Fernando Soroa coge el testigo de Riancho como presidente de la Apebol

La Apebol por fin tiene nuevo presidente. A falta del nombramiento oficial, que se producirá en la próxima asamblea de la asociación, Fernando Soroa recogerá el testigo que dejó el añorado José Manuel Riancho y se pondrá al frente de las peñas de División de Honor. Jugador desde hace más de 30 años, cuenta con el consenso de todos las peñas de la entidad.

«El sábado por la mañana me llamaron para ofrecerme el cargo. Me contaron la situación, les dije que lo tenía que pensar y hablarlo en casa y el lunes por la noche les confirme que aceptaba», apunta Soroa. La decisión no era fácil. Desde que el 29 de septiembre falleciera José Manuel Riancho, la junta directiva que forman José Antonio Abascal, presidente de Riotuerto, José Manuel González, presidente de Riotuerto, y Gerardo Castanedo, máximo mandatario de El Pendo, habían buscado de manera infructuosa una persona que aunara los requisitos necesarios para presidir la entidad.

El jugador de la PB Marcos Maza, de Segunda Especial, reconoce que después de tantos años dentro del corro tenía ganas de aportar su granito de arena fuera. «Hace años tuve la oportunidad de formar parte de la Federación y, por circunstancias profesionales y personales, dije que no. Siempre tienes ese amor por los bolos y me apetecía colaborar en cualquier cuestión relacionada con ellos».

Eso sí, y dado el momento en el que le toca afrontar la presidencia, Soroa solo puso una condición: que hubiera consenso. «Lo único que pedía es que hubiera una amplia mayoría que me apoyase, si había dudas prefería no estar y que fuera alguien con más consenso que yo».

El consenso entre las peñas ha sido total y Soroa será el cuarto presidente de la Apebol tras Manuel Mora, que estuvo tres años en el cargo entre 2009 y 2012; Alfredo Domingo, que recogió su testigo hasta 2017, y José Manuel Riancho, otra figura histórica en el mundo de los bolos.

De sobra conocido por todos los estamentos bolísticos, Soroa comenzó a jugar en la PB Marcos Maza en 1986 y en su dilatada carrera ha militado seis años en la máxima categoría en peñas como Manuel Mora, Riotuerto, Velo o El Carmen de San Martín de Toranzo. Actualmente lleva diez años vistiendo de nuevo la camiseta de la entidad en la que empezó su andadura bolística. Además, acumula en su palmarés varios títulos regionales y nacionales tanto a nivel individual como de parejas.

Como primera tarea, el nuevo presidente se va a encontrar con la incertidumbre de qué va a pasar con la temporada 2020. Aunque no se quiere pronunciar todavía en firme, Soroa cree que si el curso no sale adelante no será por falta de voluntad. «No me quiero mojar, pero he palpado, con los cuatro presidentes que he hablado, que hay ilusión por jugar, pero no he podido hablar con más. Se va a poner todo el interés en jugar, se va a trabajar para ello. Si no se hace es porque la situación o las autoridades no nos lo permiten».

Un estreno por la puerta grande que dará paso a un trabajo de trincheras de cara a sacar adelante un año complicado para todos los estamentos bolísticos. «Dentro de mis posibilidades, me gustaría colaborar al máximo con las peñas y las federaciones para potenciar los bolos lo máximo posible. Para eso tenemos que estar todos los bolísticos unidos».

Un buen ambiente que no siempre ha existido en el entorno de las boleras, aunque Soroa cree que ahora se vive una época positiva a este respecto. «Hay muy buena relación con todo el mundo, aunque surjan problemas y discrepancias. Tenemos que ir todos a una».

Además de su tarea representativa, el presidente de la Apebol es una figura clave a la hora de gestionar los ingresos que recibe la entidad así como a la hora de buscar nuevos patrocinios. «La búsqueda de colaboraciones que aporten dinero al final revierten en las peñas, que a mi juicio son las sociedades que sustentan el mundo de los bolos. Son los que generan imagen, actividad y competición y necesitan poseer recursos para tener un grupo de gente que trabajen por los bolos».

No lo tendrá fácil en un año en el que las dificultades serán máximas. De momento, Soroa llega con ganas de trabajar y con un bagaje en los corros que le acredita como un hombre de bolos.