![¡Al agua patos! Un gorro de Papa Noel y al agua. No hizo falta más ayer en la Travesía de Santander.](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/12/26/natacion-navidad-kKz-U21010962182579jB-1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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El sol suele ser un cómplice de este tipo de locuras. Sobre todo cuando se trata de meterse al agua un 25 de diciembre. Es como u n bálsamo. Al menos hasta que uno se sumerge. Eso debieron pensar los más de cien inscritos en ... la Travesía de Navidad de Santander que ayer volvió a cumplir con su ritual de reunir a esos benditos locos que con el turrón a flor de piel se dieron un paseo por la bahía, pero no precisamente por el muelle. ¡Al agua patos!
Unos con cabeza de langostino y cola de... algo parecido. Otro grupo lucía un atuendo muy similar al de unas sardinas. Había sirenas, burbujas de champán, renos con trineos y hasta un grupo de amigos con una canasta móvil a la que iban lanzando un balón mientras braceaban. Ver para creer. La cosa era lanzarse al agua por una buena causa y sobre todo y ante todo pasárselo bien. El club de Natación Costa Quebrada lleva años empeñado en que los excesos de la cena de Nochebuena se eliminan nadando de Los Raqueros hasta Los Reginas, paralelo al muelle y cada vez son más los que le siguen la corriente.
Ayer hubo nadadores avezados que con solo quitarse la ropa demostraban que no les importaría que alargasen la prueba hasta el Barrio Pesquero y los hay – y cada vez más– para quienes lo de ayer es el Campeonato del Mundo de los desafíos. Las únicas condiciones que se pusieron –siempre es así– son las de divertirse y colaborar como buenamente se pueda con el Banco de Alimentos. Así las cosas, a eso de las once de la mañana se fue montando un pequeño tumulto en el Paseo de Pereda de la capital y fueron llegando toda clase de personajes disfrazados dispuestos a darse un chapuzón con amigos. Un paquete de arroz, harina, espaguetis, café, leche... Cada uno depositaba su donación y se ataviaba como dios le daba a entender.
«Está fría, pero solo cuando entras», le decía un langostino 'tigre' a la sardina. El sol seguía decorando la estampa, pero es obvio que en Navidad no calienta como en verano. «Madre mía. A ver si el año que viene está más caliente», decían entre selfis y fotos grupales los que iban llegando al muro de Los Reginas, donde como si hubiera una Tribuna Principal, los amigos, familiares y paseantes apuraban su desayuno navideño entre risas y aplausos. Una buena causa, unas buenas risas y los deberes hechos para reencontrarse de nuevo con el plato a la hora de la comida de Navidad. Este tipo de locuras debían ser prescritas por los médicos. Enhorabuena.
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