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MARCO G. VIDART
Martes, 3 de enero 2023, 01:00
Si me hubiesen dado un euro por cada vez que me han dicho 'estás loca'... ¡Vamos, millonaria!». La sonrisa con la que siempre acompaña sus palabras Itziar Abascal (Santander, 1989) resuena al otro lado del teléfono desde Lima. Mañana miércoles empieza el gran reto. El ... que coronará la trayectoria del gran nombre en Cantabria del salvamento y socorrismo. Junto a otras cinco 'oceanwoman', el equipo se irá relevando para, sobre una tabla nada más impulsada que con sus manos, cubrir la distancia entre la capital de Perú y Moorea, en Tahití. «Kilómetro arriba o abajo, unos 8.000». Más risas al otro lado del teléfono.
Será el gran reto de las que en su día llamaron en el hemisferio sur 'las locas de la tabla'. Ya en 2015 amenazaron con ir desde el Cabo de Hornos hasta la Antártida, pero se tuvieron que quedar por la zona del cabo debido al mal tiempo en el que todos los marineros dicen que es el lugar más peligroso del mundo para navegar. Y el pasado junio, una travesía entre Mónaco y Grecia sirvió de 'calentamiento' para lo que viene a partir de mañana. Itziar se ha preparado a conciencia. «Con mi entrenador hablamos de que tenía que estar muy fuerte a nivel aeróbico. Así que he nadado dos o tres días a la semana, dos días de gimnasio... Los sábados, tabla con mi club, el Shaka de Tenerife, donde resido. Y también pilates para fortalecer la espalda, que sufro bastante del lumbar», señala. Pero a la par que el cuerpo, también ha tenido que entrenar la mente para un viaje que se espera dure «unos 80 días». «El plano mental ha sido lo más difícil de entrenar. Con un psicólogo he trabajado el hecho de tener que estar tres meses dentro de un barco. Tendré que usar 'herramientas' como escribir, sentarme a mirar al mar -que es algo que me ayuda mucho en mi vida-...».
Este reto de Itziar Abascal y sus cinco compañeras -las francesas Emmanuelle Bescheron, Alexandra Lux, Margot Calvet, Marie Goyeneche y Stéphanie Geyer Barneix- es por una buena causa. El objetivo es dar visibilidad a la asociación gala Hope Team East, que pretende mejorar, a través del deporte, la salud de personas que pasan o han pasado por una enfermedad. Sobre todo el cáncer. La creó en el año 2015 la propia Stéphanie Geyer Barneix, que ha superado hasta cuatro cánceres de mama. Por turnos, tanto de día como de noche, tienen previsto recorrer «unas 60 millas al día. En kilómetros, entre 100 y 120». A veces de rodillas o a veces tumbadas sobre la tabla, para cambiar de postura y no fatigarse.
En el catamarán de 18 metros de eslora que les acompañará en todo momento viajarán otras cinco personas: un enfermero, un fisio, dos marineros y el capitán. Y siempre habrá alguien vigilando a la deportista que esté remando sobre la tabla. «La media de velocidad que llevaremos será de unos 2,5 nudos». Esa velocidad disminuirá por la noche porque la vigilancia será mayor. El faro del barco apuntará todo el rato al agua. «Por si aparece algo, un bichito», señala Itziar Abascal entre más risas. El reto ya suena a algo tan imponente que la palabra 'tiburón' es mejor ni pensarla.
Hoy es el último día de preparativos de un plan que está muy estructurado. En el barco estarán siempre pendientes del mal tiempo, y si la cosa se tuerce, «nos desviaremos, iremos a una zona segura y luego retomaremos el reto en el punto donde lo dejamos». Entre tanto ajetreo, habrá alguna 'ventana' para contactar con casa. «Todo por satélite. Tendremos correo electrónico y whatsapp algunos días. Para que no se sature con mensajes hemos tenido que dejar los grupos fuera». El barco va bien equipado y habrá algunos lujos que no hay en veleros de competición. «Nos podremos duchar», añade la cántabra. También hay cocina. El menú será comida de deportista y adaptado a los medios que habrá. «Muchas latas, alimentos envasados al vacío, pasta...».
La carrera de Itziar Abascal en el salvamento y socorrismo, donde lo ha conseguido prácticamente todo, ya toca a su fin. «Mi vida como deportista de élite ya se ha acabado», señala. «No sé si participaré en alguna competición más pequeña. Por eso, no sé si esto será poner el punto final». A los que le dicen eso de 'estás loca' -muchos de ellos sus alumnos, ya que es profesora de Educación Física-, en parte les da la razón. «Hay que tener un punto de locura para hacer esto». Pero Itziar Abascal prefiere ver un reto así como «algo único y que creo que me ayudará también en mi día a día. Y es por una buena causa, como la lucha contra el cáncer, sobre todo infantil. Además, siempre he querido ir a la Polinesia Francesa», comenta entre más risas. Con sus amigas, ha elegido una forma de ir que, seguro, no se le ha ocurrido a nadie. A las 'locas de la tabla', Itziar Abascal entre ellas, les separa medio océano Pacífico de su último gran reto.
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