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El deporte, en plena lucha contra el covid, intenta, a partir de burbujas de aislamiento y estrictos protocolos que permiten tener controlados a los deportistas a nivel sanitario, identificar inmediatamente potenciales positivos. Todo ello para evitar, en la medida de lo posible, nuevos contagios.
De momento, la peor parte se la lleva Asobal. A día de hoy, hay 30 partidos sin jugarse, nueve de la tercera jornada, programada entera para el 16 de diciembre. El protocolo que se sigue en la máxima categoría del balonmano nacional es muy claro. Todos los equipos, entre ellos el Liberbank Cantabria, pasan un test serológico o de antígenos -no PCR- 72 horas antes del partido y se remiten a Asobal firmados por el médico que los hace y su número de colegiado. El coste «lo asumimos los propios clubes», explica Servando Revuelta, director técnico y deportivo del Sinfín. El montante para la plantilla y cuerpo técnico «alcanza unos 1.000 euros mensuales», asegura.
Los santanderinos no son los únicos obligados a pasar test semanales. En rugby, el Aldro Energía Independiente, que milita en División de Honor, también tendrá que presentar los test de plantilla y cuerpo técnico -entre 23 o 25 efectivos en total- hechos 72 horas antes del partido.
«La Española nos ha conseguido un precio más económico», explica Jesús Celada, presidente de la Junta Gestora del club. En su caso, tienen que pasar test antigénicos. Plantilla, entrenadores y «todos lo que acompañen al equipo en los desplazamientos están obligados a pasar por esta exigencia», que ascendería a «varios miles de euros mensuales», apunta Celada.
La misma situación se vive en los equipos de baloncesto que toman parte en competiciones nacionales. En el Grupo Alega Cantabria, el único representante autonómico en LEB Plata, hacen «test cada semana entre 72 y 48 horas antes del partido. Así, en caso de un falso positivo, nos da tiempo a una PCR que lo confirme o no», explica Álex González, gerente del club. A ellos les «han facilitado pruebas gratuitas para las tres primeras jornadas y a partir de la cuarta ya lo sufragará el club hasta el final», añade. De momento, en su categoría no hay muchos problemas y se están jugando «un 70 u 80 % de los partidos», explica González.
Exactamente la misma política de detección hay en EBA para Solares, Cantbasket 04, Raisan Pas Piélagos y Conspur Bezana. Mario Díaz, directivo y responsable para el covid de este último equipo, explica que «en el primer partido a jugadores y técnicos se les hizo un test de antígenos y uno de sangre para comprobar que diesen todos negativo». A partir de ahí, cada semana «se envía el resultado tanto a la Española como a Sanidad». Ahora «estamos hablando con la Federación de cara a la cuarta jornada para ver dónde podemos hacer acopio de pruebas», dice.
Por contra, en el Voley Textil Santanderina de División de Honor sólo se hacen pruebas en caso de que lo solicite la comunidad autónoma donde jueguen a domicilio. «Ya sabemos que para jugar en Galicia tenemos que pasarlos», explica Fernando Gutiérrez, secretario de la entidad.
Esa misma política rige para el Uneatlántico Pereda en la misma categoría que los cabezonenses, solo que en balonmano femenino. «Solamente se nos obligó a realizar una prueba 48 horas antes del inicio de la Liga y luego ya nos ceñimos a los requerimientos sanitarios de cada comunidad», comenta José Luis Sáez, responsable del Pereda.
El Bathco Balonmano Torrelavega de División de Honor Plata ha tirado por la calle del medio. «Hasta la fecha depende de dónde vayamos a jugar», dice el presidente Álex Gómez, «así que no hay exigencia de hacer test ni antes ni después de los partidos, pero nosotros decidimos hacerlos a nivel interno sin ninguna ayuda económica».
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