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federico marín bellón
Miércoles, 21 de septiembre 2022, 13:28
Con toda la frialdad de la que es capaz un ajedrecista nórdico, Magnus Carlsen soltó el lunes una bomba atómica sobre los tableros. La secuencia ... duró unos segundos. En un torneo por internet, el estadounidense de 19 años Hans Niemann abrió la partida con un movimiento de peón (d4). El campeón mundial respondió con caballo (Cf6). Las blancas avanzaron otro peón (c4) y entonces ocurrió lo impensable: el número uno abandonó sin proseguir la lucha. Llovía sobre mojado.
El duelo, el más esperado del año, llegaba dos semanas después de que el noruego se retirara por primera vez de un torneo, esta vez presencial, en la ciudad estadounidense de San Luis. Solo había jugado una partida, precisamente contra Niemann, que derrotó al noruego con una pequeña exhibición. Magnus no dijo nada, pero publicó un tuit en el que insinuaba que algo raro había pasado. Su despedida venía acompañada por un vídeo de José Mourinho en el que el portugués decía que no podía hablar porque, de lo contrario, tendría graves problemas. El árbitro del torneo puso la guinda al implementar nuevas medidas antitrampas, como retransmitir las jugadas con un retardo de quince minutos.
El mundo del ajedrez se desgajó sin remisión y muchos, entre ellos el excampeón Garry Kasparov, exigieron a Carlsen una explicación. Decenas de expertos escudriñaron su derrota en busca de jugadas 'de máquina' de su rival. No hallaron ninguna.
El gran maestro español Miguel Illescas ha sido seguramente el que más se ha acercado a la verdad. A su juicio, Magnus se sintió mal cuando comprobó que Niemann le respondía al toque, sin pensar más de cinco o seis segundos por jugada, en una línea novedosa que el primero había preparado antes de la partida. El americano explicó luego que había tenido una intuición milagrosa y que, justo antes, había preparado esa posición. Illescas descubrió también que en una de esas 'nubes' que hay llenas de datos en internet se podía comprobar que alguien había estado analizando las jugadas que luego se vieron sobre el tablero. ¿Eran los análisis del equipo de Carlsen o los de Niemann? Igual que los encontró el octacampeón de España, ¿es posible que antes lo hiciera Niemann y llegara con ventaja?
La sensación que ofrece Magnus es que está convencido de que Niemann es un tramposo, aunque seguramente no puede probarlo. El gran maestro americano, por su parte, ha reconocido que hizo trampas un par de veces cuando tenía 12 y 16 años, en partidas por internet sin dinero en juego. También ha demostrado una chulería excesiva. El portal Chess.com, por su parte, ha asegurado que hizo trampas más veces y se lo ha comunicado al interesado, pero tampoco ha aportado pruebas. Eso sí, le ha vuelto a expulsar de su plataforma sin mayores explicaciones.
Con el torneo que empezó el domingo, que volvía a enfrentar a los dos protagonistas de la polémica, parecía que las aguas volverían a su cauce. La Julius Baer Generation Cup es una competición patrocinada por un grupo bancario y por otra empresa fundada por el propio Carlsen. Todos daban por hecho que la partida se celebraría. Pero no ha sido así y el abandono del lunes le ha valido al noruego críticas incluso en su propio país, donde es un héroe nacional. «Es algo inaceptable. Es lo más antideportivo que puedes hacer en una competición», dijo Jon Ludvig Hammer, gran maestro noruego que trabajó para Carlsen como ayudante, aseguró que perder a propósito «es verdaderamente inaceptable».
Lo cierto es que no corren buenos tiempos para el campeón del mundo. En julio anunció que renunciaba a defender su título ya que su rival volvía a ser Nepomniachi, al que había arrasado en diciembre (7,5-3,5). Luego llegó su abandono en la Sinquefield Cup, después de disputar y perder una única partida. Y ahora se produce esta tercera polémica, que las redes sociales han amplificado. El ajedrez se convirtió el lunes en tendencia mundial, como Carlsen siempre ha anhelado. Pero esta vez no ha sido para bien. Todo lo contrario.
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