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Jon Rahm es el heredero ideal de Severiano Ballesteros, uno de los mejores deportistas de todos los tiempos que consiguió llevar el golf a los hogares españoles cuando era una disciplina casi desconocida en nuestro país. El genio de Cantabria, un pionero en todos los ... sentidos, es el espejo en el que se mira el vizcaíno para no dejar de progresar porque encarnaba valores dentro y fuera del campo que casan bien con su modo de pensar y que se resumen en una máxima irrenunciable: no hay que rendirse nunca, pase lo que pase. Ganador de dos chaquetas verdes y tres Open británicos, el de Pedreña, fallecido en 2011, chocó contra muchos muros antes de poder dedicarse de lleno a un deporte que le apasionaba y en el que demostró una versatilidad desbordante cuando el material para practicarlo estaba a años luz de la sofisticación de ahora.
El jugador número uno del ranking mundial sólo tenía 3 años cuando la cuadrilla de su padre acudió en 1997 a Valderrama para presenciar la Ryder Cup. Seve era el capitán de Europa y los amigos de Edorta Rahm volvieron a Bilbao tan ensiasmados por lo que habían visto que le convencieron para aprender a jugar. Después la afición se extendió a toda la familia y Jon prácticamente nació con una bolsa de palos bajo el brazo. La conexión entre aquel niño y Ballesteros era entonces circunstancial porque pertenecían a generaciones tan alejadas que el de Barrika no tuvo la oportunidad de disfrutar de su ídolo en directo. El cántabro era único y tenía unos recursos ilimitados surgidos de la valentía y de momentos de inspiración que dejaban al aficionado con la boca abierta. Rahm ha visto sus vídeos una y otra vez y siempre aprende algo nuevo.
El legado de Seve es inmortal y el flamante ganador de la chaqueta verde se ha propuesto honrar su legado con lo que mejor sabe hacer: jugar al golf. Siempre tiene palabras elogiosas para la leyenda de Pedreña -«No sé dónde estaría sin él», manifestó tras ganar en Augusta- y pone un gesto de sorpresa descreída cuando alguien plantea una comparación entre ambos. Le considera el más grande y el precursor de una camada de profesionales que crecieron bajo su paraguas hasta convertir a España en una potencia internacional de este deporte y uno de los principales soportes de Europa en la Ryder. Son ya diez 'Majors' los que ha acumulado el golf nacional: seis Masters –dos de Ballesteros, otros tantos de Olazabal, uno de Sergio García y el de Rahm–, tres Open británicos –todos ellos del cántabro– y un Abierto de Estados Unidos –con el triunfo también de Rahm en 2021 en Torrey Pines–.
Hacer proyecciones de hasta dónde puede llegar el vizcaíno sería una temeridad porque el golf no se rige por los parámetros que permiten objetivar las estadísticas en otros deportes. Pero hay algo en lo que coinciden los técnicos y los principales profesionales del circuito: Rahm ha heredado las cualidades del mejor Ballesteros, tanto en el fondo como en la forma, y está en disposición de alcanzarle en número de Grandes y prolongar un reinado que no ha hecho más que empezar. Su progresión ha sido meteórica y se aclimató en tiempo récord a la competición norteamericana, en la que se concentran los mejores del mundo. El vizcaíno dio el gran salto en 2017 y desde entonces ha crecido sin parar hasta encaramarse a lo más alto y ser favorito en todos los torneos. Y si las cosas van mal, aprieta los dientes y pelea. Como hacía Seve.
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