Jesús Salmón no se olvida de ganar

Hay nombres que son inmortales. Que pasan los años, las temporadas, se les acumulan los lanzamientos y, pese a ello, se mantienen en batalla. Y, de vez en cuando, hasta ganan guerras. Que mientras Jesús Salmón esté en la bolera hay partido es una de las frases más repetidas en las boleras y, aunque muchos quieran enterrarlo desde hace años, el camargués se empeña en llevarles la contraria. Salmón ganó ayer el Memorial Marcelino Botín en Puente San Miguel al imponerse en la final a Víctor González y se llevó así su primer torneo del año.

La final la disputaron el gran favorito y el principal aspirante a dar la sorpresa. Víctor y Salmón se veían las caras diez días después de dejar en Quijano uno de los mejores concursos del año. En aquella ocasión fue el de Peñacastillo el que se llevó el gato al agua en el desempate y, aunque la final arrancaba de cero, esta vez sus sensaciones también eran mejores al llegar en cuartos a 157 bolos ayudado por dos emboques. Su rival, por su parte, avanzó al epílogo con 133 palos.

Hasta medio concurso Salmón fue mejor. A su estilo, arrollador de tiro y eficaz de birle el de Camargo se plantó con 70 a raya alta antes de finalizar su tarde a la mano con 105 palos. Y eso que con el último lanzamiento de la sexta falló y solo llevó un bolo. A esas alturas, Víctor estaba diez palos por debajo cuando restaban las que eran, a priori, las mejores manos para él. Marró Jesús en la séptima, se quedó en doce, y el favorito aprovechó para apretar la final y llegar al último instante con tan solo un palo de desventaja. Salmón sufre de tiro largo y al pulgar, pero fue capaz de espatarrar su último lanzamiento en caja con cuatro bolos y lograr un registro al que no llegó su rival. Jesús sigue teniendo un gran poder.

Para llegar al momento de la final ni Víctor ni Salmón estuvieron obligados a grandes registros. Ninguno de los seis primeros comparecientes se acercó siquiera a los 130 palos, la cifra mínima para imponer una obligación a los favoritos.

La categoría femenina fue la encargada de poner en marcha la maratón bolística a media mañana, cuando el calor todavía apretaba sobre la arena. Sin embargo, como quiera que La Robleda hace honor a su nombre y ayuda con su sombra a paliar las altas temperaturas, los registros de las protagonistas sí fueron elevados. Comenzó mandando Naomi Solórzano, que con un gran juego y un emboque en la cuarta mano se plantó en 153 palos, una cifra que la dejaba a un paso de jugarse el torneo en una de las boleras en las que se crió como jugadora de bolos.

Su acompañante en las últimas ocho manos iba a ser Laura Abascal, que llega al núcleo del curso en buen estado de forma. Ganó hace apenas diez días en Ruiloba y, con 141, empequeñecía los 136 de Noemí Pelayo, la tercera en discordia. La ausencia por lesión de Judit Bueno abría el abanico de aspirantes, aunque ni Iris Cagigas, ni Marta Castillo ni la ganadora el pasado año, Miriam Velarde, pudieron acercarse a las dos primeras.

Ya por la tarde Naomi y Laura, compañeras en Peñacastillo, se vieron las caras en una final en la que la de La Cavada arrancó con 39 bolos a la mano, lo que le dio una ventaja de cinco bolos a las primeras de cambio. A raya alta Abascal acumulaba 77 palos, ocho más que Solórzano, lo que le daba una ventaja que podía ser definitiva. Mano a mano, tirada a tirada, Laura logro ampliar su margen hasta que, con la última bola, pegó encima del primero y embocó para certificar su segunda victoria del año y postular su candidatura a los grandes campeonatos de la categoría que se pondrán en juego durante el mes de agosto.

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