Entre la obligación y la necesidad

La salud por encima de todo. Este es el único axioma que no se discute. El Gobierno de Cantabria, los ayuntamientos, las asociaciones de padres y madres de alumnos en los colegios, los entrenadores, monitores, personal variado... Los jóvenes deportistas. Nadie porfía un escenario que priorice salvaguardar la salud. Sin embargo, no existe unanimidad sobre la decisión del Gobierno de Cantabria de suspender las competiciones de deporte base hasta enero de 2021, algo que será oficial en cuanto se publique -se prevé que esta misma semana- en el Boletín Oficial de Cantabria. La necesidad de socializar de los pequeños, la cantidad de ausencias que han sufrido los jóvenes durante el largo confinamiento... Son muchos los factores que afloran ante lo que supone una medida tan contundente.

La noticia que publicó este jueves El Diario ha cogido un poco fuera de juego a los distintos organismos, así como, por supuesto, a los padres y madres de los protagonistas, que utilizaron la espera en la entrada y salida de los entrenamientos en la jornada de este jueves para compartir la información unos con otros. Todo eran dudas. ¿Sólo las competiciones y el trabajo semanal no? ¿Quiénes serán los responsables de velar por la seguridad en los entrenamientos? Las distintas asociaciones, ni tan siquiera los propios ayuntamientos, han tenido tiempo para consensuar una opinión conjunta oficial, pero cada cual tiene su propia visión.

En la Federación de Asociaciones de Padres y Madres del alumnado de Cantabria, su secretario, José María Torre, apunta a la «prudencia» como hilo conductor. «Es una medida acertada, porque se basa en la prudencia que existe ante la preocupación general por la situación». Torre señala que, «más que las propias competiciones y lo que puede suponer por los desplazamientos, por la posibilidad de que se junten unos con otros, es también por el antes y el después de las competiciones que lleva aparejados».

El secretario expone su propio ejemplo: «Yo tengo un hijo que juega al fútbol y lo veo prudente». Del mismo modo que entiende «acertado que sigan los entrenamientos, que así van quitando el mono los chavales después de tanto tiempo. Siempre y cuando se respeten los protocolos de seguridad».

El otro de los interrogantes es la devolución de las licencias federativas de la pasada temporada y del cobro de la próxima. «Mi opinión es que todo lleva unos gastos y que es complicado devolverlo. También creo que es un detalle que no se cobre ahora hasta que no se sepa si es definitivo o qué va a ocurrir».

«El sobreesfuerzo al que se han sometido los niños durante el pasado confinamiento para adaptarse a esta nueva normalidad, a parecerse en sus comportamientos a adultos, puede ejercer una presión psicológica muy fuerte», explica Lucía Álvarez. Indudablemente, apoya «cualquier decisión que dé prioridad a la salud», no obstante insiste en que «la pérdida de las extraescolares, la suspensión de competiciones... Todo puede suponer un perjuicio emocional y de equilibrio preocupante». Los niños necesitan «socializarse y vamos directos a un mundo lleno de normas y normas... Tengo mis dudas», sentencia la presidenta del AMPA del IES Foramontanos, en Cabezón de la Sal.

«Estamos a la expectativa de que se haga firme, de que se haga oficial. Aún no nos ha dado tiempo en el AMPA a reunirnos y a valorar esta posible decisión. Está claro que si se toma es por la preocupación existente», explica Idoia Gómez, presidenta del AMPA del Colegio Riomar de Castro Urdiales. «Yo tengo un hijo que hace baloncesto y ya ha empezado y no sé nada», matizaba ayer. «Hay padres que lo ven bien, otros no... Hay discrepancias, como es lógico», añade, quien señala que, «en el Colegio lo que hemos hecho es suspender las extraescolares y sólo está en marcha el área de los madrugadores, que además puede ser útil para los padres». Gómez apunta que «al reducirse tanto los grupos de las extraescolares, hay monitores a los que no les compensa». En cualquier caso, apoya personalmente la decisión «si redunda en la salud» y advierte de que «en el Colegio lo que nosotros no vamos a hacer es poner en marcha algo que luego se va a parar, como ya pasó el curso pasado. No queremos que nada se quede a medias».

«No es agradable tomar una decisión así, porque sabemos la importancia que tiene el deporte para los más pequeños, pero se debe prevenir», asegura Mónica Haro, presidenta de la Confederación Católica de Padres y Madres de Colegios Concertados. «No podemos arriesgar en las competiciones si no podemos garantizar que no se junten grupos de convivencia estables. En las competiciones esto es inevitable y hay que procurar que no ocurra», añade. Haro insiste en «lo delicado de una decisión así, porque es necesario que los jóvenes socialicen, se junten, compartan, pero la situación actual está llena de dudas y hay que ser prudentes». La presidenta de Concapa ha palpado «discrepancias, como no podía ser de otra manera». «Entre los padres hay algunos que no entienden la decisión y otros que la ven correcta. Hay familias a las que les es imposible compatibilizar la vida laboral con las exigencias... Algo así supone un cambio drástico, una obligación mayor, impedimentos. Pero hay que pensar en la mejor manera de garantizar la salud y evitar riesgos».

«Ya es un problema importante que se hayan suspendido las extraescolares en los colegios, pero hay prioridades», indica. La desaparición de las clases extraescolares en los centros académicos es algo ya prácticamente general. «No me parece algo desacertado. Es una medida prudente, que se toma desde la responsabilidad y creo que es necesario esperar a la evolución de los acontecimientos para ver hasta dónde se puede controlar».

«Nosotros desde el Ayuntamiento seguiremos expectantes a las decisiones que marquen las autoridades sanitarias», explica Nacho González, concejal de Deportes del consistorio torrelaveguense. «No cerraremos las instalaciones deportivas. Eso es algo que tenemos claro. Se seguirán abriendo bajo el estricto protocolo de seguridad ya existente y se seguirán manteniendo las medidas de seguridad implantadas en toda la práctica deportiva desde hace ya un tiempo». El edil apunta a que «lo más importante es que se pueda garantizar la seguridad y dentro de esa prioridad, que los jóvenes puedan socializar y recuperar su espacio».

José Ignacio Sánchez y Matilde España son un matrimonio con dos hijas, Jana y Yaiza. Ambas juegan al balonmano en el Handball 74 de Camargo, y los dos tienen una misma opinión. «El deporte es lo último que habría suprimido y más ahora que cada vez hay más restricciones y limitaciones para ellos». El padre de la familia apunta a la «necesidad que tienen de hacer deporte, de lo que significa y supone la práctica deportiva en el crecimiento de los niños y no pienso que sea una prioridad suspender las competiciones. Se deben aumentar las medidas de seguridad, pero no creo que se solucione nada con la suspensión de las competiciones».

«A los padres, lo que hemos podido pulsar, no les importa que no compitan. No lo ven prioritario. Si pueden seguir entrenando. Es conveniente que tengan actividades, pero bajo un estricto control. Si se puede lleva a cabo bajo los protocolos, entrenar está bien. Las competiciones no son prioritarias», explica Belastegui.

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