Bolos y mucho rostro conocido en la Birle Cup

La segunda edición de la Birle Cup convirtió la lluviosa tarde cántabra en un espectáculo en el que un chispazo de bolos se pone al servicio del espectáculo. Música, gastronomía, luces, sonidos y una pléyade de influencers y deportistas de otras modalidades que se unen a los bolistas que capitanean las partidas. Todo ello con cinco lanzamientos de por medio y muchas ganas de pasarlo bien. Tras estrenarse el pasado año en la Mateo Grijuela esta vez la sede fue la bolera Severino Prieto, que presentó un buen aspecto a nivel de público. Lo de llenar la bolerona ya parece imposible aunque el evento no sean bolos al uso.

Sobre la arena, además de bolistas y deportistas de otras disciplinas, influencers que suman millones de seguidores. Creadores de contenido que llegan a la juventud a través de diversas redes sociales. Estrimo, Isidoro Baides (alias el Cuñado de TikTok), Paula Curras o Tobbalink fueron el reclamo del evento junto a artistas como Manu Cort, Grison y el laredano K-Style. Junto a ellos Laura Nicholls, Ángel Fernández y Álvaro Gonzlez, que cambiaron sus balones habituales por bolas de dos kilos, y los habituales protagonistas sobre el corro, los bolistas, que esta vez ejercieron más de profesores. En el equipo ganador, Víctor González e Iris Cagigas, dos valores seguros. Risas, suspiros, aplausos y exclamaciones en una tarde que sirvió para acercar a la bolera a los más jóvenes. Que no es poco.

Además de pisar la bolera los invitados visitaron Altamira, vendieron Cantabria en sus cuentas de Instagram y acercaron los bolos, al menos un poquito, a sus millones de seguidores. Con mejor o peor estilo, todos ya saben que en un rincón del norte la madera resuena de una manera diferente. Y que, por supuesto, esos nieve soldados que forman en cuadro están más alejados entre sí de lo que parece.

Sí la competición sobre la arena es lo de menos, la pelea por retratarse con los famosos es mayor. Niños, no tan niños y padres de los niños buscan la foto, el momento de inmortalizarse, por ejemplo, con Amilia, cuyos canales de comunicación versan en torno a la reparación de coches. Esta vez Víctor y Carlos García miran de reojo cómo los objetivos de las fotos son eran otros.

Entremés de la temporada, precursor de un impulso que tiene que trasladarse a las competiciones habituales, entre bola y bola hubo rap, hamburguesas, actuaciones improvisadas y un acercamiento con la chavalería que puede ayudar a los bolos a penetrar en las mentes todavía por moldear. Más allá de resultados, al menos la Birle Cup cumplió con su objetivo de ofrecer una tarde entretenida y diferente a los espectadores.