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ASER FALAGÁN
Santander.
Domingo, 8 de octubre 2023, 02:00
José Luis Korta (Orio, 25 de abril de 1949) transpira salitre. A sus 74 años no se conforma con ver la vida pasar. O sí, pero siempre que sea desde un barco. Es un mito vivo del remo y lo sabe, sin ejercer la falsa ... modestia. Treinta años a orillas de Brazomar le han hecho casi castreño, aunque conserva perenne el acento guipuzcoano que rezuma en cada palabra, en cada nota de voz. No fue, de niño, «de esos que iban a la escuela», pero el mar y los años le han dado perspectiva a su carácter indómito, que combina con gracejo. Directo, inimitable.
Este verano Castro le llamó para que le ayudara a salir de esa crisis que parece no terminar y Korta, que ya es uno de casa pese a encarnar el arquetipo vasco, dijo que sí. Nuevos tiempos para el viejo marino, que sonríe a la vida y encara nuevos tiempos. «Yo en el Whatsapp mando siempre notas de voz para que no se rían de mi, porque si tengo que poner acentos me sale siempre igual: Mal». Vive con su mujer a caballo entre Castro y Muskiz y no es muy de protocolos. Atiende cuando le llaman con una naturalidad arrolladora. El Korta verdadero; el de Orio pero también el de Sestao y Castro, el que se volvió de Tallin hace casi siete lustros con un diploma olímpico, el de la ola mágica de La Concha, el que recuperó el remo en Castro cuando le llamó su hermano Vicente, está de vuelta.
-¿Cómo es eso de regresar a La Marinera a los 74 años?
-Se puede decir que soy castreño, ya. Estoy aquí desde el 97. Es un proyecto para trabajar en casa con chavales, porque tampoco podemos fichar, pero disfrutaremos. Para este año hay chavales, porque parece que todo el mundo se ha animado a sacar barco en Cantabria. Van a salir Laredo, Santoña, Colindres...
-¿Eso es bueno o malo para el remo cántabro? Más traineras son más oportunidades, pero también el potencial más repartido...
-Bueno, también hay veces que no pueden remar todos. Hacen falta remeros, está claro, pero a veces tienen treinta y diez no pueden remar, así que creo que es bueno. Cuando llegué a Castro era igual; se movió todo mucho y fue bueno. Nosotros, Pedreña, Astillero... dimos años muy buenos. Pero cada vez es más complicado porque pasa como en el fútbol: el que más dinero tiene hace la mejor tripulación. Se ha perdido lo bonito del remo, cuando remaban los de casa y los del pueblo de al lado. Como en el fútbol, para estar arriba hay que fichar, en eso no podemos pensar nosotros. Quiero disfrutar con los chavales en el agua. Para el remo cántabro va a ser bueno que esté yo aquí y va a haber más traineras. Igual el doble. Eso es bueno. Lo primero ser fuertes en casa, porque si no, no puedes salir. Tenemos que hacer una Liga bien hecha con los que estamos aquí.
-Después de treinta años viviendo en Castro, ¿su entrenador más mítico tenía que volver?
-Aquí tengo amigos y otros que no me pueden ver, pero eso me pasa en todos los sitios. En Castro no me tengo que mover. Vivo al lado del campo de fútbol y voy al club andando o en bici. Y porque no tengo embarcadero en casa, que si no podía ir remando.
-¿Con qué objetivo regresa?
-Ayudar en lo que pueda. También a Actividades Náuticas. Tenemos que trabajar juntos. No entiendo que alguien que venga de AN Castro no sea remero propio de La Marinera. Después que reme donde quiera, pero que no sea propio de otros clubes. Quiero que cualquiera que pase de las categorías inferiores de Actividades Náuticas pueda ser de La Marinera, y luego ya irá donde quiera, le llamen o pueda. Tengo que conseguir eso. Y en lo demás, echar una mano en lo que pueda; estar al lado de casa. Así estamos activos, que a la gente mayor nos hace falta.
-Estará mayor, pero cuerda parece que le sobra...
