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Cantabria ya tiene otra olímpica. Y de la mejor manera posible. Virginia Díaz se acaba de clasificar de forma directa para los Juegos de París después de ganar brillantemente su final y asegurarse la que será su segunda presencia en los Juegos. Ya estuvo en ... los de Tokio, en los que regresó con un diploma olímpico en dos sin timonel junto a Aina Cid. Ahora lo ha conseguido en solitario, en scull individual. La astillerense se ha impuesto en su tanda, a la que llegaba con el cuarto tiempo entre las seis clasificadas, para redondear tres jornadas perfectas de competición, con otras tantas victorias que la llevan directamente a Francia y, de paso, la convierten en una candidata a luchar, al menos, por el diploma olímpico.
Como ya se ha convertido casi en norma de la casa, la cántabra salió a su ritmo, marcando sus propios objetivos y sin cebarse con dos de sus rivales, que en el primer paso cronometrado, en el de los 500 metros, la aventajaban en uno y tres segundos. Pero los cerca de ocho minutos del scull son una carrera de fondo, como la española ha demostrado en más de una ocasión. Una carrera en la que se siente cómoda y suele bogar de menos a más.
Así fue de nuevo en Lucerna, en las mismas aguas y el mismo canal que la vio proclamarse hace cinco años campeona de Europa y ganar hace tres una prueba de la Copa del Mundo. En el paso por los mil metros ya solo tenía por delante a la irlandesa Sanita Puspure Todavía a tres segundos, pero restaba la mitad de la regata. Los 1.500 metros pusieron de manifiesto que comenzaba la remontada, y en los últimos la Puspure se desfondó. Tanto como para, después de haber sido proa de regata durante casi toda la competición, convertir de cada palada un mundo y anclarse hasta la quinta posición. Poco faltó incluso para que la adelantara la japonesa Shiho Yonekawa y terminara en la última plaza.
Mientras, Virgina Díaz desembarcaba consciente de que su objetivo de los últimos tres años, en este breve periodo olímpico en el que ha pasado del dos con al scull y a enfrentarse en soledad a la alta competición, estaba ya cumplido. La secundó en la segunda plaza Aurelia-Maxima Katharina Janzen, a la que ya había superado en la primera serie de la clasificatoria de Lucerna, celebrada el domingo. También la suiza estará en París.
Terminó con un tiempo de 7.48.16, dos segundos peor del que había conseguido en las semifinales. Pero está claro que el lunes la segunda serie remó en mejores condiciones, porque tres palistas que entonces pulverizaron los registros de la cántabra hoy han terminado por detrás de ella. La buena forma que dejaba ver día tras día y su capacidad de dosificación quedaron acreditadas cuando más lo necesitaba.
Le restan ahora dos meses de preparación antes de que dé comienzo la cita olímpica, que agotará en Las Arenas, donde entrena a las órdenes de Marcos Morales en Raspas del Embarcadero mientras estudia medicina en la UPV. Después de los Juegos, ya se verá. Graduada en Enfermería por la Universidad de Cantabria, deberá optar entre dedicar más tiempo a los estudios o embarcarse en una nueva carrera olímpica o mundial. Pero eso ya es otra historia. De momento, aquella chica que Astillero enroló en su club con catorce años en una de esas campañas de captación por los colegios ya puede presumir de su segunda cita olímpica. Y, una vez en parís, por qué no aspirar a más.
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