El remo cántabro pierde a uno de sus grandes patrones

La vida de Martínez Liaño estuvo ligada a la navegación. En la mar desde los 19 años, se desempeñó durante casi toda su vida laboral como jefe de máquinas hasta su jubilación. Y en lo deportivo, también se inclinó por un deporte, el remo, indisolublemente ligado a la mar. Martínez Liaño fue campeón de España de bateles. Posteriormente, fue el fundador del club de remo de Astillero, del que en diferentes etapas formó parte de la directiva. Como si fuesen las dos filas de remos de una trainera, en la vida de Cotono bogaban dos grandes pasiones: la familia y el remo. De carácter fuerte, a las dos se dedicaba en cuerpo y alma. En su familia sabían que para él la dedicación al remo era innegociable y así lo entendían y respetaban.

Tras una ya larga trayectoria vinculada a este deporte, en 1992 llegó a la presidencia de la Federación Cántabra de Remo, en la que revalidó su mandato durante seis legislaturas consecutivas. En sus 24 años al frente de la entidad se ganó la admiración de todos los clubes, con las diferencias habituales por el balizaje o las condiciones de la alineación de los barcos en los momentos de salida de una regata. Entre medias, en 2005 asumió el cargo de vicepresidente nacional de banco fijo. Cuatro años más tarde, en 2009, formó en la directiva de la Federación Española de Remo como vicepresidente de banco fijo del Cantábrico.

Bajo la presidencia de José Antonio Martínez Liaño, la Federación Cántabra de Remo organizó hasta 16 Campeonatos de España, tanto de traineras como de trainerillas y bateles. Por su labor en favor del remo, Cotono recibió un sinfín de reconocimientos. Así, fue distinguido con la Medalla de Oro de la Dirección Regional de Deportes del Gobierno de Cantabria; la Insignia de Oro de la Federación Cántabra de Remo; la Insignia de Oro de la Sociedad de Remo Astillero; y la Medalla de Oro de la Federación Española de Remo, entre otras. Tras más de 50 años dedicados a este deporte, forma parte también de la Real Orden del Mérito Deportivo, que le reconoció con la medalla de bronce. Una distinción que se concede a personas o entidades en reconocimiento a sus éxitos deportivos o a su aportación al desarrollo del deporte español.

Sus hijas, Marta y Marián, y sus nietos, Pablo y Álvaro, reciben desde ayer las muestras de cariño y condolencias del mundo del remo que se había ganado José Antonio Martínez Liaño. Y el remo regional podrá rendir este fin de semana el mejor homenaje posible a quien ha sido uno de esos nombres imprescindibles para contar una historia. El domingo se celebra, en aguas de Punta de Parayas y a partir de las 17.45 horas, el Campeonato Regional. El patrón de turno ondeará la bandera en señal de victoria, pero a buen seguro que el triunfo, además de a quien se quiera dedicar de forma particular, estará dedicado a un hombre que se entregó como pocos a este deporte. A un José Antonio Martínez Liaño bajo cuya presidencia, el remo cántabro consiguió los mayores éxitos de su historia.