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Un cartel con tres fotografías cuelga del balcón del Ayuntamiento de Noja. 'Campeona del Mundo. Kumite por equipos femenino'. Antes de esas palabras, un nombre. Carlota Fernández Osorio (Noja, 1995). Es de lo más normal que un Ayuntamiento esté de lo más orgulloso por el ... logro deportivo de uno de sus vecinos. Pero esta vez, el orgullo es por partida doble. Porque Carlota, además de nojeña y campeona del mundo, es concejal en el consistorio desde las pasadas elecciones municipales. Se ocupa de Nuevas Tecnologías, Deportes, Desarrollo Local y Medio Ambiente. Ese cartel la saluda cada mañana y le ayuda a ese proceso de asimilar algo en lo que los deportistas suelen tardar. Campeona del mundo. La nojeña abrochó el pasado domingo en Budapest el oro mundial en kumite con el equipo español. Y, además, con una historia digna de llevar al cine. Último combate, contra una campeona del mundo... Todo dependía de ella. Reacción en la pelea y título para España. Esa medalla con forma de estrella que viene de Hungría promete guiar hacia la paz y la tranquilidad a Carlota. Para combatir con la mente despejada y así derrotar a la que ha sido su mayor enemiga en muchas competiciones: ella misma.
-¿Cómo empezó con el kárate?
-Fue aquí, en Noja. Como una actividad extraescolar. Me gustaba el deporte. Me gustaba el fútbol, pero en aquel entonces, cuando tenía 5 o 6 años, no había equipos femeninos. No había muchas oportunidades y el kárate estaba al lado del cole. Mis amigos también lo hacían, y me apuntaron. Ya con 12 años, en Santoña, empecé a competir.
-Entonces, no lo veían mal en casa...
-Me apuntaron porque los hijos de los mejores amigos de mis padres también lo hacían. Siempre estaba en la calle, era muy activa, así que tenía que hacer algo. Mi abuela fue a la que no le gustó mucho la idea del kárate (risas).
-¿Y cuándo se dio cuenta de que era buena?
-Al ganar mi primera medalla nacional. Fue en categoría júnior, con 16 años. No es que fuese buena, pero mi entrenador, Carlos Domínguez, me decía que era muy pesada, muy constante, porque entrenaba mucho. Las dos primeras medallas que gané fue por ese esfuerzo. Ya con 18 años di el paso de 'profesionalizarme', de tomármelo en serio. Me fui a Santander para entrenar, porque también estudiaba allí Derecho. Saqué bien la carrera, aunque costó compatibilizarlo.
-Campeona del mundo por equipos. ¿Ya se lo cree?
-Me lo estoy empezando a creer (risas). He visto la final muchas veces, las fotos. En el gimnasio me hicieron una celebración. Y aproveché para pintar un daruma, un amuleto japonés que compré allí en el mes de junio. Se le pinta un ojo cuando te propones conseguir un objetivo. Y este miércoles le pinté el segundo, para simbolizar que lo había conseguido.
-Y además, con un guion de película, porque fue la que le dio el título al equipo español...
-Me mandan escribir el guion más heroico y no se me hubiese ocurrido algo así. Ganar de la forma que lo hice, a quien lo hice... La japonesa Saito Ayaka era la campeona del mundo individual en peso alto y empecé perdiendo el combate... Y tengo que remontar... Gano por 9-6. Era la tercera vez que España era campeona del mundo en kumite, pero la última había sido en 2002.
-¿Esta medalla servirá para quitarse de encima esa mochila de la que ha hablado en otras ocasiones? Porque da la impresión de que la peor enemiga de Carlota Fernández ha sido... Carlota Fernández.
