La cántabra Itziar Abascal es una de las seis deportistas que participan en una travesía solidaria por relevos sobre una tabla entre Mónaco y Grecia. En invierno quieren recorrer la distancia entre Perú y Tahití
El propósito no puede ser más noble. La asociación francesa Hope Team East, que tiene previsto implantar su iniciativa en España pretende mejorar, a través del deporte, la salud de personas que pasan o han pasado por una enfermedad. Sobre todo, el cáncer. A través de la actividad física, ayudarlas -desde niños hasta personas mayores- a mejorar su calidad de vida tras una batalla en muchos casos que deja demasiadas secuelas. Y para visibilizar la labor de esta asociación, una cántabra, Itziar Abascal (Santander, 1989), el gran nombre del salvamento y socorrismo en la región, está inmersa en un reto. Junto a otras cinco compañeras, sobre una tabla de paddleboard sin más remos que sus manos, recorrer por relevos los 1.800 kilómetros que hay desde Mónaco a Atenas, la capital de Grecia. Un 'calentamiento' para el gran proyecto. En este próximo invierno, el objetivo es llegar desde Perú hasta Moorea, en Tahití. Unos 8.000 kilómetros para pasarse más de 60 días de brazadas por el Pacífico.
«Nuestra travesía es para dar visibilidad a la asociación Hope Team East. Un poco de ayuda a los diferentes patrocinadores para apoyar a los enfermos lo máximo posible durante los tratamientos», señala Abascal. La travesía comenzó el domingo, día 5 de junio, desde el Principado de Mónaco. Porque Alberto II y su esposa, Charlene -a través de la fundación que ella tiene- son los principales patrocinadores de la asociación, además de varias empresas importantes. Desde entonces, «las seis 'waterwoman' hacemos entre 120 y 125 kilómetros por cada jornada. Remamos tanto de día como de noche».
Los turnos sobre la tabla son «de una hora», apunta Itziar Abascal. Tras el relevo, toca descansar en el catamarán que sirve de apoyo a la expedición. Hay «tres camarotes» para cada pareja de deportistas. «Y en el barco hay cuatro tripulantes que nos ayudan. Uno es el 'media', el encargado de contar toda la expedición. Y otro es un fisioterapeuta». El esfuerzo, a pesar de que todas son deportistas de élite, pasa factura.
La asociación
East promueve el deporte para mejorar la salud durante o después de una enfermedad
En el catamarán, al amanecer y al atardecer, siempre hay dos personas muy pendientes de la tabla y su ocupante. Mejor dicho, de los alrededores. Por si alguna aleta aparece para cortar el agua. «Con los tiburones tenemos que tener cuidado en el amanecer y en el atardecer. Que es cuando suelen comer...», apunta la 'waterwoman' cántabra. La única española que conforma la expedición. El resto son francesas: Emmanuelle Bescheron, Alexandra Lux, Margot Calvet, Marie Goyeneche y la gran referencia del proyecto. A sus 46 años, la francesa Stéphanie Geyer Barneix, toda una campeona del mundo de salvamento, también lo es en cuanto a derrotar a la enfermedad. Porque ha superado hasta cuatro cánceres de mama. Ella fue la creadora, en el año 2015, de la asociación Hope Team East.
El segundo reto
La travesía que lleva a cabo Itziar Abascal y sus cinco compañeras se enmarca dentro del proyecto Cap Optimist. Para la cántabra, es la segunda tras la realizada en enero del año 2015. La idea inicial era ir desde el Cabo de Hornos hasta la Antártida, pero el mal tiempo hizo que la expedición se quedase en el entorno del cabo quizá más peligroso del mundo, con 12 días de expedición en aguas que apenas superaban los dos grados de temperatura. Itziar Abascal, Stéphanie Geyer Barneix y Alexandra Lux se ganaron por aquellas latitudes el apodo de 'las locas de la tabla' tras más de 1.000 kilómetros remando sobre ellas.
Pero eso y los 1.800 que realizan estos días desde Mónaco hasta Grecia se quedan en un simple aperitivo para el gran reto. «Lo que estamos haciendo ahora es el segundo test de la expedición. Para probar cosas, horarios, relevos y demás», comenta Itziar Abascal. Para este próximo invierno, entre 2022 y 2023, el reto de las 'waterwoman' de Hope Team East es recorrer los cerca de 8.000 kilómetros que separan Perú de Moorea, en Tahití. Si en retos como el actual cuesta encontrar precedentes, para algo que suena a locura sin límites es seguro que nadie lo ha intentado antes.
1.800 kilómetros
La travesía entre Mónaco y Atenas comenzó el día 5 y se espera que concluya este próximo fin de semana
Por el momento, la travesía por el Mediterráneo «la llevamos bastante bien», apunta la cántabra. La expedición confía en llegar a la capital de Grecia este próximo fin de semana. Y todo por un proyecto de lo más noble que encarna a la perfección el alma máter de todo el proyecto. Que el deporte, cada uno a su nivel y en la medida que pueda, ayuda a llevar mejor una enfermedad o a recuperarse mejor de ella. Y con la ayuda de, entre otras, Itziar Abascal, Hope Team East difunde esa idea ya por varios lugares del mundo a base de remar sobre una tabla de paddleboard.
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