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Es una figura a caballo entre el hermano y el amigo. Sin los inconvenientes de un familiar cercano (no te va a disputar todos los ... días el último filete de la mesa) ni de alguien ajeno (tu madre nunca dirá que no es buena compañía). Tener un primo de tu edad es tener un tesoro. Si además compartes afición, deporte y horas de bolera, la unión y cercanía aumenta por momentos. Así, unidos, se han criado Miguel Hernando (Quijano, 2000) y José Antonio Sordo (Quijano, 2005), siempre juntos por los corros y que ahora, con el debut del segundo en la División de Honor, se verán las caras frente a frente por primera vez en su vida con los escudos de Riotuerto y Pontejos respectivamente. Y lo harán en la máxima categoría.
En torno a la bolera de Quijano todo tiene un aire familiar. Miguel Pérez, el abuelo y patriarca, come en el bar mientras sus nietos aparecen cada uno desde una esquina del corro, donde se han criado. Donde les salieron los dientes entre tiro y birle, de donde salieron rumbo a sus nuevos equipos y donde el debate sobre el partido está sobre la mesa. «Algo de pique hay», reconoce Toño, el más joven de los dos y el que jugará en casa el domingo. «De momento nos llevamos bien», sentencia Miguel, cuya partida de Riotuerto llega como favorita al envite, que se jugará el domingo a las 11.00 horas en Las Callejas de Pontejos, un corro histórico que retorna en 2024 a la élite de los bolos y en el que ha vuelto la ilusión por ver a los suyos. «Viene mucha gente a los partidos y también vienen a los entrenamientos. Eso es bonito y estimula para saltar al corro».
Ninguno de los dos equipos llega en su mejor momento al duelo. Riotuerto, pese a ganar en su último encuentro a Sobarzo, se ha dejado cuatro puntos ya en su camino liguero, mientras que Pontejos todavía no ha puntuado. Con todo, ni a orillas del Miera ni en Marina de Cudeyo es donde más expectación ha levantado el choque. «En el bar se habla del partido y hay algo de pique», sonríe Sordo, aunque Hernando reconoce que sus amigos y vecinos no se decantan por el ganador. «La gente de Quijano es de Quijano, alguno nos dice en broma que nos hemos vendido al marcharnos», aclara entre risas. «Ellos lo que quieren es que nos vaya bien, porque nos han visto jugar desde pequeños».
En la sesión de fotos se nota la complicidad entre ambos, que más que primos son amigos y que más que rivales el domingo serán dos piezas del mismo puzle separadas por un escudo. «En principio ellos son superiores», reconoce el de Pontejos, «pero a ver si les podemos ganar». Más veterano en la categoría, Miguel no cree que su mayor experiencia le diferencie sobre Toño. «Se defiende bien, ha jugado en todas las categorías, no como yo que tuve un salto más grande. Está curtido, ha jugado fases de ascenso y partidos importantes. En División de Honor se pasa mal sobre todo cuando no juegas bien, pero todo lo que tiene que saber él lo sabe».
Un camino, una trayectoria, que a Hernando le llevó a dar un salto meteórico de Tercera a Primera y de ahí a la máxima categoría y en el que Toño, cinco años más joven, ha pasado también por Segunda Especial y Segunda. Todo ello bajo la supervisión de Miguel Pérez, presidente de la peña de casa, jugador, directivo y punta de lanza de los bolos en Quijano. «Es muy exigente, sobre todo con la toma de decisiones», confiesa Hernando. Pese a todo, su primo aclara que en su duelo particular «el resultado le da igual, con que juguemos bien está contento».
Conocedores del mundo de los bolos desde pequeños, ven la evolución con preocupación, aunque sin una respuesta clara a las dudas que el futuro bolístico plantea. «Reducir un poco el calendario y que las fechas estén más seleccionadas para que todo no coincida estaría bien». señala Sordo. «En los bolos antes había un auge, dinero, repercusión, espectadores… Ni tanto como antes, que era increíble, ni tan poco como ahora», remata Miguel. Los primos se mojan, proponen. «Los niños pequeños se van a fijar en Óscar o Víctor, no en mí», asegura Toño. «Quizá haya que darles más visibilidad a ellos». Miguel, a su vez, reconoce que poder jugar contra sus ídolos es una suerte. «Siempre que jugamos contra ellos les escuchamos, les hacemos caso. Les animo a ellos a que den consejos a los niños, los jóvenes somos esponjas».
El roce entre jugador y afición, el lunch, la parrillada tras el concurso… Las ideas fluyen sobre la mesa mientras por la bolera de Quijano pasan los aficionados con ganas de bolos. Que alguno hay, todavía, gracias en gran parte a dos chavales que, tras compartir juegos, amigos y bolos en numerosas ocasiones, el domingo se enfrentan por primera vez. Seguirán siendo primos, sí, pero durante una mañana serán enemigos. Un duelo en el que habrá pique, táctica, estrategia, miradas... Y tras el que todo volverá a la normalidad. Porque como dijo Manolo Oliva, el mejor deporte es la amistad. Y, en este caso, la familia es la familia.
El hasta ahora intratable líder, Peñacastillo, pone en juego su imbatibilidad esta tarde en la apertura de la quinta jornada de la División de Honor. Los de Cañas, que acumulan cuatro victorias en otros tantos partidos, visitan desde las 19.00 horas la bolera de Cerrazo para enfrentarse a J. Cuesta, que pese a empezar con derrota ante Casa Sampedro ha reconducido la situación y ocupa posiciones intermedias en la tabla.
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Ana del Castillo
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