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El cántabro Manuel Martínez, 'Lolis', uno de los pioneros del surf en Cantabria, falleció ayer a los 86 años de edad. Con su marcha se despide un enamorado del mar y del deporte, un clásico en las playas cántabras, especialmente la de Somo, donde ... disfrutaba siempre que podía de su gran pasión.
Cuando le preguntaban por su ola favorita no tardaba en repsonder porque lo tenía muy claro: «La mejor es la de Santa Marina. Es una ola muy buena, grande, debajo tiene roca y la cabeza te trabaja». También sabía perfectamente cuál era la clave para disfrutar dentro del agua: el respeto. El mismo que sentía cada vez que se adentraba en el Cantábrico: «Me he ganado el respeto por respetar, por no entrar en polémicas tontas. A mí me saltan una ola y no monto la bronca, lo que digo es que tengan cuidado porque les puedo dar con la tabla», afirmaba en una entrevista a este periódico publicada en 2016.
Afable, simpático, socarrón cuando la ocasión lo permitía, Manuel Martínez 'Lolis' -apodo por el que era conocido por toda la comunidad surfera de Cantabria- fue uno de los pioneros del surf en la comunidad... y en España. Junto a otros 'aventureros' como Jesús Fiochi, Antonio Sáez, Manuel Gutiérrez 'Meco' o Juan Giribet fue uno de los jóvenes cántabros que en la década de los 60 empezaron a coger olas en la región. Lo hacían cargando sobre el techo de sus 600 o sus Seat 127 las tablas y empleando trajes de buceo y tablas muy rudimentarias que comproaban en Godofredo y que más tarde traerían de Francia. Y debían de pasárselo muy bien, no solo en el agua, con todas las rompientes solo para ellos, sino también al entrar y salir de la playa, viendo las caras con que les miraban los sorprendidos bañistas.
«Entre los pioneros del surf en Cantabria hubo dos grupos, uno que venía de la natación y otro del buceo», explica Jeremías San Martín, surfista, amigo de Lolis, expresidente de la federación Cántabra e Surf y cantante del grupo Quenovi. «Mientras Jesús Fiochi y Carlos Beraza, entre otros, era del grupo de los nadadores, 'Lolis' era el mayor de los que saltaron del submarinismo al surf, que empezarona surfear con plankins (rudimentarias tablas de madera)», continúa.
Más de medio siglo después, las cosas han cambiado mucho. El surf es ahora un deporte de masas y solo hace falta darse una vuelta por prácticamente cualquier arenal con olas para ver a numerosos aficionados flotando mientras aguardan la llegada de la serie. Un cambio que 'Lolis' vivió en primera persona y que asumió con naturalidad: «Antes era más en familia. Nos conocíamos todos. Ahora entras y, como hay tantísima gente, no conoces a todos, sólo a los dos o tres de todos los días», explicaba entonces.
«Llevaba ya unos años sin surfear, pero fue siempre un local de la playa de Somo», explica San Martín, quien destaca que Lolis «era especial por su carácter». «Era un tipo muy bromista y dicharachero, que siempre creaba muy buen ambiente y era muy querido por eso», añade.
Con más de 25 tablas a sus espaldas, 'Lolis' fue siempre un gran amante del mar, al que se acercó por su afición a la pesca submarina. Un deporte, este, que solo se puede practicar cuando la mar presenta un buen estado, así que... ¿Qué hacer para aprovechar los días en que no se daban las condiciones? 'Lolis' y sus amigos lo tuvieron claro: «Empezamos en el 62 o el 63 con unas planchas de madera que vendía Godofredo. Veníamos de la pesca submarina y aprovechábamos así los días que había mala mar. Después ya compramos tablas en Francia y así aprendimos, sin tener ni idea».
Así, sin tener ni idea de que estaban poniendo esa primera piedra para la difusión de su deporte en su tierra, 'Lolis' y compañía se convirtieron en referentes para las siguientes generaciones de surfistas: «El surf más clásico era distinto al de ahora, y con aquella gente siempre hubo esa jerarquía en el agua», resalta San Martín. Ese respeto no solo provenía de su saber en la rompiente, sino también fuera de ella. En una época en la que no había internet y por tanto no se podían consultar previsiones meteorológicas con tanta facilidad, la experiencia era un grado decisivo: «En aquel entonces no existía Windguru ni nada parecido, así que las previsiones nos las daban esta gente», explica Jeremías San Martín. «Así que cuando podías les preguntabas por lo que iba a venir la semana siguiente, y ellos interpretaban el mapa del tiempo para saberlo», añade.
Lo que 'Lolis' no sabía cuando empezó es que aquella afición acabaría convirtiéndose en una forma de vida. No lo sabía porque por aquel entonces la realidad del surf era bien distinta a la de 'mecas' como California, que con los años acabarían exportando este nuevo modelo: «El surf ha ido creciendo, porque es un deporte muy vistoso, ha creado incluso un estilo de vestir. Han cambiado hasta los materiales, desde los trajes de goma de neumático hasta los de ahora».
Pero el cambio iba más allá de técnicas y mareriales, y el cántabro también fue pionero en la adopción de esa inercia que lleva a muchos surfistas a vivir por y para su deporte favorito: «A mí el surf me ha valido para andar por la vida y para relacionarme con otros. Para mí sí ha sido una forma de vida».
Con Manuel Martínez 'Lolis', cuyo funeral se ha celebrado en la iglesia de Latas en un ambiente íntimo y familiar, se despide una parte fundamental de la historia del surf en Cantabria y en España.
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