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A la natación le toca bregar con aguas turbulentas. Y no porque hayan cambiado la quietud de los mansos platos que son las piscinas por el agitado mar abierto. Está a capricho de las corrientes porque se ha topado con el covid. «El año pasado fueron 1.476 licencias. A día de hoy, como no hemos podido empezar, debo tener unas 100», se lamentan desde la Federación Cántabra que preside Jesús Bascones.
A mediados del mes de octubre arrancó el periodo para federarse, pero con últimas restricciones sanitarias que impusieron el cierre de las instalaciones deportivas y piscinas la temporada está por ahora maniatada. No ha arrancado todavía. La inmensa mayoría de los deportistas que hacen natación en Cantabria son chavales. Es decir, alrededor del 96% pertenecen categorías inferiores y ahora mismo es imposible empezar con las competiciones. «No se puede nadar. Los nadadores comenzaron en sus piscinas y se han suspendido todos los entrenamientos», señala Bascones. Y el efecto dominó no se ha hecho esperar. Reacción en cadena. «La mayoría de los clubes nos han notificado que quieren renovar su licencia, pero se ha visto reducido el numero de nadadores. Hay incluso clubes que no podrán salir a competir», explica.
Aunque para Bascones este es un descalabro deportivo y no económico, «ya que nuestra gestión económica nos permite solventarlo». Y para muestra un botón. La Cántabra de natación es de las pocas federaciones que en pleno confinamiento hizo una devolución de parte del importen de licencias. «Se modificaron los presupuestos y se devolvió el 50% de las licencias de los nadadores», dicen desde la entidad. Pero por ahora solo hay una certeza: en la natación si no hay piscina, no hay deporte. «Están cerradas porque la mayoría son municipales y las gestionan ayuntamientos que deciden no abrir», dice el presidente de la Federación.
«Este parón nos ha llegado cuando más hemos crecido», se queja Jesús Herrán, presidente del club de Natación Camargo. El problema añadido es que cuando se terminó la primera ola el club camargués no pudo volver a entrenar porque se habían comenzado a hacer obras en la piscina. «Como durante ese periodo no había socios ni estábamos los del club, comenzaron a adecentar toda la piscina: puertas, techos, vaciado... Cuando pasó el confinamiento seguían en obras y no hemos podido entrenar hasta agosto», cuenta. En cuanto pudieron reunirse Javier Sarabia, padre de unos nadadores que se dedica a hacer protocolos naciones e internacionales, junto a Darío Herrán, médico, Iván Raba, técnico del club, y varios directivos, se pusieron manos a la obra e hicieron un protocolo «intentado analizar los problemas desde un punto de vista médico, deportivo y de funcionamiento de la piscina».
Las dudas sobre si las piscinas eran espacios amplificadores del virus persistió durante semanas hasta que varios investigadores, entre ellos del CSIC, garantizaron que eran lugares seguros. El cloro es la clave, porque el bicho no sobrevive a su paso. «En el agua esta comprobado que no va a haber transmisión. Se hicieron unas pruebas y se sabe que dentro con el cloro no va haber ninguna pega, por eso mismo se abrieron las piscinas municipales en verano», explica Fernando Álvarez, del Club Natación de Castro.
Pero pese a este estricto protocolo de seguridad, es inevitable la preocupación de las familias. «Calculo que tenemos un 15% de bajas. Los padres quieren que en cuanto se pueda sus hijos sigan haciendo natación, están muy contentos con el club y a la espera de que nos saquemos un as de la manda y podamos hacer algo, pero tenemos muchas bajas», se lamenta Álvarez, aunque sabe que muchas de esas ausencias son 'de ida y vuelta'. «Algunas son por miedo. Hay quien teme que los niños vayan la colegio y otros que vayan a entrenar, sobre todo si hay familiares de riesgo en casa». En ese caso los padres prefieren minimizar los contactos de esos chicos. «Por eso sí que ha habido bajas condicionadas, en cuanto la situación se recupere vuelven», explica.
Para paliar esta sangría desde la Federación se aconsejó a los clubes ser creativos, y si no es posible entrenar en el agua opten por ofrecer alternativas a los nadadores. Hay que ser creativos y este año capear como se pueda esta temporada. «Intentamos aguantar los entrenamiento aunque fuera en la calle, porque la piscina de Castro Urdiales está en obras. Habíamos llegado a acuerdos con piscinas locales para ir a nadar, pero por unas circunstancias u otras o se cerraban o no se podía hacer», cuenta Fernando, que desde entonces ha optado por entrenamientos en seco. En verano estuvieron entrenando en el mar, pero ahora ya con estas temperaturas y los más pequeños es imposible. «Me queda la ilusión de que los niños y que el equipo de entrenadores están volcados haciendo entrenamientos vía online y charlas de natación. Tengo esperanza de futuro porque creo en las bases que tenemos. Estamos perjudicados, pero saldremos adelante». Y lo mismo ocurre en el CN Camargo. «Ahora cada entrenador manda entrenamientos en seco y en piscina para los deportistas y mantienen reuniones por videoconferencia», cuenta Herrán.
Y eso que el programa de competición está ya hecho e incluso se habían tomado medidas para adaptar las competiciones a la dictadura del covid y desarrollarlas con protocolos a medida. Desde la Federación se decidió que los entrenamientos mandarán árbitros a los entrenamientos para tomar los tiempos de los nadadores. «Estábamos dispuestos a hacerlo pero en ese momento se publicó el ultimo decreto no se permite entrenar a nadie. Así todo, una vez que se abran las piscinas, lo aplicaremos», señala Bascones, que confía en que «en algún momento se pueda volver a la normalidad que conocíamos antes».
Por ahora toca esperar y adaptarse. Es lo que tiene que hacer los nadadores que estaban pensando en un Campeonato de España Absoluto, como es el caso del júnior Joaquín Pardo, que van a otras piscinas a entrenar porque se están cerrando las municipales, pero no las privadas. «A nivel autonómico está previsto que en cuanto podamos entrar en las piscinas la Federación se desplace a cada club y en lugar de hacer una prueba con todos los equipos, con los grupos burbuja se harán tomas de tiempo que tengan validez para los Campeonatos de España», explica Herrán. De esta manera se intenta que con estas tomas de tiempo se mantenga el objetivo de competición. Todo sea por superar el desafío, como esos peces que se ven abocados a nadar río arriba.
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