El Junco se viste de gran favorito

El duelo comenzó con Víctor al tiro por delante, al contrario de lo que ocurriera el miércoles. Si Óscar fue capaz de imponer un ritmo alto durante la primera vuelta, este jueves el vigente campeón arrancó con dudas. Sin arriesgar de subida los birles se fueron al tablón, desde donde el de Astillero no acertaba a colocarlas. Para rematar su mal arranque una bola suelta se cerró, cayó sobre el primero y se frenó antes de la raya. A raya alta, 55.

Óscar sí volvió a ser el del miércoles. El Junco, de postre, buscó no tener problemas de raya e ir ganando ventaja tirada a tirada. La suerte estuvo de su lado en el último lanzamiento desde los dieciséis metros, cuando un bolo jugó a su favor para llevar la madera encima de la raya. A medio concurso, su margen a favor era de trece palos tras hacer en la cuarta 23.

En el tramo final, el marcaje fue absoluto. Que Víctor fallaba, Óscar bajaba el ritmo. Que el de Astillero apretaba, el de Liérganes hacía jugada. Un cara a cara que acabó con 147 palos para el de Borbolla por 127 de Víctor.

Además del de los dos favoritos, el nombre de la tarde fue el de Héctor Salmón, que llegó, vio y venció. Sin apenas público en la bolera el camargués adelantó sus bolas desde la primera tirada y tras abrir con 36 bolos en las dos primeras tiradas, en la tercera logró un emboque limpio que disparó su concurso. El de la peña Comillas se plantó con 80 a raya alta y con la confianza intacta siguió jugando adelantado (llevó muchas veces tres bolos con el panojo) y además solventó con holgura los birles desde el fondo de la bolera. Ocho manos redondas que, aderezadas con el cachi, le impulsaron hasta los 152 bolos. De pelear por marcar el corte a imponer una obligación a los favoritos con 273.

El que sí marcó el corte durante buena parte de la tarde fue Pedro Gutiérrez. Con los 261 que necesitaron los bolistas para acceder a cuartos en 2018, la última vez que el torneo se disputó en la Severino Prieto, en el horizonte los 260 del corraliego eran una buena vara de medir. Pese a partir con 121 y comenzar su concurso de octavos con once, el de Andros La Serna fue ganando terreno para totalizar 139 e imponer una obligación a sus rivales.

A la presión propia de un Campeonato de España los siguientes bolistas en liza tuvieron que añadir la necesidad de jugar bien para poder repetir sobre el corro de la Bolerona. Una losa que pesó demasiado para Ángel Velasco o David Cecín. Dos de los cuatro zurdos en liza en la tarde de ayer comenzaron bien, llegaron a raya alta con opciones de superar a Gutiérrez (el de Ribamontán con una bola menos), pero se estrellaron desde los dieciocho metros, especialmente en sus turnos de birle.

A medida que avanzaba la tarde y pasaban jugadores por la bolera los 260 de Pedro se hacían cada vez mejores. No los superó Jesús Salmón, que tras el Regional ha visto frenada su racha de éxitos y tuvo que tirar de recursos en el birle para llegar a 126. Ni siquiera se acercó Rubén Haya, que tras dejar la primera bola del concurso en la caldera con cuatro bolos por escasos centímetros sufrió dos estacazos contrarios. También sufrieron los estragos de la raya David Gandarillas, Iván Gómez o Carlos García, que con 123 se quedaba en 259 y llega a la fase decisiva con pocas opciones de repetir el subcampeonato logrado en Peñacastillo en 2019.

A las 19.00 horas se colgaba en La Bolerona el cartel de no hay billetes. Y es que los espectadores intuían que se acercaba el gran duelo, el segundo cara a cara del campeonato entre Óscar y Víctor. Antes de que los González se disputasen el liderato, Rubén Túñez firmó un sólido concurso con la rúbrica de un emboque por escasos milímetros en la sexta que le colocaba en cabeza en ese momento con sus 138 bolos. El penúltimo acto era para dos 'José Manueles', González y Lavid. Hasta cuatro bolas en la caldera dejó el primero, que con 100 palos se quedó fuera de los ocho mejores. No le fueron mucho mejor las cosas a Lolo, que llega al momento decisivo en sexta posición.

Esta tarde, a partir de las 15.30 horas, se disputarán los cuartos, las semifinales y la final. El epílogo, la última batalla entre gigantes, una lucha cara a cara en la que solo puede quedar uno. El mejor. El campeón de España.