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Sol de brujas. A Beatriz Pérez no le resulta extraño ver lucir el sol en mitad de una ráfaga de lluvia agitada por una ventisca. «Me habían dicho que estaba haciendo bueno», le explicaba la santanderina a su compañera de selección, la canaria Candela Mejías a quien no le sobraba ni una prenda; chándal, sudadera y el tres cuartos con la bandera rojigualda en los laterales. Fue un chaparrón con mala baba, pero no pudo con nadie. Ni mucho menos con las más de sesenta alevines de los dos clubes de hockey más importantes de la región, el Sardinero y el Tenis, que aguardaron con impaciencia la llegada de sus referentes, las componentes de la selección española que acudirá a los Juegos Olímpicos de Tokio el próximo mes de julio. «Por allí vienen, mirad», se escucha en la grada del campo del Complejo Municipal de La Albericia. Nervios y prisas. A pesar de los ocho grados de temperatura, las jóvenes aspirantes a jugadoras de hockey se quitaban la chaqueta del chandal para lucir todas con la mismas galas. En las camisetas se podía leer 'Road Tokio 2020'. De manera improvisada se colocan para hacerlas un paseillo. «Olé, olé». Las jugadoras del combinado nacional aplauden a sus futuras alumnas. «Venga, vamos a empezar», se escucha. No hay tiempo que perder. No todos los días se tiene la posibilidad de que las mejores jugadoras del país, las que salen por la tele, impartan un clinic personal. «Hacía más de veinte años que la selección española femenina no venía a Cantabria y ya era hora. Y sobre todo para las pequeñas», asegura José Manuel Trueba, vicepresidente de la Federación Española de Hockey, cántabro de nacimiento, y que disfruta de la presencia en su tierra de la selección nacional.
Amenazaba lluvia y no perdonó. Azotó con virulencia en los primeros compases de un entrenamiento que para algunas será inolvidable: «Estoy muy contenta de poder tener unas profesoras como ellas», admitía Laura Gómez, integrante del Tenis y que stick en mano aguardaba su turno para pegarle a la bola. Junto a ella, su compañera, Carmen Fernández, que repetía sueño. «Ya estuve de recogepelotas la vez que jugaron un torneo aquí de preparación para el Europeo. Ahora, pues a aprender». Fue asomar el arcoírirs y respirar profundo. La lluvia dio un respiro y a esas alturas ya nadie tenía frío.
«Un grupo viene conmigo y otro se va a la esquina», gritaba desde el centro del campo Beatriz Pérez. A esta santanderina le resultaba «algo especial y agradable» acudir con la selección española al lugar donde empezó su trayectoria.«Lo recuerdo todo ¡Pues no he entrenado yo aquí tardes de lluvia!» Se reía mientras colocaba el material sobre el campo para el entrenamiento colectivo. «La diferencia es que antes había un campo y ahora hay dos. Recuerdo cómo lo compartíamos el Sardinero y el Tenis. Es un placer contribuir a que el hockey crezca y tenga cada vez más seguimiento».
Con la sesión ya comenzada llegó Lola Riera, una de las jugadoras del combinado español más veteranas y con más partidos. Para ella Tokio será su segunda cita olímpica. «Es una iniciativa inmejorable para las próximas generaciones. Antes fuimos nosotras. Promocionar lo que nos gusta es muy fácil. Estas cosas vienen bien para que los patrocinadores y los padres se animen a hacer más grande este deporte».
«A mí me da igual, unas veces me pongo de portera y otras de defensa», reconocía Laura Gómez cuando las internacionales le daban a elegir dónde colocarse durante el partidillo improvisado que se preparó para el final del clinic. Junto a una de las porterías, Blanca Zuloaga, Catalina González y Blanca Cagigal, todas ellas del Tenis, miraban sin pestañear a Candela Mejías, mientras explicaba un ejercicio. «Me encanta aprender y vivir esta experiencia». Las tres aseguran haberlas visto «por televisión» y no saben cómo agradecerles la clase. «Es un lujo. Son las mejores y van a ganar», señalaba de un modo muy convincente Zuloaga.
La selección española permanecerá hasta mañana en Cantabria. Hoy jugarán un amistoso contra el equipo masculino del Tenis, que milita en la División de Honor A, la élite nacional, de la misma manera que ayer lo hicieron con el Sardinero (División de Honor B). «Para nosotras esto tiene un enorme valor. Nos permite seguir trabajando juntas, en mitad de nuestras competiciones y de paso promocionar el hockey con los pequeños», señala Beatriz Pérez. Para las alumnas del clinic, no hay duda, «van a ganar el oro», repite una y otra vez el grupo, pero las protagonistas se muestran cautas. «Después de lo bien que nos ha ido en 2018 y 2019, mantenemos el mismo bloque. Queremos traer una medalla», afirma la internacional cántabra que, como siempre, señala a «Alemania, Holanda y Australia» como las enemigas más importantes. En el staff del combinado también está el cántabro Bernardino Herrera, entrenador de porteros, y para el que los de Tokio serán sus terceros Juegos.
Las pequeñas esperan reconocerlas cuando las sigan en los Juegos de Tokio, porque a Beatriz eso de que puedan suspenderse la pone los pelos de punta. «No me lo imagino. Para un deportista sería lo peor que le puede pasar. Es algo para lo que te preparas toda la vida. No pienso en ello».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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