-Creo que sí. Y es un punto de tranquilidad conmigo misma. Cuando me retire, ya lo haré habiendo conseguido lo que quería. Espero que, a nivel individual, salga la Carlota que se ve en los entrenamientos. Y aunque cada combate es una circunstancia, a nivel mental la medalla de oro me va ayudar mucho a pelear mejor, más libre. Mi frase siempre es que 'quiero que en la competición se vea a la Carlota que entrena'. En la final sí se vio. Habiéndolo sacado una vez, creo que a partir de ahora será más fácil.
-¿Y por qué ha ocurrido eso? ¿Nervios, exceso de presión...?
-En otras ocasiones ha habido presión, autoexigencia... Mi psicóloga dice que soy demasiado autoexigente. Este año hemos trabajado para ser más flexible conmigo misma. En agosto, una entrenadora serbia me ayudó mucho. Hablamos tanto de este Mundial de Budapest que cuando llegó, ya lo tenía muy trabajado. Aunque en Budapest me sentí mal porque a nivel individual, la competición no salió como quería. Pero parece que hizo falta ese tropezón para pelear así en la competición por equipos.
-¿Cómo es un combate de kárate a ese nivel? Da la impresión de que es un esfuerzo físico y mental máximo...
-Son tres minutos, pero al día siguiente estás reventado por la tensión. En esos tres minutos pueden pasar muchas cosas. Cuando terminas un combate, el cuerpo se desploma. Y por ejemplo, en la competición por equipos fueron cuatro combates en un día, con la final en otro.
-¿Sienten los golpes en el momento del combate, o debido a esa concentración y a esa tensión, se sienten más tarde, en el hotel?
-Por suerte en el kárate los golpes no son fuertes, pero hay magulladuras, agarrones -muestra dos moratones en su brazo derecho producto de uno-... Eso se ve después. En la competición por equipos, en cuartos de final se me salió el hombro izquierdo. Peleé ese combate y el siguiente, y no noté dolor. Y en la final, entre que me hicieron un vendaje fuerte y la tensión, no noté nada. Pero después (risas)... La adrenalina tira más que el dolor.
-¿Y ahora, después de esta medalla, qué es lo que toca?
-De momento, descanso (sonríe). Pero en 2024 habrá Mundial, en Navarra. Desde el próximo año se separan los Mundiales individuales y por equipos y el año próximo toca el de equipos -el individual será en 2025-. Será en Pamplona e iremos con muchas ganas de defender el título. Además, pelearemos con un karategi con motivos dorados, que lo puede llevar el equipo que es campeón del mundo. Hace mucha ilusión llevarlo.
-Es concejal en el Ayuntamiento de Noja. ¿Va pensando ya en la vida tras el kárate?
-Sí, porque siempre lo he hecho. Estudié mucho mientras entrenaba. Empecé a trabajar como autónoma como abogada y me ofrecieron esta oportunidad. Supone un esfuerzo más el compaginarlo. En cuanto a la retirada, estoy tranquila. No dependo del kárate para vivir. Si esto se acaba, no será el fin del mundo. Además, tengo hagas de hacer cosas fuera.
-¿Qué función tiene en el consistorio?
-Soy concejal de Deportes, Medio Ambiente, Nuevas Tecnologías y Desarrollo Local. Me encargo de todo lo relacionado con esas áreas, atender a la gente, organizar eventos, etc. Voy al ayuntamiento todas las mañanas, de 9.30 a 15.00 horas, aproximadamente, más luego todos los eventos o cosas extra que tenemos.
-¿Qué le ha aportado el kárate a la vida?
-Disciplina, capacidad para resolver conflictos... Con todo a lo que nos enfrentamos, el kárate te hace ser más resolutivo, más ágil. Hemos visto mundo y cualquier problema lo podemos enfrentar con mayor serenidad.
-Además del kárate, ¿qué le gusta a Carlota Fernández?
-Los deportes, los animales -tengo dos pinscher miniatura- estar con los amigos, porque no puedo estar mucho tiempo con ellos, con la familia... Ahora se dan cuenta de lo orgullosos que están de mí.
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