
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Marco García Vidart
Martes, 11 de abril 2017, 07:09
Con cuatro meses, uno poco puede imaginar las sorpresas que le aguardan en la vida. Aquel bebé que había venido al mundo un 9 de enero de 1980 en Borriol, Castellón, ni se enteró de lo que sucedió el 13 de abril de ese año en un lejano sitio llamado Augusta. Allí, un cántabro de 23 años daba otro paso más para ser una leyenda eterna del golf. Severiano Ballesteros se ponía su primera chaqueta verde como campeón del Masters. El primer español que lograba tal gesta. Pero las vueltas que dio posteriormente la vida entrelazaron los caminos de aquel niño, llamado Sergio García, con el del mito cántabro. El golf unió a dos genios para vestirles, cada uno a su tiempo, con una chaqueta verde. Seve abrió el camino en 1980 y el pasado domingo, Sergio García se ajustaba la suya como ganador del Masters. A su modo, Augusta ha sellado esa relación para siempre. La victoria de Seve en aquel 1980 sirvió como presagio de color verde para aquel bebé de Castellón.
El castellonense puso, ya en la madrugada del lunes en España, la última línea de esta historia entre genios vestidos con la chaqueta más famosa del mundo. A Seve se le veía implicarse con un ya mozalbete Sergio García. Y el castellonense atendía las explicaciones del maestro."Sergio admiraba a mi padre". Javier Ballesteros, el hijo del mito y que aspira a seguir los pasos del genio de Pedreña, apunta detalles de la relación entre el primer español en ganar en Augusta y el último."Y estoy seguro de que sabía que Sergio iba a hacer algo grande dentro del mundo del golf".
En casa de los Ballesteros, tranquilidad no había mucha en el comienzo de esa madrugada del lunes. La poca que había venía del hecho de que"con dos putts estaba hecho. Y bastó con uno para terminar a lo campeón", comenta Javier. Los nervios venían por la emoción de ver a un español"ganar el Masters". Y en la rueda de prensa como campeón, el detalle de grandeza. El acordarse de un Seve Ballesteros que el domingo hubiese cumplido 60 años. Sergio García no quiso olvidarse de uno de sus ídolos y maestros."Fue muy bonito y algo que le agradezco", apunta el hijo mayor del mito de Pedreña.
Javier apenas era un niño cuando su padre, ya en la recta final de su carrera, compartía palos y bolas con un adolescente que asombraba al mundo del golf."De pequeño le habré visto algo, pero no mucho", rememora Ballesteros. Cuando el mayor de la saga ha encaminado sus pasos hacia el golf profesional, sí ha coincidido algo más con el nuevo campeón del Masters."Últimamente le he visto un par de veces. La más reciente en Dubai, hace tres años. Yo estaba con su mánager y tenía una bandera para que me la firmara Sergio. Estuvo encantador conmigo e incluso me presentó a Rory McIlroy, con el que estuve hablando un rato. Sólo puedo decir cosas buenas de Sergio García y de su familia. Porque son todos encantadores y buena gente y siempre han tenido buenas palabras para con nosotros".
Un lugar especial
Sergio García ha vencido en un torneo especial para todos los golfistas del mundo. A Seve Ballesteros, que lo ganó en dos ocasiones 1980 y 1983 le encandilaba el Augusta National Golf Club. Los magnolios, uno de los símbolos del campo estadounidense, también están en su casa de Pedreña. Y su empresa de diseño de campos de golf se llamó Amen Corner, un lugar señalado entre los hoyos 11, 12 y 13. Seve llevó a su hijo Javier"cuando era pequeño. La última vez fue en el año 2003". Los jugadores hablan maravillas de ese campo de Estados Unidos."Todos dicen que es especial. El sitio es espectacular de bonito. Sergio debe estar feliz por haber ganado en un lugar así, en el que no todo el mundo puede ganar, si no ni siquiera jugar".
Si el lugar para practicar este deporte es idílico, la importancia del Masters dentro del mundo del golf es sencillamente superlativa."El Masters, junto con el Open Británico, son los dos grandes torneos individuales que hay en este deporte", apostilla el hijo mayor de Seve."Ganarlos es lo más". La peculiaridad del Masters es que es el único grande que siempre se juega"en el mismo campo", a diferencia del British que visita varios campos de la geografía británica."Sergio ha conseguido algo histórico".
La gesta del castellonense ha sido la primera gran obra maestra de"un jugador muy completo. Me atrevería a decir que es el tío que mejor pega a la pelota en el circuito", reconoce sin duda Javier Ballesteros."Quizá le falte en algún momento patear mejor, aunque eso no significa que sea un mal pateador. Es un golfista muy completo y no tienen puntos débiles en su juego. Y con la victoria en el Masters, todo va a ir a mejor. Tiene 37 años y está muy bien físicamente. Yo creo que nos puede dar muchas más alegrías".
Javier Ballesteros lleva un lustro en esto de ser profesional del golf. Para labrarse su propio nombre en este deporte y para, también, honrar el apellido de un genio que se enamoró de Augusta. La constancia es una de sus armas para que, algún día, otro Ballesteros juegue en ese campo."Trabajo todos los días para ello. Obviamente es difícil, pero en ello estoy". Por el momento, se queda con la inmensa alegría por haber visto a otro español recoger el testigo de Chema Olazábal y de su padre."Sergio se lo merecía más que nadie porque ha trabajado muchísimo. Y estoy muy feliz por él", concluye Javier Ballesteros.
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