-Esto te llega de un día a otro. Esperemos que no, pero no sabes dónde te ha tachado el calendario. Vamos a competir y a hacer deporte, porque la vida es un deporte. En todo quieres ganar o, al menos, no empeorar. Ahora lo hago desde el muelle.
-¿Le entra todavía el gusanillo de ponerse en la popa?
-No. Ya antes, en muchas regatas que podía ir de patrón, si veía que otro podía hacer lo mismo que yo le dejaba el puesto. Cuando he montado en el barco en los últimos años es porque veía que podía sumar. Si veía que otro chaval o patrón podía hacer igual, le dejaba a él; he dado oportunidades a todo el mundo. Pero si un día tengo que montar en la trainera, se hará. Antes los patrones eran gente mayor, los dueños de los barcos de pesca. El que más experiencia tenía y el que más sabía. El que mandaba.
-O sea, ¿que lo mismo le vemos un día embarcado?
-Mientras se pueda sumar... Pero ya en los últimos años en Castro la gente decía: ¿Cómo va ese viejo de 52 años? Si hiciera falta, subiría, pero seguramente tendremos algún chaval de patrón. Tengo remeros de Castro a Pedreña y Portugalete. Que disfruten.
-Castro va a remar en la ARC. ¿Cuál es su proyecto?
-Me gustaría que suban chavales. Que vengan, aunque no hayan remado antes. Les ponemos a remar. No ha habido nadie estando yo de entrenador que no haya montado en la trainera conmigo. Valiera o no siempre he dado oportunidad. Seré bueno o malo, pero en eso soy único.
-¿Y el objetivo deportivo?
-Todavía no sé ni con qué gente voy a contar. Va a haber bajas del año pasado y entonces tampoco andaban sobrados. Creo que si tomo la trainera la gente se anima, porque en Castro siempre ha habido remeros, aunque Luismi Villar se va a llevar gente a Pedreña.
-¿Podemos pensar en ver a Castro en ACT dentro de unos años?
-Bueno; puede ser. Hay que poner siempre el listón arriba. Pero lo primero es tener este año 20 chavales. Y si los hay, al año siguiente serán 40. Después ya sabremos hasta dónde se puede llegar, porque para estar en la ACT hay que tener un presupuesto muy alto. Ya lo dije hace 20 años, cuando estaba en Castro; que la ACT, hasta ganando regatas, iba a arruinar a muchos clubes. Porque hace falta mucho dinero. El Racing es un buen ejemplo. ¿Te imaginas dónde estaría con el presupuesto del Barcelona?
-Pese a todas las dificultades que comenta, parece optimista.
-En el remo cántabro nos vamos a pelear entre nosotros y creo que en dos tres años subirá enteros. Es todo trabajar; trabajar con chavales, que cada vez cuesta más. Ahora que tienen tanta fiesta y juerga es más difícil. Nosotros disfrutábamos entrenando porque no teníamos otra cosa, pero ahora tienen tantas... Yo, si hubiera podido, habría sido ciclista. De ciclocross. De tres que corrí, tres gané, y a gente que después fue a mundiales. Más que en bicicleta les ganaba corriendo -ríe-.
-Pero hace falta dinero para fichar, para afrontar la temporada... y para no perder remeros.
-Pero eso es bonito. Esa ley siempre la ha habido; remeros de un pueblo que se van a otro. Lo malo es lo de los propios. Aquello lo sacaron los vascos porque los cántabros estábamos ganando y no podían soportarlo. Nos metieron un gol por la escuadra, porque pusieron ese plazo de tres o cuatro años e hicieron propios a los cántabros que tenían. A mí me quitaron así ligas en Castro y en Kaiku.
-Se supone que era para proteger la cantera...
