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«No puedo fallar. Debuto en mi casa, con mi gente, ¿qué más puedo pedir?», confiesa Jesús Laso Gutiérrez (Santander, 1999). El sábado se subirá al ring en su primer combate profesional ... . «Estoy súper motivado y con muchas ganas». Se enfrentará al venezolano Sandro Hernández, un rival con mucha más experiencia que él, más edad y mucha más lona que el cántabro, pero «hay que ir a por todas», explica Laso.
El salto le llega después de 25 peleas amateur (tres derrotas) y tras haber ido cumpliendo poco a poco los pasos que desde su esquina, con su padre Marcos Laso, como entrenador principal, y José Iturbe, Gerardo Ruiz y 'Gringo', como apoyo, le han ido marcando. «He sido tres veces campeón regional y este año subcampeón de España. Con paciencia y con muchas ganas por ir creciendo», reconoce.
A Laso lo del boxeo le toca de cerca. «Mi padre boxeó y siempre lo he mamado en casa. Yo jugaba al fútbol, pero no hacía más que darle la tabarra a mi padre para que me dejase boxear», añade. Y así fue como empezó. Durante varios años sus semanas comprendían tres días de entrenamiento de fútbol y dos de boxeo y «siempre estaba deseando que llegasen los martes y los jueves para ir a darle al saco». Su deseo y preferencia por el cuadrilátero le llevó a colgar las botas y dedicarle todo el tiempo al boxeo. El asesoramiento y los consejos los tenía cerca. «Mis primeras peleas fueron en casa, con las manoplas y con mi padre. Allí empecé». Pronto se le quedó pequeño el sótano y sus apariciones por el Gimnasio Team Laso de Suances, propiedad de su padre y entrenador, se hicieron más habituales. «Siempre me gustó y quería mejorar», señala.
Quedan tres días para el combate. Los nervios y la incertidumbre «siempre están presentes, pero voy a llegar bien preparado y en un buen momento», indica el joven púgil. No le gusta y prefiere que lo hagan otros, pero aún así se define como «un boxeador valiente, que suele ir al frente, que se maneja bien en las dos distancias, la corta y la larga», pero que también sabe que «hay que mejorar la defensa, el ser más pausado y ordenado», como bien le dicen desde su esquina.
Conoce parte de sus virtudes y sabe bien cuáles son los defectos que debe pulir. La del sábado es su primera pelea profesional, el primer peldaño de un largo camino que «no tiene un objetivo concreto. Hasta donde llegue». No se pone metas a largo plazo, quiere ir paso a paso y que sus ganas no se terminen. De su primer rival, el venezolano Sandro Hernández, conoce que «es valiente y marrullero porque tiene muchos combates, experiencia y tablas, pero es lo que hay», admite. Hernández (15-23-3) tiene 32 años y recientemente cayó derrotado ante Olmo de Paz (Septiembre) en un combate en La Coruña.
Para Laso el debut no cambiará en exceso su plan de vida, al menos por el momento. Actualmente imparte clases de boxeo a chavales por las mañanas, encaja en su jornada el trabajo de camarero y por las tardes y noches es él quien entrena y sueña con dedicarse a algo que le gusta y desea. «De lunes a sábado. Hay mucha ilusión y por eso todo es poco», explica.
El combate, correspondiente al peso súperligero y programado a cuatro asaltos, formará parte de una velada que comenzará el sábado a las 19.30 en el Pabellón de Suances. La víspera tendrá lugar en el Bar El Descanso, en Hinojedo. Laso está en la rampa de salida. Con jóvenes como él, el boxeo cántabro se revitaliza.
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