Secciones
Servicios
Destacamos
Lo de Pelayo Menéndez es de guion de película de Hollywood. Hace un año estaba en Manchester apurando una cerveza y viendo en la televisión el Mundial de hyrox, esa disciplina que combina fuerza, velocidad y resistencia al límite. Un año después, este asturiano y ... cántabro de adopción es el cuarto mejor deportista del plantea de esta innovadora disciplina.
«Ni en los mejores sueños podía imaginarme algo así. Este cuarto puesto ya me da el respeto de mis rivales. Es algo que no puedo creerme», confiesa de manera sincera. No es nuevo en el deporte; ni mucho menos. Tiene 34 años, es ingeniero de caminos –licenciado en Cantabria– y ya sabe lo que es disputar el Mundial de ironman en Kona (Hawai). «Me cambié a este deporte porque no podía compaginar los entrenamientos del triatlón ,que te llevan veinte horas semanales o más», explica con esa modestia tan particular que le caracteriza.
Su espectacular talento para el deporte le ha vuelto a dar una sorpresa en el Mundial disputado este fin de semana en Niza, donde después de lograr clasificarse entre los quince aspirantes a la corona se ha codeado con ellos de tú a tú. «Incluso para mi es algo impensable. Gané a Hunter, que era el vigente campeón y el que tiene el récord de la especialidad. Es... No sé qué decir».
Pelayo vive en Chicago, trabaja para la Universidad de California y comenzó por casualidad en el hyrox, algo que solo será una anécdota, ya que la temporada que viene se ha ganado ya el derecho de participar en las Majors, las pruebas más importantes de este deporte que dan acceso a los mundiales y en las que este año ha ido entrando como ha podido sin saber que el destino le esperaba un cuarto puesto final.
En Niza, Pelayo no partía como un favorito. Es más, los aficionados no entendían nada y se extrañaban como aquel españolito estuviera entre los mejores. Sin embargo, fiel a su instinto de ingeniero, evaluó la carrera, la visualizó y a por ella. «La humedad y el calor que hacía me obligaron a variar la estrategia. Siempre se sale fuerte pero yo levante un poco el pie y la gente fue cayendo. Llegué fresco a empujar los trineos.Me quedé quinto y la gente empezó a pinchar. Al final en el 'wallballs', (lanzamiento de balón medicinal) superé a Hunter y acabé cuarto», recuerda.
La prueba es un auténtico manual de la exigencia y de llevar el cuerpo al límite en todos sus apartados. Consiste en recorrer ocho veces un circuito en el que se corre un kilómetro y luego se alternan ejercicios de fuerza como el remo, el ski, arrastrar trineos de carga, avanzar con pesas lastrados y los famosos 'burpees', esa especie de flexión con salto que supone un desgaste máximo y que se hicieron famosas por la tendencia a utilizarlas en los entrenamientos militares.
Pelayo supo administrar su capacidad mental para ir superando rivales. «Ahora sí que siento ese respeto; el que me merecía. Ha sido un espectáculo. Más de 5.000 personas en las gradas siguiendo la prueba. Ni me han pedido tantas fotos en la vida», explica. Una experiencia que le ha dejado huella, pese a haber vivido ya algunas hazañas en su época de triatleta.
Es ahora uno de los deportistas de élite de esta disciplina que ya practican más de 500.000 innovadores y en la que España está creciendo a pasos agigantados. Llegó a ella buscando «mejorar y ganar algo de fuerza» de cara a ser más competitivo en el triatlón. Se transformó y pasó de los 68 kilos los 77 kilos, «pero corriendo más incluso que antes». Sigue siendo igual de veloz y ha ganado esa fuera que buscaba.
Corrió su primera carrera de hyrox por invitación y casi se queda pegado empujando aquel trineo tan pesado. La segunda fue en Nueva York y la ganó. Aquel día se dio cuenta de que le podía dar una oportunidad a esta aventura. Siguió trabajando para la Universidad de California pero aparcó la natación y la bicicleta para centrarse en este nuevo veneno. Vino a Madrid a disputar otro hyrox y logró la clasificación para esos famosos 'Majors'. Lo aprovechó y acabó en Niza disputando las finales a los mejores.
«El año que viene ya estoy clasificado para estar en las mejores carreras y con la experiencia que me ha dejado este mundial trataré de mejorar. Ahora ya estoy tranquilo porque no tengo la incertidumbre de si podré correr o no», admite.
Si a Pelayo se le mete en la cabeza algo. Han pasado doce años desde que también probo eso del duatlón en Astillero y Galizano. Fueron sus primeras carreras, Luego en Suances se tiró al agua en uno de sus primeros triatlones. A pie era un galgo, y sus marcas le permitían ser un atleta reconvertido a triatleta. Acabó en Hawai. Pero la transformación que le ha llevado a meterse en el espectáculo del Hyrox es algo que le tiene sorprendido a sí mismo.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.