-El primer año, con la primera Concha, había nueve castreños en el barcos. En 2001, 2002 y 2003 ganábamos nosotros. Teníamos bastante gente de fuera, pero los demás también y a los tres años ya contaban como propios. Es la trampa que nos hicieron. Me pasó en Castro y después en Kaiku. Podía ir a La Concha y al Campeonato de España y ganarlo, pero no podía remar con los mismos en la ACT. Anuncié que cuando yo no tuviera problemas con los propios cambiarían la norma y se hizo: ahora son canteranos. Y volverán a cambiar. No me gusta cómo funciona el remo. Me gusta más la segunda y tercera categoría que la primera; son más auténticas. Los que más problemas tienen son los pequeños; el grande siempre tiene dinero y va a tener. Ahora, si me dejan subir a ACT, digo que me quedo en ARC. Van a quedar solo cinco clubes de arriba, que son los que tienen dinero, y van a dominar.
-¿Cuál es la alternativa?
-Tendríamos que volver más a lo antiguo. LaLiga está muy bien para venderla, con la televisión, un señor que lo maneja todo... Llevo años diciendo que esto va a cambiar y que al final va a haber clubes que no van a querer estar en la ACT, que van a hacer su propia Liga.
-¿Los gallegos, por ejemplo?
-Siempre he dicho que tenía que haber una liga de cántabros y vascos, otra en Galicia y luego un enfrentamiento de los seis mejores de cada una. Sería mejor para ellos y nosotros, pero el que tiene el negocio lo quiere vender. Se va a remar a Sevilla, Barcelona o la Luna, si hace falta, pero no es bueno para el remo.
-Habla de los cántabros en primera persona. ¿Ya se siente uno más? Porque las raíces vascas no las ha perdido en absoluto.
-Llevo tantos años aquí, 26, que se me ha quedado todo de Castro salvo el acento. Yo no miro bandera ni dónde nací. Yo cuando estoy en un sitio lo defiendo. Al mundo nos ha traído la madre y ¿qué diferencia hay dónde lo hiciera? Mucha gente que nace fuera y se hace de aquí. O nacen aquí de gente de fuera. Y eso no va a cambiar. A mí me da igual el color; buenos y malos hay en todos los sitos.
-¿Sigue remando?
-No. Tengo el dique seco. Tengo dos yolas de aprendizaje y un batel individual que me hizo Amilibia en Muskiz, donde los perros. Soy cazador, pero no cazo. No mato ningún animal; soy ecologista con escopeta. Los tres botes los tengo ahí y sí que andaré un poquito, pero antes tengo que organizar el club. Este año va a ser difícil, pero el año que viene, por la mañanas, igual sí.
-¿Le hizo Amilibia un batel?
-Hizo un batel individual y cuando no me dejaban ir en la motora iba remando. Ya salí una vez con la yola de aprendizaje en Castro en 2006. Después me hice San Sebastián-Castro en cuatro etapas. Y otra vez Sestao. Es lo más bonito que he hecho. No conocemos la costa mirando desde la mar; lo bonito que es. Y eso que he andado en la mar; cuatro años antes de empezar a remar. También me impresionó mucho la primera vez que vi Castro desde la parte de la mar. A Santander no he ido remando, pero lo bonito es el viaje. Hay vistas y sitios que la gente no conoce.
-Habla de su vida en alta mar. ¿Cómo era?
-Fueron cuatro años en un pesquero en Orio. También había mucha gente de Laredo y de Castro. Íbamos a bocarte y después a bonito, sardina, chicharro... ¡Vaya inviernos que hacía entonces! ¡Se te quedaba el moco tieso! Lo que ha cambiado... Y pasa en todos los sitios. En los diez años que fui a Patagonia con 'El conquistador del fin del mundo' vi lo que cambió el clima.
-Allí se convirtió casi en un icono pop junto a Juanito Oyarzabal...
-Con Juanito el pequeño. No tiene que cortar las uñas de los pies, como dice él. Ya era mayor cuando fui allí. Ahora estoy viendo la española y tiene un éxito de la leche. El primer día cuatro millones, tú. Pero para ir allí tienen que ser chavales jóvenes. Con sesenta todavía te podías defender, aunque no era lo de veinte o treinta años antes, pero ahora nos han crecido las orejas y la tripa.
-Pero ni se cansa ni se retira.
-Mientras pueda andar, no. Me gusta ir a pescar. En San Juan iba por las mañanas y remaba un poco. Algún chicharro o lubina caían. Siempre se engancha algo, aunque sea una bota.
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