Secciones
Servicios
Destacamos
Este fin de semana la Ría de Solía tenía un visitante ilustre. Al timón de una de las San José se veía una cara conocida, la de un viejo marino de Moaña que tuvo en Astillero su casa: José Manuel Francisco. El gallego dejó hace ... casi diez años el remo, pero el deporte y la amistad pesan mucho y ha vuelto a echarse al agua.
Lo hizo de puntillas; en silencio. Ni siquiera ha querido hacerse fotos ni una presentación oficial, pero el mítico entrenador del mejor Astillero colaborará esta temporada con el club como preparador físico. En su retorno tranquilo no busca protagonismo, sino echar una mano a viejos amigos. A José Luis Cruces, Garru para el remo, uno de sus remeros de los buenos tiempos, que ahora entrena a la San José. A Paco Gárate, presidente azulón en aquella época, ahora vinculado al club a través de la fundación. A los chavales de Astillero.
Este año los cántabros comenzaron muy bien en la ARC2, solo por detrás de la segunda tripulación de Orio, pero a final del verano el equipo se vino abajo. Garru lo achacaba a problemas en la preparación y llevaba tiempo insistiendo a la directiva en la necesidad de contar con un preparador físico. Al presidente, Alfredo Borragán, le gustaba la idea, pero sin presupuesto había que tirar de imaginación. Tal vez compartirlo con otros clubes. Y así fue como Garru echó mano de su viejo amigo y maestro, que ya había comenzado su silente regreso en su Moaña natal.
«En Meira hubo una desbandada y me pidieron que echara una mano, aunque fuera en la segunda tripulación. Al final da igual a una o a dos, así que me metí a ayudarles con la preparación», explica el técnico. «Después me llamaron de Astillero y me metí en un berenjenal y en el otro». El caso es que Garru necesitaba un preparador y ha encontrado al mejor posible, aunque a tiempo parcial: uno de los técnicos más laureados de la historia, licenciado en INEF, exprofesor universitario y con tres décadas de experiencia.
De la mano de Francisco, Astillero vivió sus mejores y algunos de sus peores momentos. Llegó a Cantabria a finales de 2001 procedente de Tirán para competir con el Castro de José Luis Korta. Ya en 2002 los azulones se proclamaron campeones de España y al año siguiente ganaron la triple corona: Bandera de La Concha, Campeonato de España y la recién creada Liga ACT. Repitieron en San Sebastián y en el Nacional en 2004 y un año después se llevaron a Astillero la Liga y otro Campeonato de España.
Fue a finales de ese año cuando la acusación de dopaje por negarse a pasar un control terminó con la expulsión de los cántabros de la ACT. Tuvieron que partir de nuevo desde cero; desde la ARC2, de la que se proclamaron campeones. Fue el último año del gallego en Cantabria. Acto seguido fichó por Urdaibai, para volver a ganarlo todo con los de Bermeo, y Astillero regresó a la élite como campeón de la ARC1 ya a las órdenes de Jon Salsamendi.
En 2011 dejó Urdaibai para regresar a Meira mientras la Operación Estrobo, en la que fue declarado inocente, seguía pesando sobre su carrera. «No me fui del remo por eso -acota-, porque tenía ofertas. Me fui porque soy licenciado en INEF y en el remo solo cuatro o cinco clubes pueden pagar buenos sueldos».
Precisamente por aquella experiencia evita el protagonismo. No quiere que las acusaciones que tuvo que vivir afecten a dos clubes a los que se siente muy ligado, hasta el extremo de trabajar casi gratis. De regresar a una trainera después de que en 2014, al final de su última temporada en Meira, decidiera dejarlo.
«Como no me dan miedo los cambios, me embarqué en un atunero y ese es mi trabajo». Seis meses en campaña y otros tantos de descanso. Una forma de disfrutar de la vida y de una familia estrechamente vinculada al mar. Marino fue su padre. Su hermano, jefe de máquinas y remera de Meira su mujer, Sonia Boubeta, una de las mejores palistas que ha dado el banco fijo.
En sus visitas a Cantabria, podrá alojarse en la Casa del Mar del Barrio Pesquero, un derecho al que puede acogerse cualquier marino colegiado. Porque José Manuel Francisco visitará Astillero aproximadamente cada tres fines de semana. Lo que le permita su agenda.
A la primera sesión llegó este fin de semana al volante de una furgoneta de Meira. Y no se limitó a entregar la planificación física, que también, sino que ofreció una charla técnica sobre la colocación en la trainera, la empuñadura del remo y el trabajo físico. Después se echó al agua en uno de los dos barcos. Una la patroneaba Garru. La otra, él mismo. «Quería ver desde dentro lo que no se puede ver desde fuera. Es en el bote donde ves si hay remero o no, por mucho test y mucho ergómetro que hagas», explica.
El 12 y 13 de octubre espera tener su siguiente sesión, siempre que el trabajo y su compromiso con Meira lo permitan. De momento su desembarco tranquillo ha trasladado confianza e ilusión al club astillerense, aunque José Manuel Francisco lo tiene claro: «No me he metido en esto para ganar, sino para ayudar».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.