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El 'señor de Loredo' está, por así decirlo, en su reino. Diego Sarabia (Santander, 1981) pasa en su casa de esta localidad de Ribamontán al Mar el confinamiento obligado a causa del coronavirus. Y da la impresión de que los días no se le ... hacen pesado por el tedio. Todo lo contrario. La gran referencia del turf cántabro es a la vez un abogado de prestigio y en su bufete, como en muchos de todo el país, no dan abasto estos días en las tramitaciones de tanto Expediente de Regulación Temporal de Empleo. Pero entre jornadas interminables de teletrabajo en su casa, «el lugar donde tenemos que estar para acabar pronto con el coronavirus, que es el reto más importante que tenemos todos», Sarabia no descuida su preparación como jockey. Porque la temporada de carreras volverá, aunque en un principio, a puerta cerrada.
Lo que falta en estos días en Ribamontán al Mar es la postal ocasional de un jinete trotando a caballo antes casi de que amanezca por la playa. Y tampoco en Madrid, donde Diego pasa habitualmente la mitad de la semana por su trabajo. El doce veces campeón de España de gentlemen -el que más títulos en la historia- echa de menos a sus amigos de cuatro patas. Pero sabe que están en el mejor lugar posible. «Los caballos están en los hipódromos de Madrid y Sevilla, cuatro en uno y otros cuatro, en otro», señala el jockey cántabro. Son instalaciones que dependen del Ministerio de Agricultura y aunque no forman parte de las llamadas actividades esenciales, se entendió que con determinadas medidas de seguridad, los caballos podían entrenar. Cientos de equinos como los de Diego están en esas instalaciones. Porque hay una razón fundamental para que un purasangre no deje de entrenar. «Son animales preparados para una actividad física intensa», añade Diego. «Y si están tiempo en un box, como son muy inquietos, hay un gran riesgo de que se autolesionen. Suele ocurrir también lo que se denomina enfosamiento, una necrosis en los cascos por falta de movimiento. Al final, el caballo se muere».
Los ocho animales de la cuadra Río Cubas, con los cuidados del personal de esos dos hipódromos, no descuidan su preparación. Y Diego Sarabia tampoco. Aunque las jornadas de teletrabajo a causa de tanto ERTE son agotadoras -«empiezo a las nueve de la mañana y hay días que el equipo del bufete hemos acabado a las dos y media de la madrugada», apunta- saca tiempo para mantener la forma física. Por suerte, la caída que sufrió el 5 de enero en Dos Hermanas (Sevilla), cuando antes de iniciar la segunda carrera 'Barry Lindon' -un caballo de su cuadra- lo descabalgó y Diego se fracturó una vértebra y un dedo de la mano izquierda, está ya olvidada. «Corrí ya dos carreras antes del confinamiento», destaca. Así, un pequeño gimnasio en casa le sirve para mantenerse en plena forma. Bicicleta elíptica, pesas, carrera... La estrella de ese gimnasio en miniatura es un caballo mecánico que a primera vista, engaña lo suyo.
«Casi no hay diferencia con uno de verdad», relata Sarabia. «Es un caballo mecánico grande que reproduce los movimientos de carrera como si estuvieses galopando. Son ejercicios cortos y muy intensos. La diferencia con uno de verdad es que en un entrenamiento con el caballo, no le exiges nunca como en un día de carrera, mientras que con el mecánico sí simulas esa sensación». El ejercicio es de tal violencia que a los que visitan su casa y ven el ingenio, para añadir que en esto de la hípica todo lo hace el que va debajo, Diego les 'pica'. «Les invito a que suban. Y nadie aguanta más de cinco segundos. Para que luego digan que el que corre es el caballo y que el jockey no hace nada», añade con una sonrisa.
Antes del anuncio de la tercera prórroga del confinamiento, el turf español tenía pensado retornar a la competición «a finales de mayo». Es de suponer que sea más tarde, y seguro que será «a puerta cerrada». Pero Sarabia no ve mayor problema para que se celebren las carreras. «En estos días, hay más personal en los hipódromos ocupándose de cientos de caballos que el que es necesario para celebrar las carreras», añade Sarabia. En tono de broma, recordará algo que les suele decir a sus rivales en los boxes, cuando comentan los jockeys las manías de sus caballos en las carreras, y que ahora vendrá de perlas para cumplir eso del llamado distanciamiento social para prevenir el contagio del coronavirus. «Les suelo decir que yo voy a ir delante, porque a mi caballo no le gusta que le pasen. Así que ahora les diré que me pondré delante del grupo y dejaré un metro de separación».
r. Le falta una para llegar a los dobles dígitos. Diego Sarabia lleva nueve victorias en el Derby de Loredo, en ese Gran Premio Fundacional Luis de la Serna - Ayuntamiento de Ribamontán al Mar y que por extensión da nombre a todo el programa. Este 2020 sería un buen año para intentar esa decena, pero el rey de esa playa de Ribamontán al Mar es pesimista. Mucho. Aún con un mero atisbo de cómo será ese proceso de desescalada del confinamiento a causa del maldito bicho, todo apunta a que las grandes concentraciones de gente en este verano no se producirán. Y el Derby de Loredo reúne a miles de personas.
«Veo imposible que se celebre el Derby», apostilla Diego Sarabia. «En agosto va a haber que mantener la distancia social, no va a haber eventos con público...». Por fechas –agosto– e ingredientes –playa, verano...– el Derby es un reclamo perfecto para una aglomeración que en otras ediciones sería una bendición, pero no en esta. «Un espectáculo en el que no se pueda controlar al público suena a imprudencia», concluye Sarabia.
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