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Quieres que me suba encima, como cuando era pequeña?». Andrea Gómez (Casar de Periedo, 13 de junio de 1998), recuerda su época de alumna en la bolera de su pueblo, presidida por el busto del histórico Ramiro González, donde la jugadora de Peñacastillo trepaba para ... desesperación de su monitora, Angélica Ruiz (Casar de Periedo 26 de mayo de 1974). Ambas son pasado, presente y futuro de los bolos femeninos, una pionera y una de las encargadas de que la categoría crezca y se prolongue en el tiempo. Las dos se criaron a la vera del corro al que pone nombre El Chaval y las dos son exponentes de unos bolos que se van perdiendo, los de los críos que hacen vida en la arena.
Lo primero es la actualidad, la Liga, y en la que Geli (que actualmente juega al pádel y reconoce no echar de menos la madera) ve favorita a la vigente campeona. «Es la Bolística, es el actual campeón y en la plantilla siguen las mismas jugadoras, aunque el Dream Team es Peñacastillo. Lo que sí se da es que cualquier peña puede ganar a cualquiera». Andrea lanza un reproche a su amiga por apostar por su rival. «Donde no este yo, siempre va a decir esa», sonríe. «Hay que motivar», contraataca Ruiz.
La más veterana recuerda los comienzos con nostalgia. «Era diversión, sobre todo los primeros años. Guardo un bellísimo recuerdo tanto de El Caserío como de Mazcuerras». Dos peñas de élite, con filosofías diferentes y con las estanterías llenas de trofeos. Pero, ¿ganaría aquel Caserío formado por las Hermanas Eva y Mónica Pelayo, Esther López, Marta Salam y la propia Geli al Peñacastillo actual? Ahí las versiones de ambas son diferentes: «Aquella partida tenía una cosa muy buena, que era la estrategia. Igual en el circuito individual estábamos por debajo, pero tácticamente nuestra capitana analizaba muy bien los partidos. Además de cabeza éramos muy fuertes, ahí sí las podríamos ganar». Andrea no lo tiene tan claro. «A Eva y Mónica –explica– no las vi jugar mucho, no me acuerdo de las cuatro, pero viendo a Geli y Marta igual había chico de desempate…».
Gómez rememora sus primeros recuerdos en las boleras con Geli del brazo. «Ella me llevaba a ver sus partidos jugaba cuando ya en Mazcuerras». En esa época comenzó su andadura la escuela de Casar, donde Andrea hizo sus primeras trastadas. «Era pesadísima como monitora», estalla en carcajadas, ante de reconocer que siempre la reñía «porque siempre la liaba». Y, claro, la 'jefa' contraataca. «Lo que más me frustraba de ella era que echaba a perder sus cualidades por el carácter. Era un espejo de lo que estaba viendo en mí».
La conversación fluye entre calendarios, la importancia de cerrar en partida y qué jugadora lo ha hecho mejor, la mentalidad necesaria para ganar y hasta llegar a la evolución de la categoría. Y es que Angélica además de jugadora cargó con el peso institucional de las féminas durante muchos años. «Casi todo lo que se nos puso por delante lo sacamos». Como todo no podía ser bueno, También apunta cosas que mejorar. «Me parece mal cómo se gestiona la época en la que las niñas salen de las escuelas. Hay un fallo y no le encuentro solución fácil».
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