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Era la segunda carrera del domingo, el premio Estrella de la Ilusión, en el Gran Hipódromo de Andalucía, en Dos Hermanas (Sevilla). Y para Diego Sarabia (Santander, 1981), la primera del año. Poco antes, el cántabro había recibido un merecido homenaje. Al inicio de ... la temporada se reconocía su título en el Campeonato de España de Gentlemen de 2019. Su duodécimo entorchado, el que más en la historia del turf español.
Diego montaba a 'Barry Lindon', un caballo francés de cinco años de su cuadra, Río Cubas. Un mozo de pista sujeta al animal, que ya andaba algo nervioso, de las riendas. Al soltarlo, apenas cuatro zancadas después y justo cuando el purasangre se disponía a empezar el galope de calentamiento hacia la zona de salida, en apenas medio metro se revuelve hacia su izquierda. Se levanta de manos y descabalga a su jinete, que sale despedido en sentido contrario. «Ha caído a plomo», relata su padre, Antonio Sarabia. Diego se queda en el suelo, con evidentes signos de dolor y sin moverse mucho. Las asistencias inmediatamente acuden en su auxilio y se lo llevan en camilla, inmovilizado. El resultado de esa caída es una fractura por aplastamiento de la vértebra L1, situada en la zona media baja de la espalda. El cántabro también se rompió un dedo de la mano izquierda.
Diego Sarabia fue trasladado este lunes en ambulancia desde la capital hispalense hasta Santander. Por la tarde llegaba a la Clínica Mompía. En principio, no se descartaba la operación. «Pero al final los médicos han optado por no operar», señala Antonio Sarabia, «y sí por la sujección absoluta». Al jockey cántabro le espera una buena temporada de inmovilidad hasta que esa vértebra suelde.
La caída de Diego Sarabia en Dos Hermanas no es la primera en la larga ya trayectoria del jockey cántabro. «Por suerte, se cae muy poco en carrera», reconoce su padre. «Quizá sea la cuarta o la quinta. Pero sí es la más seria». En entrenamientos, los percances sí son mucho más usuales.
Lo que también extraña es el lugar. «Es más raro que sea en un hipódromo. Y además, sin empezar la carrera», añade Antonio Sarabia. «Que no se caiga en el Derby de Loredo, donde los caballos corren cerca de 15.000 personas, y que se caiga aquí...». Pero Sarabia conoce bien los gajes del oficio de la afición de su hijo. «Por lo que sea, el caballo se ha puesto nervioso. Se ha asustado con algo». Diego conoce al animal perfectamente ya que es de su cuadra. «Han corrido muchas veces juntos y han sumado victorias. Pero esta vez, ha hecho ese extraño».
Entre todo el infortunio, algo de suerte. La pequeña ayuda que otorga el chaleco protector que lleva cada jockey y que ha evitado males muchos mayores. «Es la espalda y ahí está la médula...», concluye Antonio Sarabia.
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