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Marcos Menocal
Bezana
Sábado, 8 de marzo 2025
Bruno Macho, campeón del Mundo Joven del peso súper gallo por decisión unánime. El cántabro logró el cinturón a base de un boxeo valiente, atrevido y eficaz. Salió decidido a ganar y pese a encontrar en Bairon Rodríguez un rival correoso y bien ordenado, el púgil de casa no perdonó. Los jueces no tuvieron duda y con un tanteo de 97-93, 98-92 y 98-92 proclamaron campeón al mejor en una noche con más de 1.500 aficionados volcados con su paisano en el pabellón José Escandón de Bezana.
Macho recoge el testigo de Sergio García 'El Niño', quien recibió en los prolegómenos de la pelea una placa de la Federación Cántabra de Boxeo por su contribución a fomentar este deporte y por los éxitos que le dio a Cantabria con sus Campeonatos de Europa y su presencia en la Meca del boxeo, Estados Unidos.
Después de los combates iniciales, el silencio dio paso a un espectáculo. La bandera de España y la de Colombia levantaron el telón. En la esquina roja, Bairon Rodríguez, que salió con una música de acompañamiento sin mirar atrás. Al salir el ocupante de la esquina azul, el pabellón se dio la vuelta. Bruno Macho sonriente hizo ponerse en pie al respetable. Los himnos nacionales hicieron el resto. La tensión se podía palpar en un recinto donde no cabía ni un alfiler.
El cruce de miradas entre ambos púgiles fue un síntoma de lo que se jugaban en el ring. En el primer asalto fue Macho quien cogió el centro del ring mientras escuchaba sin cesar los ánimos de su público. El cántabro le mantenía la distancia con la izquierda, pero Rodríguez no se descubría. Un tanteo propio para conocerse por ambos boxeadores que acabó en tablas. El colombiano, con mucha lona, no se dejó intimidar por el escenario. El segundo asalto fue también una prueba entre ambos. Macho llevaba la iniciativa, mientras el colombiano le esperaba. La izquierda martilleante del cántabro era la que mandaba en el ring. Dos manos claras de Macho le daban ventaja, sin que se viera una superioridad clara.
El púgil de casa movía las piernas buscando al colombiano, pero Rodríguez tenía una cintura ágil y se escapaba de la distancia larga. El tercer asalto fue más dinámico, con una combinación de golpes en la esquina de la que Macho salió vencedor. Llegó al rostro y el público lo agradeció. Sumó confianza e, incluso, se permitió camino de su esquina levantar los brazos para agitar al público. La pelea parecía que iba cogiendo forma. Los púgiles ya se conocían.
En el cuarto asalto, comenzaba a faltar el aire. A Rodríguez se le escaparon varios golpes bajos que sintió el cántabro. El colombiano le perseguía con la derecha escondida y lanzó varios golpes volados sin acierto.
En el quinto parcial, Macho decidió dar un paso más. Combinó la larga con la media distancia. Rodríguez con la guardia alta, Macho con ella más baja. Se metió dentro y conectó su derecha. La pelea se hacía larga. El cetro mundial era una recompensa muy grande para guardarse nada.
Macho golpeaba y se iba, pero el colombiano no se descubría. Era difícil encontrarle alguna fisura, pero el púgil de casa se la encontró. En el séptimo los dos entraron en un intercambio de golpes que parecía que iba a ser definitivo. El árbitro lo paró por un posible corte en el rostro del colombiano, pero todo siguió. Los dos entraron al juego. La pelea se volvió más dura, pero ambos seguían de pie.
En el octavo asalto, a Rodríguez se le veía tocado, pero su gancho de derecha era peligroso. El afán y las ganas de Macho podían jugar en su contra. En la esquina le pedían calma y cabeza y sí la mostró, pero de vez en cuando repetía una y otra vez una combinación de golpes en busca del final.
El combate llegó al noveno asalto con un ganador virtual, o al menos era la sensación general entre la tropa de simpatizantes del púgil local, pero en el boxeo nada es definitivo. Ni mucho menos. Una mano perdida o un despiste cambia la dinámica. Rodríguez, animado desde su rincón buscaba eso, un golpe ganador. Necesitaba cogerle en una contra o en un fallo a un Macho que seguía a lo suyo, boxeando y marcando el ritmo que le venía bien. Cada golpe que le impactaba al colombiano era coreado.
Y así llegó al último. Todo se acaba. A Macho se le veía fresco. A Rodríguez seguro de que tenía que ir a buscarle. El cántabro bailaba, no quería quedarse quieto, obligando al colombiano a sacar fuerzas de donde no las había. Los últimos dos minutos fueron táctica. A Macho no le interesaba la distancia corta, tenía el combate ganado y bailaba y bailaba. Supo moverse, mientras Rodríguez no encontró ese golpe que le diera la vuelta a lo sucedido.
La decisión se hizo esperar. Los jueces tenían la palabra. Hubo nervios en Santa Cruz de Bezana. El silencio añadió más emoción al veredicto. Decisión unánime: Bruno Macho ganador por decisión unánime. Cantabria ya tiene a su campeón del Mundo.
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