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Cuando alguien se hace boxeador cuenta con que debe trabajar y trabajar para, con suerte, lograr una oportunidad. Ese es el camino. A Elián Guerrero ( ... Segovia, 1998) le ha llegado la suya en Arabia Saudí. A sus 27 años subirá hoy al ring en la nueva Meca del boxeo, en el torneo Grand Prix WBC, para pelear por hacerse un hueco en el difícil y exigente mundo de los guantes. Guerrero, junto a otros 117 compañeros de cuerdas, se expone en uno de los mejores escaparates del momento. «Es un sueño. Es mi momento y quiero disfrutarlo y traer el trofeo para Cantabria», explicaba antes de subirse al avión. Es uno más en la tierruca desde hace meses, cuando apareció «con unos guantes y un protector en las manos por la Escuela de Iván Salcines; él me lo ha dado todo». Fue campeón de Castilla León, donde nació y empezó «a pegarle al saco» y después de siete años decidió cambiarlo todo. «En Cantabria me han tratado muy bien, estoy agradecido y quiero devolvérselo». Y hasta Riad se ha ido con Salcines, su ángel de la esquina. Competirá en el peso superligero donde deberá pasar cuatro rondas para llegar a la final. A la cita se la llama 'Campeones del Mundo del Futuro' y los púgiles son escogidos en función de sus características, trayectoria, posibilidades y perfiles. El ordenador dio su nombre: Guerrero.
En la capital saudita, por España, además del 'cántabruco' competirán un gallego, Jokin García, y el también gallego y campeón de España, Olmo de Paz. Guerrero sueña con que Turki Al-Sheikh, el jeque árabe y multimillonario clave en la entrada de Arabia Saudí en el boxeo, levante su brazo el próximo domingo después de que suene la última campana. «Esta vez sí voy preparado, voy con mucha ilusión y entregado. Sé que me puede cambiar la vida», sentencia.
Precisamente su periplo hasta llegar aquí ha tenido de todo, como el de casi todos los boxeadores. Altos y bajos, dudas y fracasos. 70 combates amateur por el camino y un récord de 9-0 en profesionales. Pero también una pelea que le hizo reflexionar hace dos años. «Fui invitado de repente al Torneo de Montpellier Boxing (Francia) representando a España. Sin tiempo para prepararme. Me tocó un tal Sophiane Oumiha. No le conocía. Perdí, pero en el cuarto asalto casi lo tiro. Después me dijeron que era medalla de plata en Río 2016 y fue también plata en París 2024 el año pasado. Ese día me hizo pensar».
Lejos quedan las tardes donde costaba «sacar esa motivación para seguir creyendo» y las dudas cuando todo se complica un poco más. «He tenido suerte ahora. Con Iván y con el grupo con el que trabajamos todo es más fácil; me lo han dado todo y una fuerza extra para pensar que siempre se puede un poco más», concluye mientras se cala la gorra y se aferra s su bolsa de deporte. Segundos fuera.
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