El doble homenaje de Sergio a Diego

«Le quiero brindar esta victoria a un chico que boxea en Santander, Diego, que ha tenido una enfermedad y está en el hospital. Te lo prometí y te lo hago público en la tele; que lo vea todo el mundo. Recupérate pronto», decía ayer Sergio García después de noquear (KO técnico) a Gregory Trenel. Si les cuentan que Diego fue uno de los grandes protagonistas de la madrugada en Torrelavega, tal vez no entiendan nada. Pero así es. El equipo que han formado los 'Sergios', el Niño y Maravilla, para llevar grandes veladas pugilísticas al Besaya se transmutó el sábado -ya el domingo, en realidad- en una afectiva doble dedicatoria unida por un nombre.

Diego, que tiene por nombre de guerra Dieguito, boxea en la Escuela de Iván Salcines en Santander, heredera de la Peña Eguía, y el domingo pasado sufrió una parálisis que en principio fue diagnosticada como un infarto medular con una mielitis, aunque ahora está a la espera del diagnóstico definitivo. «Se levantó el domingo por la mañana con dolor de cuello, después en el brazo y fue perdiendo movilidad», explica su madre, Ana Isabel Gutiérrez. Emocionada por el enorme apoyo que ha encontrado en el mundo del boxeo y esperanzada por una muy buena evolución (el joven púgil ya ha comenzado a andar de nuevo), no tiene ningún problema en contar su historia y la de su hijo en estos días, «sobre todo porque igual así podemos ayudar a más gente».

Como segunda parte del homenaje, el Niño le regalará los guantes del combate del sábado, como tendrá también un recuerdo que acompañe al vídeo que le ha dedicado Kerman Lejarraga. Diego o Dieguito sigue ingresado, pero evoluciona favorablemente. «Estamos esperando a que baje la inflamación para que nos den un diagnóstico definitivo», explicaba ayer su madre, que destaca además el buen trato recibido en el Hospital Valdecilla. La dedicatoria de Sergio García ante las cámaras de Eurosport ha visibilizado su enfermedad y ha dado una gran repercusión a este joven deportista.

«Muchas gracias a todos los que me estáis hablando dando ánimos; a todo el mundo que me ha estado apoyando. De la que salga ya espero veros a todos», dice en un pequeño vídeo en el que ya se puede comprobar que ha recuperado parte de su movilidad.

Ahora solo resta encontrar el momento en el que el joven púgil, que tiene todavía una larga recuperación por delante, se encuentre con su ídolo. Si su estado, su agenda y la situación sanitaria lo permiten, el Niño intentará verle esta misma semana. Otro ejemplo de la afectividad del Niño García, que nada más terminar el combate, aún sobre el cuadrilátero, había dedicado el triunfo a su padre e inmediatamente después quiso hacer valer su promesa.

Otro homenaje merece, por cierto, Trenel, estoico ante la izquierda del Niño. Llegó casi sin tiempo, se llevó muchísimas manos y no arrojó la toalla pese a la combinación de jabs de izquierda y directos de derecha que tuvo que soportar. «Nada más salir métele cuatro manos», le decía Víctor Iglesias desde el rincón ya antes del tercer asalto. El galo, firme, profesional y correoso, sabía a lo que llegaba, pero no quiso tirar la toalla -aunque con sus gestos parecía decir 'ya no más' -y dio una lección de profesionalidad. Tuvo que ser el árbitro quien parara el combate en el sexto asalto, en el que es el 14º KO para el Niño, que ya necesitaba una victoria antes del límite con la que adornar una estadística perfecta: 33 victorias en otros tantos combates.

No pudo haber abrazo, el covid lo impedía, pero sí tiempo para el saludo, el reconocimiento al rival, la dedicatoria emocionada a la familia y ese momento para un boxeador, un jovencísimo boxeador ya abrumado por las muestras de apoyo, que todo un campeón de Europa como el Niño García ha visibilizado y convertido en mainstream; al menos en mainstream cántabro.

Después llegaría el homenaje del otro Sergio, Maravilla, al otro Diego, Maradona, a su salida al cuadrilátero. La primera vez que lo hacía tras la muerte del 'Pibe'. Pero era el otro homenaje. Porque en la velada torrelaveguense ellos eran, con todo el cariño y el respeto que merecen dos mitos, los otros.