Un bronce cántabro en 43 segundos
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Nadia Gómez regresa a Santander desde Guadalajara con una presea tras derrotar a la azerbaiana Teymurova con un espectacular 9-0Le bastaron 43 segundos. «Creo que ha sido el combate más rápido de mi vida», decía la santanderina Nadia Gómez (Santander, 1997) después de ganar la medalla de bronce en categoría kumite de menos de 50 kilos en el Europeo de kárate senior que se ... celebraba desde el martes en Guadalajara. El marcador ya lucía el 6-0 y en esos momentos los jueces revisaban si validaban la tercera acometida. La karateca paseaba la mirada con avidez de la grada al lugar donde se examinaba la repetición de vídeo. Expectante. Y llego la resolución del vídeoarbitraje. Otros tres puntos. Otro ippon. Otra medalla más. La primera en un Europeo Senior en el que se ha colgado un valioso broce al cuello.
Cuando vio la decisión de los jueces 'El Bicho' no pudo contenerse más y se giró en una pequeña carrera hacia la grada donde estaban su familia y amigos mientras lanzaba un grito exultante y liberador. Tuvo que volver rápido a su lugar sobre el tatami para saludar a su contrincante, la azerbaiyana Fidan Teymurova, y tras fundirse en un abrazo con ella la de La Albericia fue de nuevo a la grada gritando: «¡Síiii!», con todos sus músculos todavía en tensión mientras sus compañeros agitaban bufandas, tocaban bombos y saltaban para festejar su triunfo. «Estoy muy contenta de que el primer Europeo haya sido así con la medalla de bronce, demostrando que he sido muy superior a las demás, sobre todo con este combate, con es 9-0 en tan poco tiempo», comentaba con palabras atropelladas todavía por la emoción. «Ha sido brutal», era su resumen.
Sí que lo fue. En pocos segundos Nadia ya se había deshecho prácticamente de su rival. Un ippon nada más comenzar abrió el marcador a su favor. La cosa empezaba bien. Un nuevo ippon cuando apenas se cumplían los 30 segundos de combate sobre el tatami acercó el triunfo un poco más. 6-0. Y el ippon final que confirmó por el vídeoarbitraje puso fin al duelo a los 43 segundos. 14 segundos por ippon. Tiempo récord. El combate más corto del Campeonato de Europa. «He calentado un montón, estaba súper concienciada y yo decía: 'Me la voy a comer'. Es que tenía la espinita clavada de no haberme metido en la final», explicaba la santanderina que con toda seguridad subirá en el ranking mundial como la espuma después de este bronce.
Un premio más que merecido después del vía crucis que ha pasado con la lesiones. Regresó al tatami el pasado mes de septiembre después de recaer de una lesión complicada que truncó sus planes deportivos en dos ocasiones. Primero la dejó sin opciones de preolímpico a tan solo seis meses de los Juegos Olímpicos de Tokio, y después, cuando logró regresar de nuevo a los combates, la recaída la llevó incluso a pensar en dejar el kárate. Pero nada de eso. Ha vuelto con más fuerza que nunca, tanta que desde que se enfundó de nuevo el kimono no ha parado de ganar. Campeona de la Liga Nacional, Campeona de España y ahora bronce en el Europeo. Y en casa, que sabe mejor. «Para mí esta medalla supone el haberme dicho a mí misma que puedo con todo, que lo puedo superar todo y que cuando creo en mí y en mi trabajo puedo llegar donde quiera», cuenta apenas unos minutos después de bajarse del avión. «A veces me cuesta mucho creérmelo, pero tengo gente detrás que me hace hacerlo, y bueno...», hace una pausa y remata. «Esta situación es genial». Ayer llegó a Madrid desde Guadalajara, pero mañana regresará a Santander para pasar uno días. El descanso del guerrero.
«Es una cosa que tengo muy presente y que me ha enseñado, mi psicóloga, a ir gestionando combate a combate, no pensar en las rondas», decía hace unas semanas la cántabra a El Diario. Dicho y hecho. Nadia se estrenó el jueves en el Europeo ante Adna Rebronja, de Bosnia Herzegovina, y la venció por 5-1. Después se puso frente a la austríaca Bettina Plank a la que superó por 8-2 y tras ella le tocó eliminar a la ucraniana Kateryna Kryva. Y entonces los cruces determinaron que su próxima rival, por la final, sería la turca Serap Ozcelik, un hueso muy duro de roer que la privó de aspirar a las medallas de oro y plata con un 2-6. «Es que era una máquina. Ha sido olímpica y tiene mucha experiencia. Eso se me escapó, y aunque me quedó la espinita me dio fuerzas para decir: ‘Yo la otra medalla me la llevo’», confesaba Nadia.
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