doce ediciones anteriores, José Ángel Hoyos fue el maestro de ceremonias. Alejados del ruido y el gentío de ediciones precedentes celebradas en el Centro Cívico de Meruelo, fue la bolera Mateo Grijuela la que acogió un evento en el que comparecieron los capitanes de las dieciséis peñas de la máxima categorías, el personal de la Federación necesario para sacar adelante la cita y representantes de las autoridades.

Tras la presentación inicial fue el turno del sorteo de la Copa Apebol, que deparó el primer bombazo de la campaña, llegó el momento de que Unai Vergara y Lucía Casuso, alumnos de la Escuela de Bolos de Peñacastillo, ejercieran de manos inocentes y comenzaran con el sorteo de la Liga, que este año llevará el nombre de Rucecan.

Lo que sí estuvo dentro del guión habitual fue la explicación del sistema del sorteo, condicionado a la cercanía de las peñas entre sí y a la coincidencia de algunas en la bolera auxiliar. De esta manera, Ribamontán y Borbolla o Camargo y Los Remedios no coinciden en sus partidos en casa, los primeros por compartir zona geográfica y, en muchas ocasiones, afición, y los dos restantes porque, en caso de lluvia, los de Muslera juegan sus partidos como locales en El Parque.

Caprichos del destino, el campeón, Peñacastillo, comenzará su defensa del título en Cerrazo ante el último equipo que les batió en el torneo de la regularidad. Un compromiso siempre complicado ante una peña, J. Cuesta, que se ha reforzado con Gonzalo Egusquiza y que aspira a ocupar puestos altos de la tabla en memoria de Luis Bustamante, su presidente hasta que falleció el pasado mes de noviembre.

La ruta hacia el que sería el cuarto título consecutivo de los de Cañas tendrá como principales escollos los duelos ante el resto de aspirantes, Andros, Camargo y Hermanos Borbolla. Pese a ello, el primer reto importante para los capitaneados por Jesús Salmón llegará en la cuarta jornada, cuando visiten Torres para medirse a Casa Sampedro, tercera clasificado en 2020.

Si las circunstancias sanitarias lo permiten, la competición arrancará el 20 de marzo y finalizará el sábado 11 de septiembre. Por medio, otras 28 jornadas, en la que destaca la presencia de una jornada doble (más las que se juegan en fines de semana festivos como Semana Santa y el 1 de mayo) y dos fechas que se jugarán en sendos jueves dentro del mes de agosto.

Los duelos entre los gallos comenzarán pronto, en la cuarta jornada, donde además del duelo de Torres se medirán Andros La Serna y Borbolla en Las Fraguas, un choque que reeditará el que ambos vivieron el pasado año en la Copa Presidente y en el que salieron triunfadores los costeros. El 'Clásico' entre Camargo y Noja se disputará en primera lugar en el corro de El Parque en la sexta jornada, prevista para los días 17 y 18 de abril, mientras que Peñacastillo se enfrentará a sus tres principales rivales en el tramo final de la competición: visitará a Andros y Camargo en las jornadas 10 y 12 y recibirá al cuadro nojeño en la jornada 13 el sábado 5 de junio.

Además de la pelea por el título y por colarse en la fase final de la Copa FEB, que disputarán los siete primeros, este año será la lucha por la permanencia la que marque buena parte del calendario liguero. A falta de lo que apruebe la asamblea de la Federación Cántabra, todavía sin fecha, serán tres o cuatro las peñas que desciendan de manera directa, lo que va a obligar a las plantillas a no perdonar bola desde la primera jornada.

La recién ascendida Casar, Mali, Comillas, Sobarzo o Torrelavega parten en la quiniela de conjuntos que pelearán por mantener la categoría, aunque la igualdad puede hacer que otras que a priori aspiran a finalizar en puestos más altos puedan verse implicados en la pelea. En ese tramo intermedio se sitúan partidas como la de Riotuerto, a la que han llegado Adrián Díaz y Miguel Hernando, o Los Remedios, que tras hacer en 2020 la mejor temporada de su historia quiere evitar lo que le ocurrió en 2019, cuando llegó a la Liga como subcampeón y sufrió tras un mal comienzo para mantener la categoría.

En ese pelotón aparecen otras dos entidades que en 2020 tutearon a los grandes, como Ribamontán y La Rasilla, y que ahora tienen que reafirmar las buenas sensaciones dejadas la pasada campaña.

De momento, el inicio de la competición en la fecha prevista es una incógnita y dependerá de la posibilidad de que pueda acceder público a las boleras. Los presidentes de la categoría ya han reiterado que sin aficionados la competición no tiene sentido y el experimento del pasado mes de octubre, cuando tuvieron que jugar la última jornada a puerta vacía, solo reafirmó las intenciones de los mandatarios.

Si todo discurre según las previsiones, será la Liga más larga en 30 años y la segunda en la que los bolos venzan a las circunstancias adversas. De momento, este martes, la Apebol demostró que ya está preparada.