San Jorge da la sorpresa en Noja y deja a Peñacastillo con cuatro puntos de ventaja

El partido en El Muelle respondió al esquema tradicional previsto entre un equipo modesto y uno de los gallos. Tiro cercano y emboque fácil por parte de Mali, distancia máxima, raya al medio y cachi en el sitio por parte de Peñacastillo. Con los de Cañas enfrente las peñas juegan con el agua al cuello. Saben que si cometen un error no habrá perdón. Eso repercutió en el juego de los locales, que no cerraron en el primero de quince metros y dejaron el chico franco para su rival.

En el segundo, no habían comenzado bien la tirada por culpa de una queda de Víctor, pero Rubén Haya lo arregló con una bola que, además de embocar, subió cuatro palos. A partir de ahí fue todo rodado y, pese a un discreto birle, la obligación fue de 60. Cuando embocó Antonio Saiz, ya era algo imposible.

Sí cerró Mali en el tercero, de nuevo de quince metros y con raya al medio. Cumplieron de tiro y de birle los locales con 42 palos, una cifra que ya cuando se sentaron a descansar los jugadores sabían que eran insuficientes. Y es que por detrás venía la apisonadora de Cañas, que con 53 bolos dejaban el encuentro moribundo. Cambiaron los de Puente Arce a la mano y sufrió Peñacastillo con las seis primeras bolas. Una queda de Víctor, un caballo de José Manuel y una jugada incierta... Hasta que apareció Salmón. Dos emboques que dilapidaron las esperanzas de los de casa de acortar distancias.

A la misma hora, en Noja, San Jorge jugaba uno de sus mejores partidos del curso, Borbolla uno de los peores y el encuentro se resolvía en apenas 75 minutos. Una boleada por la vía rápida cimentada en un primer chico brillante de los de Santillana, que desde quince metros se fueron hasta los 49 palos. En el segundo, un emboque de Rucandio sentenció un parcial decisivo.

Con el partido cuesta arriba volvió a los corros Roberto de Juana, que no pudo revertir una situación que acabó con otros dos cierres de San Jorge para acercar la Liga un poco más a Cañas.