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Son la alternativa. Al menos una de ellas. A orillas del Miera no se ven como aspirantes a llevarse el título liguero de la División de Honor, pero saben que si la temporada se da bien pueden pelear con los mejores. Riotuerto es una de ... las peñas incómodas para los grandes, de esos rivales con los que saben que se pueden dejar puntos. Por eso, solucionados los problemas del tramo final de 2022, los cañoneros parten con opciones de hacer un buen año tanto en el torneo de la regularidad como en los torneos del KO.
«El objetivo es el mismo que el del año pasado, pelear las copas, algo que no estamos haciendo en las últimas campañas y que nos tiene quemados, y en la Liga estar lo más arriba posible. Si quedamos sextos o séptimos que sea cerca del tercero o cuarto», asegura el presidente de la entidad, José Antonio Abascal. Una meta alcanzable para una plantilla de garantías para competir con sus rivales por el puesto. «Sé que hay seis o siete equipos con un potencial similar, Peñacastillo y Andros están por encima y yo creo que Camargo también».
El mandatario no quiere lanzar las campanas al vuelo, quizá por lo ocurrido en el tramo final de la pasada temporada, cuando las disidencias internas en el seno de la plantilla lastraron una temporada que iba por buen camino. Al final fueron sextos, a seis puntos del tercer clasificado y por detrás de Borbolla y Ribamontán. «Hasta el verano estuvimos a la altura de Camargo, que fue tercero, pero ellos fueron a más y nosotros cada vez jugamos peor». El remate fue un mal partido ante los de Maliaño en cuartos de la Copa Federación la famosa tarde en la que llovió dentro de la bolera cubierta de Renedo.
Con todo, la plantilla de Riotuerto cuenta con dos jugadores jóvenes que deben ir a más, Adrián Díaz y Miguel Hernando, dos veteranos ya consolidados que tienen que tirar del carro, el capitán Rubén Túñez e Iván Gómez, y un quinto de garantías como David Abascal que además es pieza clave a la hora de preparar los partidos. La prueba del nivel del equipo es que a nivel individual todos ellos están en la parte alta de los circuitos. Para prepararse de cara a lo que viene los de La Cavada disputarán amistosos contra Los Remedios, Andros o Peñacastillo (Trofeo Manuel García), mientras que el acto central será el partido contra la selección cántabra que disputarán el 18 de febrero dentro de los actos previsto en la jornada contra la fibrosis quística, que contará con un birle solidario o un concierto entre otros eventos durante todo el día.
Los bolos son el único deporte federado con el que cuenta Riotuerto, lo que convierte a los de Abascal en el principal exponente deportivo del municipio. Una responsabilidad que el mandatario asume como algo propio. «Queremos que haya muchos bolos en La Encina, cuantos más mejor, y que los aficionados no dejen de venir a la bolera». Un mal endémico de los bolos del que La Cavada no es ajeno. Los habituales no fallan, pero la pandemia ha retraído a algunos, lo que hace que la afluencia a los corros haya descendido.
Con los veinte metros como seña de identidad, Riotuerto tiene la asignatura pendiente de mejorar desde las distancias cortas, desde donde les cuesta más tirar que desde el fondo de la bolera. Los rivales saben que acudir a La Cavada es sinónimo de tiro largo y de raya alta, una táctica que a lo largo de los años ha funcionado y que, en 2023, debe ser el motor de un año en el que Riotuerto vuelva a ocupar los puestos altos. Eso, y llegar lejos en las Copas son el objetivo de una de las peñas históricas de los bolos.
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