Casar acepta el desafío de la permanencia

Parece una frase hecha, pero en Casar se respira bolos por los cuatro costados. «Yo me siento un sopero más», asegura Fernando Ocejo. Recién llegado a la peña, el ex de Camargo o Riotuerto se ha integrado a la perfección en la entidad y asumirá el rol de capitán de una plantilla que completan Rubén Samperio, Félix Gutiérrez, Alberto Saiz, Enrique Gómez y Vicente Diego, el otro fichaje de esta temporada y que vuelve a la que fue su casa durante varios años tras su periplo por Sobarzo y Comillas. «Tenemos la suerte de ser seis jugadores y cualquiera de ellos puede saltar al corro. Eso en una temporada tan larga puede ser importante».

Una peña modesta de una localidad pequeña que, sin embargo, no quiere ser un equipo de paso por la máxima categoría. «El objetivo no es otro que la permanencia», aclara Ocejo. «Es una recién llegada, nunca ha estado en División de Honor y entre Vicente y yo, que somos los fichajes, vamos a intentar ayudar a los que ya estaban a conseguir mantener la categoría». El presidente respalda las palabras de su capitán y cree que el reto no va a ser nada fácil. «Es algo muy difícil. Hay que tener en cuenta que este año bajan cuatro y el que se despiste un poco lo puede pasar mal. Tenemos que empezar bien, jugando bien como estamos ahora. La gente está muy ilusionada por el comienzo».

Ilusión, una palabra que se queda corta para definir lo que vive la localidad con su equipo de cara a un curso que estrenaron el pasado domingo en un duelo amistoso ante Andros La Serna y que acabó con empate a tres. «Las sensaciones fueron muy buenas, para las fechas en las que estamos fue un partido muy bueno por parte de ambos equipos. Salvo un chico se hicieron grandes boladas, que para el mes de febrero es incluso exagerado», apunta el ex de Riotuerto. A lo visto sobre el corro Martínez añade lo vivido en los aledaños, donde también se notaron las ganas de bolos. «Tuvimos buena respuesta, y eso que era un partido amistoso y que estaba el cielo como para llover».

El duelo ante los de Las Fraguas puede ser el preludio de un curso en el que, si las restricciones sanitarias lo permiten, sea complicado encontrar sitio para ver bolos en la Ramiro González. «Y confío en que haya un buen ambiente», afirma risueño el mandatario. «Vamos a instalar una grada, porque ahora mismo no tenemos». Una esperanza que va más allá, y es que Martínez y su junta directiva se han encontrado con las dificultades propias del cambio de categoría a la hora de cuadrar el presupuesto de la entidad. Pese a ello, es optimista acerca del desarrollo del año a nivel económico. «Es un tema delicado, pero veo que la respuesta de la gente es positiva, confío en poder cumplir».

Un entusiasmo general que se traslada de la grada al albero, y que hace que ganar en Casar no sea fácil para las partidas visitantes. «Yo todavía no lo conozco bien, pero el otro día en el amistoso había bastante gente y la ayuda del público siempre te mete un poco más en el partido», explica Ocejo. «Estoy ansioso por verlo y por probarlo, todos tenemos que remar en la misma dirección para que sea un año muy bonito». El de Sobarzo es el jugador con más Ligas de la máxima categoría a sus espaldas de la plantilla y será el faro que guíe a los suyos al éxito deportivo. Un reto que solo despierta ilusión en el bolista. «Yo intentaré darles el máximo posible. Es importante saber a qué juega cada equipo y tener a alguien que conozca cómo juegan los rivales es clave a la hora de planificar la semana».

De momento, el primer reto que tendrán los soperos será ante Casa Sampedro en la Copa Apebol, uno de los equipos más sólidos de la competición y que repite partida con respecto al año pasado. Pese a las dificultades del duelo, Ocejo es optimista. «Estamos entrenando muy bien, con muchas ganas y eso se transmite en la bolera. Llegamos en un estado de forma bastante aceptable pese a las fechas. Estos partidos no son decisivos, pero estamos en un momento bueno para salir al corro». Tras la Copa, un inicio liguero de vértigo: Los Remedios y Riotuerto en casa y Ribamontán a domicilio. Un inicio positivo allanaría mucho el terreno, sin duda.

Un equipo, una directiva y un pueblo unidos por un año en el que Casar volverá a revivir las gloriosas tardes de un Ramiro González que, desde su trono bolístico, disfrutará cada tarde al ver su lugar de origen volver a hervir con el sonido de los bolos cayendo.