Carlos amplía su ventaja en el Nacional

Los registros volvieron a ser irregulares y, salvo, en concursos contados, no levantaron el vuelo. El foco de atención sobre estas bajas cifras, en comparación con las del resto de temporada, está puesto sobre la bolera, sobre la que hay acusaciones de todo tipo. Más allá de ser una bolera portátil, que nunca estará como una fija, el cutío en un Nacional debe estar exigente y, sobre todo, para todos los jugadores igual. Mientras todos tiren en las mismas condiciones, si entran o no las bolas será secundario, porque serán los bolistas los que tienen que adaptarse a las condiciones de la arena.

La misma, en sí, está complicada, torera, revoltosa. Que no regala nada, vamos. Obliga de tiro a jugar de frente al primero, con lo que eso implica, y el birle que va al medio queda en el medio. El primer corte serio lo marcó Luis Vallines. El laredano ha dado este año un paso adelante y, cuando más se le complicaba el concurso tras subir dos bolas blancas seguidas, embocó para al menos defender la tirada y el concurso. No acabó bien, pero sus 127 le ponían en cabeza en ese momento.

Discretos en su primera comparecencia, Jesús Salmón y Óscar González saltaron juntos a la bolera y en las primeras manos, incluso, se marcaron al clavar sus registros. Empezaron bien, tocando el primero de tiro y con los birles en el sitio. Fue a partir de la tercera mano cuando comenzaron los fantasmas, sobre todo en un Junco que no encontró el bote y que, por ende, tuvo que bajar bolas de sitios menos favorecedores. Óscar no salió del atasco y, con 124, se quedaba en el límite de pasar la segunda criba del campeonato. A su lado, el camargués arrancó de tiro largo con 23, lo que impulso su registro y le sirvió para asegurarse su presencia esta tarde en una buena posición.

Dado que tampoco estuvo acertado en su estreno, a Víctor le tocó tirar mediada la tarde, una ubicación poco habitual para él. A raya al medio el de Guarnizo, defensor del título, sólo iba más uno, aunque resistió hasta llegar a su terreno, el pulgar de tiro largo. 40 bolos repartidos entre ambas tiradas, 136 palos, liderato y obligación para los que venían detrás de no perder el paso.

Pero la tarde tuvo más, sobre todo gracias a José Manuel Lavid. Lolo estuvo como en sus mejores tiempos, solvente a la mano y templado al pulgar, para llegar a los 144 palos. El de Las Fraguas no falló bola y, a falta del último concurso de la tarde, era líder con nueve bolos de ventaja sobre Mario Pellón.

A esas alturas ya estaban casi eliminados Óscar y Rubén Haya, para lo que sólo hacía falta que o bien Carlos García o bien Fran Rucandio superasen su registro, algo que sobre todo el zurdo tenía asequible. El futuro jugador de Camargo recuperó en una gran quinta mano lo dejado por el camino en la cuarta, una reacción que le llevó a un gran final de concurso. Con 72 bolos de tiro largo, el de Andros reaccionó a la presión de sus rivales, aguantó los nervios de ser el último en tirar y mostró su candidatura a ganar su primer gran campeonato.

Carlos partirá hoy con 22 bolos de ventaja sobre Víctor que, con permiso de Lavid y Pellón, es su principal rival. Un margen amplio que, con el campeón detrás, deja poco margen al error.

La acción comenzará esta tarde a las 15.30 horas. Es la tarde del año, la única opción de que 2.000 personas se junten para ver bolos. Tanto en la noche del Millón como en la final de la Copa Federación la afición respondió y pobló el graderío del Polideportivo de Treceño en cerca de 1.500 personas. Que está muy bien. Pero todo lo que no sea agotar el papel esta tarde será una pequeña decepción. Y es que la ocasión, por la igualdad reinante, desde luego lo merece.