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miguel ángel pindado
Valladolid
Miércoles, 8 de enero 2020, 12:46
España inicia el Campeonato de Europa 2020 de Suecia, Austria y Noruega con la vitola de campeón, defendiendo un título conquistado brillantemente en Croacia 2018 de la mano del actual seleccionador, Jordi Ribera. Y además lo hace con el objetivo añadido que supone este ... año el título continental como es la plaza directa para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Por ello mismo, el Campeonato de Europa, sin lugar a dudas el torneo más complicado del balonmano mundial, cuenta con un sinfín de novias y aspirantes a relevar a los Hispanos del trono.
Dinamarca, con plaza ya en Tokio por su título mundial, y Francia son siempre los dos grandes rivales a batir. Ambas cuentan con unas plantillas exquisitas y saben sacar provecho de sus jóvenes valores. Junto a estos dos gigantes y a la par, está la selección española, que ha conseguido amalgamar un equipo donde no brilla especialmente ningún jugador individualmente sino que ofrece un juego colectivo capaz de arrasar con cualquier rival. Jordi Ribera ha dotado a los Hispanos de un estilo de juego donde la estrella es el sistema y principalmente la defensa. A partir de ahí, la calidad individual de cada jugador se pone al servicio de dicho sistema y no al revés, como suele ocurrir en otros combinados. Y cierto es que Jordi Ribera ha confeccionado una selección súper veterana, con hombres que ofrecerán en este ciclo olímpico su último servicio al combinado nacional, y jóvenes valores que han ofrecido un excelente rendimiento en sus clubes. Los Raúl Entrerríos, Virán Morros, Aguinagalde, Guardiola o Sarmiento superan con creces los 35 años en comparación con los apenas 22 años de Aleix Gómez o Dani Dujsebaev. Y precisamente esa veteranía es la que aporta la solidez al sistema y muy especialmente el saber competir en estos torneos donde la presión y la igualdad son enormes.
Por detrás de estas tres selecciones, Dinamarca, Francia y España, se encuentran dos de las anfitrionas, Noruega y Suecia, que han despertado de su letargo en los últimos años y buscan reverdecer viejos laureles, especialmente los suecos, que son los que más entorchados europeos han conquistado (4), siendo la última selección en revalidar el título, si bien en la lejanía del año 2002.
Noruega ha confeccionado una selección muy competitiva que se quedó a las puertas del éxito en la final del Mundial ante Dinamarca y que ahora aspira a quedarse con el trono ante su afición. La anárquica Croacia es otra selección a tener en cuenta y si bien el balonmano balcánico se ha quedado un poco atrás, sus combinados son capaces de aguar la fiesta a cualquier rival. Así, Serbia o Eslovenia son otros 'outsiders' junto con la siempre poderosa Alemania, la imprevisible Polonia o la siempre mecánica Rusia.
España inicia la competición mañana jueves, a las 20:30 ante Letonia, una selección revelación que jamás había acudido a una fase final de un Europeo y donde el gigante Kristopans es su mayor exponente. A continuación, el sábado, se medirá a Alemania, muy probablemente con el primer puesto del grupo en juego. Es, a priori, el partido decisivo de los Hispanos, que cerrarán la fase de grupos el lunes 13 frente a Holanda, otra novata en el Europeo. Después los cruces se harán con los grupos A (Croacia, Bielorrusia, Montenegro y Serbia) y B (República Checa, Macedonia, Austria y Ucrania).
Letonia, una novata con ganas de sorprender
Accede por primera vez en su historia a una fase final de un campeonato de Europa, ya que en la anterior edición la diferencia de goles le dio la plaza a Bielorrusia. Letonia aparece en el mapa balonmanístico mundial de la mano de su principal estandarte, el gigante lateral derecho Dainis Kristopans, campeón de Europa con el Vardar macedonio y considerado el mejor jugador europeo de 2019. Con sus 216 centímetros de altura y su enorme envergadura es una auténtica pesadilla para cualquier defensa. Sin lugar a dudas es un jugador que marca la diferencia, incluso con sus propios compañeros, pese a los esfuerzos del seleccionador letón, Armans Uscins. En principio sería una de las peras en dulce de esta fase de grupos, pero no hay que fiarse de ningún rival.
Alemania, la incógnita de las bajas y las novedades
Alemania siempre es una amenaza por el potencial de su liga. El técnico Christian Prokop se ha visto obligado a numerosos cambios debido a las lesiones de fijos como Stroble, Ernst, Sutono Weinhold, pero ha sabido dotar al equipo de sabia nueva a la vez que recuperar a algunos hombres que deberán ser determinantes como el lanzador Julius Kühn. Forman un bloque muy compacto y muy duro, con una defensa siempre rayando los límites del reglamento. Tienen especiales ganas de revancha frente a España, que les apartó de la final en el anterior Europeo, por lo que el partido del próximo sábado promete ser una pequeña final. Además, el hecho de no enfrentarse con los grandes cocos ha hecho aumentar las ilusiones del combinado teutón.
Holanda debuta en un Europeo
A priori es la víctima propiciatoria del grupo. Logró su clasificación para este Campeonato de Europa como tercer mejor clasificada, venciendo precisamente en el último partido a Letonia. No tienen en absoluto nada que perder, por lo que pueden jugar sin presión y disfrutar del torneo. Es un equipo talentoso, pero joven y sin ninguna experiencia en grandes torneos por lo que se presume que será la cenicienta. En el banquillo cuenta con el islandés Erlingur Richardsson, quien pondrá orden y fortaleza a los sistemas defensivos holandeses. Sus jugadores más resolutivos son Bobby Schagen, un lateral derecho que milita en el Lemgo alemán, la liga de la que se nutren muchos de los jugadores holandeses, y el guardameta Gerrie Eijlers.
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