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Aser Falagán
Viernes, 31 de agosto 2018
En la última mano Óscar miró al cielo. Al tiro de la última mano, para más señas. En la segunda bola, por decirlo todo. Ya era camepón de España. Por séptima vez. Miraba a la grada. Le aclamaban. Saludaba. Al terminar del tiro ... se abrazó conJesús Salmón, que lleva seis. Como el Junco hasta hoy. Ambos son leyenda. Y el de Liérganes con un récord bajo el brazo. 735 palos. Nunca se tiraron tantos en un Nacional. Y ni siquiera había necesitado embocar.
Quizá en aquel momento recordara otro instante. Hace tres años. Allá por 2015. Cuando parecía tener en el bolsillo ese séptimo título que se dilató hasta este viernes. Aquel día el rival era Lavid. Y de pronto, cuando todo parecía decidido, la bola estacó, cogió la diagonal y pasó el cachi por la izquierda. Era agosto de 2015 y hasta entonces Óscar González, A.K.A. 'Junco de Liérganes' parecía a punto de reeditar su campeonato de España. El séptimo. Pero el emboque de Lolo Lavid forzó el desempate y le dio el título. Desde entonces Óscar, ese genio de los corros que camina a ritmo de récord, había visto cómo dos camargueses; dos viejos amigos y viejos rivales, se le acercaban en el palmarés. Aunque si esos dos bolistas son Salmón y Haya, su compañía no hace sino engrandecer la figura.
Pero el caso es que la Bolerona le debía algo al Junco. Le había dado mucho, como aquel récord en el Campeonato de Cantabria ante Rubén Rodríguez, pero le había dejado pendiente la séptima corona nacional. Y hoy se la devolvió. Con tres años de retraso, pero igual de atractiva y celebrada. Ya era un grande. Ahora lo es más. El bolista en activo con más títulos. El tercero de la historia. Y con margen para seguir sumando. Tanto por edad, a pesar de haber atravesado esa incómoda barrera de la cuarentena, como por forma, juego y resultados.
De paso, el cierre de fiesta en Torrelavega corroboró que los bolos no tienen ya ese trío de ases que tanto tiempo los ha dominado. Esos Óscar, Salmón y Haya que se repetían como un mantra cada vez que tocaba hablar de los favoritos a cualquier gran cita.Ahora son un póquer.Víctor, aunque no campeonara ayer, ya es uno más.
La gran tarde de bolos tuvo además el mejor podio posible, un encuentro entre titanes que se hacen recíprocamente más grandes en cada uno de sus enfrentamientos, como la catedral bolística que es la SeverinoPrieto, plaza propicia para las boladas y más allá: para los récords.
Todo comenzó con Lavín y Víctor reivindicándose. El primero, sólido al tiro y aprovechando los grandes bolones que gasta en el birle. Y demostrando una gran fortaleza mental para recuperarse de dos quedas en la cuarta mano que le condenaron a sumar solo cinco bolos. Una buena jugada al 'dos' en esas dos manos le habría aupado muy por encima de los 140, pero se le atragantó el final de la raya alta.
El que casi llegó a los 150 fue Víctor González, que demostró por qué antes de las exhibiciones de Óscar era el máximo favorito al título, por delante incluso de los tres grandes popes. El nuevo campeón de Cantabria, que ha alzado su primer grande justo antes de que arrancara la Semana Bolística. Se marcó 73 palos a bolos a raya alta y mejoró el promedio con raya al medio para llegar a 148 y buscar la remontada a la espera de lo que hiciera Óscar.
Adelantar al Junco exigía exhibiciones, y tras la de Víctor llegó la de Salmón, que también regresaba a Torrelavega dispuesto a reeditar su título del año pasado frente a quien ha sido al mismo tiempo su compañero y su némesis durante muchos años. 141 palos con una bola de siete en la séptima mano endosaron más presión al líder, aunque el de Liérganes ha demostrado que dentro del corro y a la hora de tirar bolos es completamente inmune a ella. El camargués empataba así a 414 palos con Víctor González ante una grada cada vez más poblada –el Campeonato de España siempre arrastra más público, junto al Millón– que barruntaba unos emocionantes últimos tres concursos.
