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Este fin de semana Santander acoge el campeonato de España sub 15 de Bádminton en el que participan más de 120 jóvenes volantistas. «La competición contará con un total de cinco categorías y con la presencia y participación de 125 jugadores pertenecientes a clubes ... de todo el territorio nacional», reza una noticia colgada en la web de la Federación Española de Bádminton.
Más de un centenar de personas en un evento en plena segunda ola de covid. El campeonato nacional debe arrancar hoy mismo, al menos así está previsto, pero están «a la espera de una autorización de Salud Pública», explicaba ayer Mario Iglesias, director general de Deportes. «Se lo tendrían que dar mañana por la mañana -por hoy-», añadía, pero la Consejería de Sanidad de Cantabria aún tiene que valorar si permitirá que se celebre el campeonato o no, atendiendo a las nuevas circunstancias. Los datos no mienten y la situación de la pandemia en Cantabria evoluciona, pero a peor. Por eso, aunque Salud Pública revisará el asunto hoy mismo, cabe la posibilidad de que no vaya a autorizar ni este ni ningún evento grande más, sobre todo mientras la cosa no mejore. En otras palabras: tal vez no haya campeonato pese a que los jugadores estén ya en Santander.
Puede parecer que un evento de estas características choca frontalmente con las últimas decisiones del Ejecutivo regional. El Gobierno de Cantabria decretó el pasado jueves y restringió la movilidad entre municipios como fórmula para atajar esta segunda ola de covid y blindarse ante la llegada de visitantes. Pero la prueba cuenta con un paraguas legal para celebrarse, al menos a priori: es una competición de ámbito nacional. «Las resoluciones del Gobierno de Cantabria son de ámbito autonómico y así se marca en los textos; las de ámbito nacional son competencia del CSD», aclara Iglesias. Sin embargo, el decreto que firmó el presidente del Ejecutivo autonómico, Miguel Ángel Revillla el miércoles puede cambiar las cosas.
El Diario se puso en contacto ayer con la Federación Cántabra de Bádminton, que preside María Luisa Pérez de la Torre y Calvo, pero quien contestó al teléfono no quiso identificarse y declinó atender la llamada. La organización ya disponía de un certificado de Salud Pública para celebrar el evento, pero no es válido. Estaba expedido el 7 de octubre, cuando las circunstancias no eran las que se viven ahora y además, la sede de la competición no era Santander, sino Liencres. «Lo modificaron al Palacio de los Deportes, que es mucho más amplio, y tenían que notificar la nueva ubicación», añade Mario Iglesias. Todo en aras de buscar una instalación más grande para poder mantener los protocolos sanitarios. Y ahí es donde entra en escena el Ayuntamiento de Santander. El encargado de ceder la instalación. «Estamos a expensas de eso. Si viene el documento de Salud Pública permitiendo la actividad nosotros les cedemos el pabellón, siempre y cuando nos presenten la documentación», explicaba ayer Felipe Pérez Manso, concejal de deportes del Consistorio santanderino. Aunque eso sí, «sin público», aclaraba.
Al ser una instalación municipal el propio Ayuntamiento se encargaría de los asuntos logísticos y de higiene, así como de velar porque se respeten las normas sanitarias. «La higienización corre a cargo del Ayuntamiento, además, no podrán usar los vestuarios, las gradas deben estar vacías... Hay que revisar el protocolo que nos enviaron el lunes», comentaba Pérez Manso, que reconocía que el Ayuntamiento no tiene capacidad de decisión sobre la celebración o no del Campeonato. «Nosotros no somos autoridad para prohibirlo ni autorizarlo. Solo podemos ceder la instalación y echar una mano para que se cumplan todos los protocolos».
Una postura que comparte la Dirección General de Deportes del Gobierno de Cantabria. «Si les dan la autorización y el Consistorio les cede la instalación, nosotros no tenemos nada que decir», señalaba Iglesias.
El hecho de que más de cien personas de distintas partes de España se desplacen este fin de semana hasta Santander en plena segunda ola de covid puede generar dudas, pero bajo el marco legal que rige las competiciones nacionales «es la misma situación que con el Racing o el Sinfín», explica Mario Iglesias.
Y en este caso concreto el hecho de que sean menores -es sub 15- no influye al ser una competición de ámbito nacional. Tienen una licencia de movilidad. «El CSD da unos certificados para las federaciones nacionales. Son como salvoconductos para que puedan desplazarse por España», aclara Iglesias, que para ser más gráfico aún pone un ejemplo. «Es lo mismo que si a un jugador del Racing le para la Guardia Civil en León porque va a jugar contra la Cultural Leonesa. Pues tiene que tener también el certificado del secretario general de su federación nacional especificando que juegan una competición de carácter nacional».
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