«Estar ahí y oír las bombas te cambia»

El 24 de febrero, en lugar del despertador, a Anna Muzychuk y su hermana Mariya (Stryi, Ucrania, 1990 y 1992) les despertaron «a las siete de la mañana las sirenas que sonaron en todo el país», cuenta Anna, la tricampeona del mundo que acaba de aterrizar en Torrelavega para incorporarse al Club Ajedrez Solvay. En ese momento cogieron sus teléfonos móviles para ver las noticias y fueron conscientes de que «había una invasión a gran escala desde el norte, este y sur. Todos los vuelos se cancelaron inmediatamente y, a la vez, se anunció la movilización general -ningún varón entre los 18 y 60 años podía dejar el país para hacer frente al ataque ruso-», cuenta Anna, que tiene a sus padres y abuelos todavía en terreno ucraniano.

En ese momento, «entramos en shock. Por muchas fotos que veas de cualquier guerra en los medios, estar ahí y oír caer las bombas te cambia y en ese momento toca apechugar», reconoce la ajedrecista. «Sí esperábamos que podía haber una guerra e, incluso, que accedieran desde el este del país, pero fue desde varios puntos a la vez y eso nos dejó paralizadas y sin saber que hacer». En ese momento, la vida cotidiana de Anna y Mariya en el Óblast de Leópolis desapareció de un plumazo. «No sabíamos que hacer porque podían entrar también por la parte oeste». Era el momento de tomar decisiones y las hermanas Muzychuk optaron por comprar unos billetes de autobús hacia Polonia. En el trayecto «quedamos atrapadas en una cola de unos 15 kilómetros en la frontera», añade la jugadora de Solvay. Les costó 16 horas atravesar la frontera para acceder a territorio polaco, alcanzar Cracovia y embarcar en el vuelo directo a Valencia.

En la capital del Turia se sienten «bien porque estamos más seguras aquí, pero no puedo dejar de pensar en nuestros padres y abuelos, que todavía siguen allí». Esa situación hace que tanto para Anna como para Mariya resultase muy difícil salir de allí, «Nuestro padre tiene 54 años y se tuvo que quedar por la movilización general y nuestra madre se quedó con el. Es cierto que hablamos todos los días con ellos, pero leer las noticias es muy doloroso y triste para nosotras porque hablan sobre la destrucción de las ciudades y la muerte de civiles. Eso hace que nunca estemos del todo cómodas. ¿Estamos más seguras? Obviamente, pero no podemos estar bien». Lo cierto es que ambas solo tienen en la cabeza el «deseo de volver allí porque no puedes empaquetar tu vida y marcharte con ella a cuestas».

Durante la primera semana como refugiadas, «se decía que iba a durar poco, pero realmente no vemos el final de esta situación y lo único que estamos es ansiosas por volver». A la situación personal, se suman los problemas para seguir desarrollando su trabajo. «Resulta muy difícil porque mi ordenador esta allí y mis entrenadores también». Ambas tienen claro que «es difícil saber cuánto va a durar esta situación, si terminará en semanas o meses. No hay planes a corto plazo ni a medio. Estamos viviendo día a día», reconocen.

Asentadas ya en territorio español, Anna y Mariya Muzychuk se han puesto al servicio de Ucrania. «Creo que en estos días es muy importante que todos los ciudadanos ayuden de la mejor manera posible, que colaboren como puedan. No todas las personas pueden luchar, pero creo que todo el mundo puede hacer algo para ayudar desde las opciones que deje su propia profesión. Por ejemplo, los cocineros están dando de comer a los soldados. Las fábricas que antes del conflicto tenían producciones fuera del ámbito bélico, ahora hacen mercancías para los militares».

En su caso, como ajedrecista «me gustaría contribuir» y para ello Anna envió algunas de sus partidas comentadas a la editorial 'New in chess', que está inmersa en la publicación de un libro con partidas de jugadores ucranianos. «Todos los beneficios de la venta de ese libro irán destinados íntegramente a nuestro país». No será la única acción en la que están involucradas las hermanas Muzychuk. Ayer en Torrelavega tuvo lugar la charla coloquio de ambas con recogida de material solidario y una partida a la ciega entre Anna Muzychuk y la niña ucraniana residente en Torrelavega Anna Sinelnichenko. También tienen programado para el próximo 11 una exhibición en Valencia de partidas simultáneas ante cincuenta personas, en un acto que concluirá con una cena ofrecida por el chef con dos estrellas Michelín Ricard Camarena para apoyar a Ucrania en su conflicto bélico con Rusia. En ese caso, la recaudación se destinará a los ucranianos que estén refugiados en España.

El fichaje de Anna Muzychuk por el Ajedrez Solvay supone el regreso de la tricampeona de mundo a la liga española cuatro años después de su última participación. «En aquel momento quedamos terceros y estuvimos muy cerca de quedar campeones, pero espero que este año lo hagamos mejor», explica la ucraniana.

La mayor de las Muzychuk se encuentra cómoda en esta competición: «En otras ligas como la alemana -ambas hermanas son jugadoras del Baden-Baden que ganó la última edición de la Bundesliga- juegan equipos masculinos y femeninos separados. Aquí en España no existe esa diferencia y se juega contra el rival que te toque independientemente del género. Además, jugar en Linares también me gusta porque es una localidad muy especial para la historia del ajedrez mundial -Gari Kaspárov, tras proclamarse ganador del Torneo Internacional de Ajedrez Ciudad de Linares, anunció su retirada del ajedrez profesional o las partidas de Anatoly Karpov y Andréi Sokolov, que se jugaron allí- así que es un placer volver».

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