Maravilla Martínez se 'torrelaveganiza'

En una velada al más puro estilo británico, al aire libre y con las nubes amenazando un jarreo que por fortuna no llegó, el estadio de Mies de Vega fue escenario de golpes, en lugar de goles. Una cita con aproximadamente 600 espectadores, distancias de seguridad, mascarillas de todos los estilos y colores, gel hidroalcohólico además de cerveza y desinfección exhaustiva del ring tras cada combate. El boxeo de la pandemia.

Los únicos a cara descubierta fueron los púgiles, en una noche en la que, a medida que oscurecía el cielo, el personal iba cogiendo temperatura. A eso de las 23.00 horas -la cita arrancó a las 20.00-, la rumba del grupo del barrio Covadonga A duras penas sirvió para subir los decibelios y anunciar que lo mejor aún estaba por llevar. El menú de la velada llegaba al primer plato: el alicantino Kiko Martínez, versus el mexicano Noe 'el Cortito' Martínez. Las gradas comenzaron a secundar los puñetazos en el rostro con jaleos. Y cortito fue el combate, que en el tercer asalto el español despachó por la vía del cloroformo.

'Segundos fuera' ya para la pelea del ídolo local. «El orgullo de Torrelavega», tal y como fue presentado. Sin poner en juego su campeonato de Europa, pero con la responsabilidad de no defraudar a sus vecinos ante el nicaragüense Pablo Mendoza en una pelea encuadrada en el peso medio. Desde el inicio, el 'Niño' trató de manejar el ritmo del combate ante un rival ofensivo y valiente que logró conectar varios golpes al rostro del cántabro en el primer asalto. No parecía noche de especulaciones.

El torrelaveguense intentaba hacer buena su mayor envergadura para golpear y mantener a distancia al sudamericano, correoso y respondón. Poco que ver con el último rival de García, el francés El Massoudi, que se centró en recibir y aguantar el chorreo con estoicidad. Pero la apertura continua de guardia le costó a Mendoza probar el tacto de la lona en el tercer asalto tras encajar un derechazo en el morro. Contra la esquina. Trasero al suelo. A lo que el 'Niño' agregó una dura serie que levantó al personal de sus asientos.

Sergio García había cogido carrerilla ante un contrincante al que el combate se le empezaba a hacer demasiado largo. La melopea a causa de los golpes ya era evidente en el nicaragüense. Tambaleo. Pero el sudamericano se resistió a parecer una presa fácil y trató de poner en aprietos al cántabro, quien tras recibir un golpe, resbaló junto a la esquina, aunque pudo mantener la verticalidad. La pelea cruzaba el ecuador. Sexto asalto.

Mendoza conectaba con la cara del torrelaveguense, pero los puñetazos de García eran mucho más limpios y directos. La victoria a los puntos parecía encarrilada. Sin embargo, el 'Niño' lleva tiempo queriendo algo más. Un KO que afiance su madurez boxística. Que le aporte galones antes de cruzar el Atlántico camino de la Meca de este deporte.

El nicaragüense mandaba algunos puñetazos vacíos. Que no encontraban destino. El cántabro, más fresco alcanzado el séptimo asalto, esquivaba con soltura los intentos de Mendoza. Mas el cansancio también fue haciendo mella en Sergio García, cuyos golpes iban perdiendo fuelle con el avance de la pelea. Y así, pese a los intentos -entre los que recibió algún duro golpe en el rostro-, esta vez el 'Niño' tampoco pudo finiquitar el combate antes de tiempo. Tendrá que esperar, quizá, a una cita de mayor calado. Los jueces, como era de esperar, le otorgaron el triunfo a los puntos y sus vecinos, una cerrada ovación. Ambos por unanimidad.

Pero esta vez no era el torrelaveguense quien cerraba la noche en casa. El anfitrión cedió el protagonismo, porque era jornada para «el retorno del rey». 'Maravilla' Martínez se hizo desear. Bajó las escaleras de la bocana del vestuario como con desgana. La performance. Antes de esbozar una confiada sonrisa al ver a los torrelaveguenses rendidos a sus pies. Como si fuese de Tanos, la Inmobiliaria, la Llama o el Zapatón. De toda la vida. Ya está 'torrelaveganizado'.

Maravilla tenía ganas de hacer la de Fray Luis de León: «Como decíamos ayer...». Como si nunca se hubiese bajado del ring. Porque seis años quizá no son nada. El ahora promotor salió al ataque. Dispuesto a dar medicina al 'traumatólogo' José Fandiño. Mucho más especulador el asturiano. Así que Martínez golpeaba la guardia de su rival una y otra vez: «¿Sales a jugar?», parecía decir el argentino en su gran noche.

Fandiño atizaba poco, pero duro, hasta hacer mella en el rostro de un Maravilla que retaba prácticamente a portagayola. Con los brazos abajo y el torso y la cara al aire. Pese a sus tentativas, era difícil para el argentino superar la guardia de su contrincante. Hasta que en el sexto asalto, con un combo como los de antaño, le arrinconó en una esquina y le obligó a apoyar la rodilla en el suelo. Una ristra de sopapos que repitió antes de terminar el round. El que tuvo retuvo.

Y el recado que le había dejado a Fandiño fue definitivo. El asturiano apuró todas sus fuerzas sin éxito. Hasta que Maravilla Martínez, en el séptimo asalto, acabó con él. Grogui, el 'traumatólogo' tuvo que cogerse la baja en el retorno soñado por el rey.

En los entremeses de la noche, las peleas previas a los platos fuertes, Rubén Rodríguez venció al sonido de la última campana a Joel Sánchez; el español Ángel Moreno superó a los puntos al nicaragüense Ricardo Martínez; el angoleño Pedro Gomes ganó por KO en el tercer asalto al asturiano Adrián Martínez y el filipino Bernard Torres se impuso, tras la decisión de los jueces, al mexicano 'Monito' Cazarez.