Muy buenos fueron también los 131 de Carlos García, pero insuficientes para pasar a semifinales en una nueva muestra del nivel del campeonato y el estado de una bolera propicia para los récords.El santanderino, único zurdo de la competición, se quedó fuera de la lucha pese a no haber bajado de los 130 en ninguno de sus tres concursos.
Con este contexto debutaron en la jornada final Óscar y Haya. O a la inversa, porque fue el todavía capitán de Puertas Roper, el año que viene en Peñacastillo Anievas Mayba, quien abrió el concurso decidido también a apurar la remontada. Era el que mejor –o menos mal– lo tenía, puesto que 'solo' partía con 14 palos de desventaja y ya desde la primera mano mostró su buen estado, pero a un birle de dos al pulgar que le estropeó ligeramente la estadística al arrancar.
Pero Óscar estaba intratable. Siete al tiro, una bola de cinco y otra que a punto estuvo de serlo, aunque el bolo se empeñó en quedarse sobre la estaca, le dejaban en 18 en la primera mano de un concurso que, como todos en la Bolerona, terminó con bolada. Intratable buscando el 'dos', el de Liérganes no aflojó y tirando de cuatro en cuatro a la mano con una facilidad insultante, tanto por fuera como por dentro, seguía marcando un promedio muy difícil de seguir incluso para superclases como sus perseguidores. Tuvo además la suerte del campeón, al salvar una queda en la tercera mano que concatenó con un birle de maestro para tirar cinco por fuera y cumplir con el resto de bolas. Solo una blanca al pulgar empañó ligeramente su concurso. Pero lo arregló con birles de cuatro y cinco también al pulgar para cerrar con 73 el concurso a raya alta.
Tampoco falló con raya al medio ya con la bolera llena a rebosar y un constante murmullo que dejaba ver el interés y la expectación de un público volcado con unos tiradores que ofrecieron un espectáculo para recordar.En especial un Óscar que respondió a las boladas de sus rivales con 146 palos que le acercaban más al título. 21 bolos de ventaja sobre Víctor y Salmón y 28 sobre Haya.
La semifinal avanzó en lo inevitable. En el duelo entre camargueses, los parciales de 21 y 24 dieron alas a Salmón en un concurso que completó acompañado por un Rubén Haya obligado a embocar que pronto comprobó que estaba relegado al cuarto puesto, sin opciones, salvo festival al cachi, de entrar en las semifinales.
Mientras, el vigente campeón se hartaba de arrancar aplausos de una Bolerona ya llena a rebosar para seguir buscando una remontada cada vez más complicada, pero aún posible, con una exhibición a raya alta (unos inauditos 85 bolos) y birles de cuatro, cinco y hasta seis como tónica habitual. El birle de cinco en la quinta mano lo celebró como una victoria. No era para menos.Sumaba ya 105. Cazar a Óscar era de pronto posible, pero la raya al medio se le atragantó e impidió otro registro de antología. Aun así, 147 palos que obligaban a Víctor a otros tantos (o a un descalabro de Óscar) para llegar a la final. Pero Óscar era imbatible.Sus 23 palos en la quinta mano lo dicen todo. Y más con la amplia ventaja de la que disfrutaba, que pudo administrar a su antojo.
Su bola de seis arrancó ya aplausos e incluso alguna ovación cuando se empezaba a barruntar ya un nuevo récord. Algo que se convierte ya en tónica habitual al conjugarse jugadores de leyenda con boleras muy arregladas. Las mismas que un Víctor que obligado a buscar el cachi subió nada menos que diez en la última mano y birlar seis acto seguido haciendo retumbar la Bolerona. Como los cinco posteriores ante un público entregado que le recompensó cuando en la última bola perdió la oportunidad de pasar a la final propiciando el enésimo duelo entre Óscar ySalmón. Ese que el Junco tenía prácticamente ganado gracias a sus 25 palos de renta. Porque 25 bolos son muchos. Hasta para Salmón. Y el Junco ya era virtual campeón en el ecuador de la final.
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