«Aún no me creo que soy campeón del mundo»

-Campeón mundial júnior ¿Ya se lo cree?

-La verdad es que no (risas). Es demasiado. Ya me han dicho que tardaré en asimilarlo. Estos días, he estado tan pancho. Estoy flipando todavía.

-¿Cómo fue el campeonato en Gáldar?

-La competición, la World Cup Gran Canaria Frontón King, duraba 15 días, con el fin de esperar las mejores olas. Venía de una competición en Portugal en la que quedé en la quinta plaza. Esa ola de El Frontón es una ola grande, de piedra, a la que no estoy acostumbrado. Yo aquí entreno con olas más pequeñas y de arena.

-Olas de piedra y de arena ¿Qué diferencia hay entre ambas?

-Las olas de piedra son más radicales, con más potencia. Y se llaman así porque el fondo del mar es de eso, de piedra. Si te equivocas con una maniobra, es con lo que te das abajo (más risas).

-Parece que se adaptó muy bien a ellas...

-Fui pasando rondas. Los octavos, cuartos, semifinal y final fueron todas muy seguidas. En las otras rondas éramos cuatro a la vez en el agua, y en las semifinales y la final, ya uno contra uno. Son 25 minutos de tanda, coges olas y puntúan las dos mejores.

-¿Y cómo se sabe quién va ganando?

-Por megafonía, los jueces van diciendo la puntuación. Si por el estruendo del agua no has podido oírlo, levantas el brazo y te lo repiten.

-Y cuando acaba la tanda y sabe que es campeón del mundo, ¿qué se le pasa por la cabeza?

-Bufff (risas). Ahí estaba yo, flipando, solo ahí en medio del agua. Y toda la gente chillando desde el acantilado. Allí me acompañaron un amigo de la Escuela de Surf de Santander, donde doy clase, y mi prima, además de mis entrenadores Luis Pérez y Manuel Arrarte.

-¿Desde cuando lleva en esto del bodyboard?

-Lo practico desde los nueve o los diez años. Mi hermano y mis primas empezaron a hacer surf cuando yo era pequeño. Yo empecé con el bodyboard y ahí me quedé.

-Da la impresión de que es un paso previo al surf, su hermano pequeño...

-Y no tienen nada que ver. Son cosas totalmente diferentes. En el bodyboard el objetivo es coger olas -más grandes que las del surf- con la tabla y volar, hacer maniobras en el aire. No consiste en que la ola te lleve. Como en todos estos deportes, exige estar en una gran forma física.

-¿Es un deporte caro?

-El material es un poco más barato que el del surf. Un paipo, las aletas y un traje de neopreno para el invierno pueden estar entre los 400 y los 500 euros.

-¿Cuáles son sus planes de futuro en esto del bodyboard?

-Me queda un campeonato, el de España, que es dentro de diez días. Este es mi último año en la categoría júnior. Ya en 2022 competiré en el circuito de los mayores, el absoluto. Tocará hablar con patrocinadores, porque hay muchos viajes a otros países. Pero este título mundial júnior es la mejor manera de pasar a esa categoría open.

-¿Se puede vivir del bodyboard?

-Siendo muy muy bueno, vives de ello muy poco tiempo (risas). Es un deporte que tiene menos repercusión que el surf. La mayoría de los que viven del bodyboard es porque tienen sus propias marcas.

-¿Qué estudia?

-Estudio Ingeniería Marina en la Universidad de Cantabria. Tengo suerte porque puedo compatibilizar bien los estudios con el bodyboard.

-¿El bodyboard le deja tiempo para practicar otros deportes?

-El fútbol me gusta bastante. Lo practiqué de pequeño hasta que lo tuve que dejar por el bodyboard. Y también surfeo con tabla.